Muchos particulares y empresas se plantean encontrar una respuesta a la amenaza del cambio climático y -a la vez – a la incertidumbre de los precios de la energía. id:43551
Sin duda alguna, en relación a la producción de energía, la más sencilla y viable a pequeña escala es la fotovoltaica. Esta tecnología permite hoy una altísima eficiencia en sistemas de autoconsumo para viviendas y pequeñas industrias y, de hecho, se ha convertido en la forma más barata de producción eléctrica y la más instalada en el mundo entre las plantas generadoras de nueva creación.
En esa concurrencia de preocupación, excelencia tecnológica y ahorro energético, se está desarrollando en España el mercado del autoconsumo que ofrece muchas ventajas:
- Un coste eléctrico fijo para siempre. Se ha acuñado el término PROSUMER (Contracción de Producer y Consumer) para definir al productor de la electricidad que él mismo consume.
El principal beneficio que obtiene el PROSUMER es que su instalación de autoconsumo fija para siempre los costes de una parte importante de la energía que consume. Para SOLARWATT ese “para siempre” significa que, a los 30 años de la instalación, nuestros módulos están garantizados, como mínimo el 87% de su potencia nominal inicial, pero seguirán produciendo con alto rendimiento muchos más años. Los costes de generación fotovoltaica de esos kWh durante toda la vida del sistema nadie se los va a subir.
- Independencia energética de España. El desarrollo de las instalaciones de autoconsumo a gran escala, reducirá significativamente la dependencia energética nacional de los combustibles fósiles.
Esto tiene un efecto positivo en la economía del estado y de los particulares al reducir el impacto de las importaciones de petróleo y gas en el conjunto de los precios.
- Desde una perspectiva estrictamente financiera, el “prosumer” es un inversor inteligente. Una instalación residencial de autoconsumo puede reportar al propietario una rentabilidad anual del orden de un 12% resultante de dividir los ahorros en la factura energética entre los costes de la instalación.
Actualmente, los costes de compra de la energía de la red son, aproximadamente, de 10 céntimos de €/kW/h para un cliente industrial y por encima de 20 céntimos de €/kW/h para el residencial.
Con una instalación de autoconsumo, los costes de producción están entre 0,3 y 0,5 céntimos de €/kW/h, dependiendo del tamaño de la instalación.
- Descentralización. La generación eléctrica descentralizada o distribuida, tiene grandes ventajas sobre la centralizada. La más destacada es que al estar la generación y el consumo en el mismo punto o muy cerca, desaparecen prácticamente las pérdidas por transporte, por lo que se evitan costes. La generación distribuida es mucho más eficiente que la centralizada, y es perfectamente gestionable.
- Contribución a la lucha contra el cambio climático. Cada kW/h generado a partir de combustibles fósiles comporta el vertido a la atmósfera de una determinada cantidad de gases de efecto invernadero que depende del combustible usado. El grado de calentamiento global es de tal gravedad hoy día, que cada módulo fotovoltaico que entra en funcionamiento en cualquier lugar del mundo y evita emisiones de CO2 es relevante y suma su grano de arena en una lucha preocupante y de resultado aún incierto. La tecnología fotovoltaica ha demostrado su eficiencia sin la más mínima duda. España es un país superdotado en radiación solar y los sistemas de autoconsumo son hoy muy asequibles. Más y más particulares y empresas van a sumar su grano de arena a esta causa global, y-lo que no es cosa menor – lo van a notar muy para bien en sus facturas eléctricas.
Un enfoque incorrecto: El tiempo de amortización.
Variables técnicas y económicas del autoconsumo.
El plazo de amortización de una instalación de autoconsumo, frecuentemente denominado “payback”, se ha convertido en una variable de decisión, cuando es algo en realidad poco relevante.
El “payback” se ha colado en el discurso comercial y se ha convertido en “la variable” de comparación de ofertas y por ello, en “la variable” de decisión. No puede haber un error mayor, y esto podría desencadenar una picaresca de la que el sector debe protegerse si quiere crecer sobre bases de fiabilidad y reputación comercial.
El tiempo de amortización de un sistema de autoconsumo fotovoltaico es una ecuación con tres variables:
- Los equipos, sus costes, su capacidad, calidad y prestaciones.
- La producción de esos equipos: A mayor calidad del sistema, menos pérdidas (por calor, por ejemplo) y –por ello – más generación de energía a lo largo de los años.
- El precio de la electricidad. Variable ajena a los anteriores factores y dependiente –a su vez–de otras muchas. Difícil, por no decir imposible, pronosticar. Hay que desconfiar de cualquier argumentación de amortización que maneje pronósticos sobre los precios futuros de la electricidad. Serán pura invención.
Lo barato, sale caro
Aparte de un pequeño porcentaje de pérdidas iniciales, todos los módulos fotovoltaicos, sufren pérdidas de potencia con el paso del tiempo. Estas pérdidas son distintas para cada fabricante. Los cálculos más rigurosos demuestran que un módulo de doble vidrio, algo más caro que el de polímero, es más rentable porque produce más energía al tener menos pérdidas por calor y tiene la mitad de degradación. SOLARWATT garantiza que sus módulos de doble vidrio rendirán al menos el 87% de su potencia nominal inicial transcurridos 30 años desde su instalación.
En resumen, la tecnología fotovoltaica ha demostrado su eficiencia sin la más mínima duda. España es un país privilegiado en radiación solar y los sistemas de autoconsumo son hoy económicamente muy asequibles y, además, se pueden financiar. Más y más particulares y empresas van a sumar su grano de arena a esta causa global, y-lo que no es cosa menor – lo van a notar muy para bien en sus facturas eléctricas.