25 de Abril “Cravos nas janelas”

Aunque sea un día triste con muchos portugueses aún confinados en sus casas, la celebración de este día merece que se vuelva a cantar Grandola Vilamorena (Zeca Afonso). Este himno ya conocido por todos se entonará esta tarde a las 15 horas en todos los balcones de Portugal.

Este pequeño país que tan poco conocemos nos está dando algunas lecciones en aspectos tan simples como la unidad, solidaridad y el buen hacer de las cosas. Desde luego han cometido errores como todos los gobiernos durante este estado de alarma.

Seguramente cometidos por lo desconocido del problema Covid-19. Nadie tenía mucha idea al principio a lo que nos enfrentábamos. Aunque la Directora de Salud Pública Portuguesa se equivocara en el mes de febrero diciendo lo mismo que nos decían Fernando Simón y su séquito (que la enfermedad no estaba ni se le esperaba), el gobierno portugués supo rectificar a tiempo y confinó y cerró las fronteras terrestres y aéreas de inmediato.

Les duró poco la duda y se pusieron manos a la obra para tomar decisiones que no afectaran a demasiada gente y tampoco a la economía.

Hoy 25 de abril no se podrá salir a la calles pero en las mentes de todos estará la madrugada de aquel día de hace 46 años, en el que con claveles rojos algunos militares del Movimento das Forças Armadas (MFA) dijeron basta y provocaron la caída del Gobierno (Estado Novo) que no convocaba elecciones democráticas desde 1925.

Aunque en aquella madrugada y día 25 de abril se sucedieron muchos movimientos políticos y militares, lo que más trascendió fue la acción de una joven que al salir a la calle y encontrarse con los tanques dispersos por todas partes fue saludada por un soldado que le pidió un cigarro.

Ella no llevaba tabaco, pero sí tenía un manojo de claveles rojos y ni corta ni perezosa le ofreció uno, que el soldado puso en la boca de su fusil. Todos los militares tomaron la decisión de hacer lo mismo como señal hacia la población de que no querían derramar sangre, solo pedían Libertad.

Portugal es un país pequeño, poco más de 10 millones de habitantes, con una industria volcada hacia el exterior y sobre todo en sector servicios. Siempre con gran esfuerzo a lo largo de los años y con sendos rescates europeos ha conseguido sentirse un país orgulloso de su trabajo, lo que les ha permitido ser conocidos en el mundo.

Portugal tiene muchos problemas que se van arreglando a través de la política y de grandes empresas solidarias. Pero sobre todo el que no tiene es el que España lleva arrastrando desde hace décadas: la desunión.

Ese rincón de Europa es Uno, Grande y Libre. Es decir, no hay problemas de separatistas. No tienen miedo a que el norte sea más rico que el sur, no matan por territorios (ya lo hicieron en África y eso se acabó), no ponen en aprietos los presupuestos del Estado por ver quién roba más hacia una comunidad u otra.

Desde hace algún tiempo ha sido elegido por muchos extranjeros como lugar de descanso o incluso para su segunda residencia, después de los incentivos fiscales promovidos por el gobierno de Antonio Costa.

Su hospitalidad, sencillez y amistad pone de manifiesto el calor humano de sus gentes, personas muy tranquilas con una gran capacidad de empatía. Tiene muchas razones para que el turismo lo elija. Maravillosas playas, cultura, historia, gastronomía e infraestructura hotelera a la última.

Siempre he dicho que la Península Ibérica no se tenía que haber separado jamás. Portugal y España sin fronteras nos entendemos, nos necesitamos, somos como primos hermanos. Una potencia al sur de Europa.

Quiero terminar con una estrofa de su Himno Nacional:

Saudai o Sol que desponta
Sobre um ridente porvir;
Seja o eco de uma afronta
O sinal de ressurgir.

Traducción:

Saludad al sol que despunta
Sobre un risueño porvenir;
Sea el eco de una afrenta
La señal del resurgir.

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Felicidades Portugal