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6 de cada 10 empresas españolas afectadas por la crisis cree que su situación mejorará en los próximos 12 meses
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6 de cada 10 empresas españolas afectadas por la crisis cree que su situación mejorará en los próximos 12 meses

martes 22 de junio de 2021, 09:46h
La nueva edición del Informe Europeo de Pagos de Intrum sitúa a España como uno de los países europeos más optimistas en cuanto al tiempo que tardará en recuperarse el sector empresarial. id:73165
Un año es el tiempo máximo que calculan las compañías españolas para la recuperación empresarial en nuestro país. Concretamente, casi 6 de cada 10 entidades afectadas por la crisis sanitaria (55%) realiza esta estimación, según establece la nueva edición del Informe Europeo de Pagos de Intrum, presentada a nivel internacional. El estudio analiza la salud financiera y las previsiones económicas de las empresas de 29 países de toda Europa.

En concreto, tal y como muestra el análisis realizado por la compañía líder en servicios de gestión de crédito, el 38% de las empresas españolas cree que la pandemia dejará de tener un impacto negativo en su negocio durante la primera mitad de 2022, y el 17% restante calcula que esta situación se revertirá incluso antes, en lo que queda de 2021. El resto considera que las consecuencias de la crisis seguirán lastrando sus finanzas más allá de los próximos 12 meses.

“Después más de un año de pandemia, el tejido empresarial español se ve en disposición de hacer balance sobre el impacto que la crisis sanitaria ha tenido en su negocio y, aunque todavía hay bastante incertidumbre de cara al futuro, las vacunas y la progresiva reactivación de la actividad están llevando a las empresas a empezar a tener una perspectiva más optimista. De hecho, casi 6 de cada 10 compañías encuestadas en España están seguras de que la situación mejorará en los próximos doce meses”, afirma José Luis Bellosta, CEO de Intrum en España.

Según el análisis realizado por Intrum, de los 29 países encuestados, las empresas españolas se sitúan entre las diez primeras de Europa que esperan que la COVID-19 deje tener consecuencias financieras en su negocio en el máximo de un año (el 55%), tan solo superadas por las de Grecia (58%), Irlanda (58%), Noruega (57%), Suiza (57%), Suecia (56%) y Reino Unido (56%).

Este optimismo tiene su origen en la sensación de haber salido adelante ante una situación sin precedentes, a la que, tal y como subraya casi la mitad (46%) de las organizaciones españolas consultadas, han tenido mucha suerte de superar.

La visión hacia la recuperación también está presente en los análisis realizados por otras fuentes oficiales, como la última Encuesta del Banco de España sobre la Actividad Empresarial (EBAE), que mostraba en marzo cómo las empresas españolas anticipaban una mejora a corto plazo. Y es que, por primera vez desde finales de 2020, las compañías con perspectivas de crecimiento en su facturación (32,6%) superaban a las que preveían un deterioro adicional (23,2%).

“No obstante, no podemos relajarnos. Todavía nos encontramos en un contexto de incertidumbre, donde el fin de las moratorias o de las ayudas estatales podría afectar a la salud financiera de las empresas que se han estado beneficiando de estas ayudas”, añade el CEO de Intrum en España.

Solo 2 de cada 10 empresas españolas afirman no haber sufrido el impacto negativo de la crisis

El sector empresarial mantuvo una tendencia expansiva de su actividad entre 2014 y 2019, experimentando una evolución positiva en cuanto a rentabilidad y liquidez, y un progresivo descenso de los niveles de endeudamiento agregado. Sin embargo, marzo de 2020 trajo una contracción sin precedentes que deterioró la posición financiera de un elevado porcentaje de organizaciones. Una situación adversa que, como se ha podido comprobar, no ha afectado a todas las entidades por igual. Un reflejo de ello son los resultados obtenidos por Intrum.

Tal y como muestra el estudio, solo dos de cada diez empresas españolas afirman no haber visto alterado su margen de beneficios en todo este tiempo. En concreto, el 14% afirma no haber sufrido variaciones en este sentido y el 5% confiesa, incluso, haber experimentado un incremento.

Junto a estas organizaciones, están aquellas que, aunque sufrieron un descenso en sus beneficios, han vuelto a la normalidad (8%) gracias a la progresiva reactivación de la actividad y de la demanda, recuperando las cifras previas a la pandemia.

Finalmente, y en contraste con las anteriores, estaría el grupo más amplio y afectado por la crisis sanitaria: el del 73% de las organizaciones españolas que cree que sus beneficios seguirán por debajo. Este porcentaje incluiría a las empresas que experimentaron una disminución de sus cifras de negocio, y que todavía no se han recuperado (48%), o aquellas que, aunque ahora reconocen que sus beneficios permanecen estables, prevén una disminución a corto plazo (25%).

El riesgo de impagos, una de las principales preocupaciones de las empresas españolas

Según el análisis realizado por Intrum, dos de cada tres (63%) entidades reconocen estar más preocupadas que nunca por la capacidad de pago de aquellos clientes con los que tienen cuentas pendientes. De hecho, una de las principales prioridades de las empresas españolas es tratar de asegurar los pagos de los clientes de forma más rápida, especialmente en el caso de las pymes (21%).

Este temor de no poder liquidar las deudas pendientes con sus clientes ha llevado al sector empresarial a ser mucho más estricto a la hora de aceptar plazos de pago más largos. Tal es así que el porcentaje de entidades que afirma no negociar las condiciones de pago se ha incrementado del 9% al 28% en tan solo unos meses. Algo que supone un aumento de casi 20 puntos porcentuales.

Es más, si en la edición del estudio de finales del año pasado el 80% de las organizaciones españolas reconocía haber aceptado plazos de pago más largos de los que les gustaría para no dañar la relación con sus clientes, esta cifra ahora es del 46%, es decir, 34 puntos menos.

Habrá que ver cómo se desarrollan los próximos meses, ya que la combinación del endurecimiento de requisitos y el incremento de la posibilidad de impagos podría generar un efecto dominó en el resto del sector empresarial.

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