España figura entre los principales países de la UE afectados por el comercio de falsificaciones peligrosas. id:82008
Los productos falsificados, por su propia naturaleza, presentan una gran variedad de efectos negativos. El nuevo informe publicado hoy por la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) demuestra que las falsificaciones no solo causan daños económicos y pérdidas de empleo, sino que también plantean graves riesgos para los consumidores. Entre ellos cabe citar los riesgos para la salud (por ejemplo, a través de productos farmacéuticos o alimentos falsificados), los riesgos para la seguridad (baterías o piezas de repuesto de automóviles falsas) y los riesgos medioambientales (productos químicos o plaguicidas falsificados).
En el nuevo informe conjunto, «Falsificaciones peligrosas. El comercio de productos falsificados que entrañan riesgos para la salud, la seguridad y el medio ambiente», se analizan los datos de incautaciones aduaneras y otros datos policiales para examinar cómo estas falsificaciones peligrosas pueden acabar en manos de los consumidores.
Los proveedores legítimos deben cumplir normas estrictas para garantizar que sus productos no causan ningún daño o perjuicio a los consumidores. Los falsificadores no cumplen esta normativa y, por tanto, los productos falsificados pueden suponer graves riesgos para la salud, la seguridad y el medio ambiente. Los productos falsificados en los que con mayor frecuencia se notifican dichos riesgos son productos de perfumería, cosméticos, ropa, juguetes, piezas de repuesto para automóviles y productos farmacéuticos.
El papel del comercio electrónico
En el caso de los productos peligrosos destinados a la UE, las ventas en línea representaron el 60 % de las incautaciones mundiales. De éstas, los cosméticos fueron los productos incautados con mayor frecuencia (46 %), seguidos de prendas de ropa (18 %), juguetes y juegos (17 %) y piezas de repuesto para automóviles (8 %).
La mayoría de estas falsificaciones peligrosas procedían de China (55 % de las incautaciones aduaneras mundiales) y de Hong Kong (19 %), que representan aproximadamente casi tres cuartas partes de las incautaciones. El 9 % de los productos peligrosos procedían de Turquía.
Alemania (con el 47 % de las incautaciones aduaneras mundiales de los productos falsificados más peligrosos destinados a la UE) era, con diferencia, el principal destino en la UE de estos productos falsificados durante el período comprendido entre 2017 y 2019. Le seguían Bélgica, Dinamarca, Italia, España y Austria.
En términos de distribución, los paquetes postales, debido a la creciente popularidad de las compras online, son el método de envío preferido por los falsificadores. Estos paquetes pequeños complican los procesos de control y detección que llevan a cabo las autoridades aduaneras. En total, el 60 % de las mercancías peligrosas incautadas se enviaron mediante servicios postales, mientras que el transporte marítimo fue el modo de transporte dominante en términos de valor incautado.
Impacto de la pandemia
La pandemia de COVID-19 ha afectado al comercio de productos falsificados peligrosos y ha agravado las tendencias existentes. Los delincuentes se están aprovechando de la crisis mundial y las autoridades han notificado un fuerte incremento de las incautaciones de medicamentos, kits de prueba y equipos de protección individual falsificados, así como de otros productos médicos. Tal es el caso también de otros sectores de alto riesgo, como el de las bebidas alcohólicas, en el que la ruptura de las cadenas de suministro y los cambios en la demanda han abierto nuevas oportunidades para los delincuentes.
Christian Archambeau, director ejecutivo de la EUIPO, señaló que:
«El comercio ilícito de productos falsificados y pirateados plantea un desafío de primer nivel para la economía mundial. Alimenta la delincuencia organizada, socava la buena gobernanza pública y amenaza nuestro plan de recuperación NextGenerationEU tras la pandemia. Además, como pone de relieve este nuevo informe en colaboración con la OCDE, las falsificaciones peligrosas generan riesgos importantes para la salud, la seguridad y el medio ambiente. Confiamos en que estos datos ayuden a entender mejor el riesgo que suponen las falsificaciones para nuestra sociedad, faciliten el desarrollo de políticas innovadoras para hacer frente a este problema y promuevan el comercio justo en la recuperación pos-COVID».
Tipos de riesgos
Los productos falsificados y de baja calidad pueden poner en peligro la salud de los consumidores y, en algunos casos, incluso su vida. Las falsificaciones implican riesgos concretos en los productos que ingieren los consumidores (alimentos, bebidas, medicamentos) o que se aplican directamente sobre la piel (cosméticos, perfumes).
En el caso de los juguetes falsificados, las piezas pequeñas, los componentes magnéticos y, en especial, las pilas, pueden ser ingeridas por los niños y causarles serios daños intestinales.
Entre los riesgos más frecuentes de las falsificaciones peligrosas cabe citar desde lesiones físicas o por exposición a agentes biológicos o químicos hasta atragantamiento, asfixia, quemaduras, descargas eléctricas, incendios o lesiones auditivas, por mencionar solo algunos.
Además, muchos de estos productos peligrosos comportan varios riesgos al mismo tiempo. Por ejemplo, un plaguicida falsificado puede ser nocivo para el medio ambiente y para la salud de las personas, mientras que una batería de coche falsificada puede ocasionar perjuicios graves para la salud, la seguridad y el medio ambiente.