Inflación y geopolítica influyen directamente en las decisiones de los bancos centrales. Rusia es el tercer productor de petróleo y suministra cerca del 40% del de gas natural de la UE. id:83934
La Fed ha acelerado el endurecimiento de su política monetaria, ya que el banco central de EE.UU. intenta hacer frente a una elevada inflación alimentada por la demanda posterior a la Covid y la guerra en Ucrania. La primera subida de la Fed tuvo lugar en marzo, con un aumento de 25 puntos básicos, ya que el comité "espera que la inflación vuelva a su objetivo del 2% y que el mercado laboral se mantenga estable". Las expectativas del mercado se han movido y pronostican nuevas subidas e, incluso, algunos expertos apuntan hasta nueve subidas durante este año.
La guerra en Ucrania explica en parte la firmeza de la FED, ya que el impacto económico más directo del conflicto está en los precios de los alimentos y la energía. Rusia y Ucrania exportan conjuntamente entre el 20 y el 50% de los productos básicos del mundo. La Federación Rusa es el tercer productor de petróleo y suministra cerca del 40% de las importaciones de gas natural de la UE, de las que dependen especialmente Italia y Alemania. El petróleo Brent supera la barrera de los 100 dólares por barril y los precios del gas natural europeo han aumentado más del 60%. Como consecuencia, la inflación se está disparando, con los índices del IPC y el IPP alcanzando niveles históricos. El IPC publicado en febrero fue del 7,9% y el IPP del 13,8%, ambos en máximos de 40 años.
En este contexto, la volatilidad de los mercados de renta variable se recuperó con una corrección inicial de aproximadamente el 15% antes de tocar fondo durante la primera semana de marzo y repuntar hasta el -5,36% en términos interanuales para el MSCI ACWI en USD. Japón y EE.UU. fueron los que mejor se comportaron, mientras que Europa y China obtuvieron resultados inferiores. Por un lado, Europa sufrió por su exposición a la región de la guerra y su dependencia de Rusia y Ucrania para la energía y los alimentos. Por otro lado, China se vio penalizada por sus estrechos vínculos con Vladimir Putin.
Con todo, el diferencial entre el sector con mejor rentabilidad en lo que va de año (energía, +24% en USD) y el peor (consumo discrecional, -11%) es inusualmente alto, ya que los inversores se ajustan a un posible crecimiento más lento unido a una mayor inflación. Más relacionado con el sector alimentario, los productos básicos de consumo resistieron bien gracias a su aspecto defensivo y a pesar del reto que supone el aumento de los precios de las materias primas. Por el contrario, los productos alimentarios y la automatización de la cadena de suministro tuvieron un rendimiento inferior, ya que se vieron afectados por la fuerte rotación hacia el crecimiento y la calidad, en favor de los segmentos de valor y los indicadores de tipos.
De cara al futuro, el proceso de normalización de la Reserva Federal está aún por aclarar, ya que el banco central se encuentra atrapado entre la opción de aumentar dicho proceso en un intento de luchar contra la inflación o de reducir el ritmo para apoyar la economía. El desarrollo de la guerra ruso-ucraniana será un claro detonante para moverse en una u otra dirección. En estos momentos, es muy difícil prever cómo y cuándo terminará el conflicto, por lo que trabajamos con diferentes escenarios para tener en cuenta los posibles riesgos. En general, el nivel de incertidumbre ha aumentado mucho durante el trimestre y hemos dado un sesgo más defensivo a la estrategia para reflejar este entorno más desafiante.