La falta de visibilidad sobre la calidad crediticia en un entorno marcado por las ayudas públicas y la concesión de préstamos es una de las principales preocupaciones a corto plazo para los inversores. Sin embargo, el pronunciamiento de las curvas de tipos en todo el mundo puede significar que los bancos finalmente cobren por lo que mejor saben hacer. id:69208
La fuerte subida de los rendimientos de los bonos soberanos de EE.UU. en 2021 puede ser una mala noticia para los mercados de renta variable y bonos, pero la tendencia a la reflación es una buena noticia para los fundamentales de los bancos. Dada su alta correlación con los tipos de interés, las acciones de bancos estadounidenses ya han recuperado gran parte del terreno perdido durante la pandemia. La respuesta en Europa ha sido más moderada debido al entorno de tipos todavía negativos y a la prohibición al reparto de dividendos para la mayoría de bancos. Esto se hace evidente en la persistente brecha de valoración entre los bancos de la eurozona y sus homólogos estadounidenses. Pero la tendencia es similar.
De hecho, las perspectivas para el sector bancario son favorables incluso en Europa, donde se espera que la economía de la eurozona crezca un 5% este año en términos reales. Aunque esta cifra está por debajo del repunte de más del 6% que algunos pronostican para Estados Unidos, también existe un riesgo considerablemente menor de sobrecalentamiento en la zona euro. Los tipos de interés reales de la eurozona, medidos por los bonos ligados a la inflación, también se sitúan por debajo de los estadounidenses, lo que hace más probable que los políticos europeos apliquen medidas monetarias y fiscales más expansivas, en vez de restrictivas, incluso cuando la inflación repunte.
Sobre la base de los precios, las expectativas de inflación de la eurozona, entre el 1% y el 1,4%, están por debajo del objetivo del BCE y son significativamente inferiores a las de Estados Unidos, donde las expectativas de inflación basadas en los precios del mercado ya se han recuperado firmemente por encima del 2%. En comparación con estas expectativas, la inflación subyacente en ambas regiones se situó en sólo el 1,4% a finales de 2020. Así pues, mientras que los mercados financieros pueden estar preocupados por una eventual reacción de la política monetaria en EE.UU., tal escenario está todavía bastante lejos, y aún más en la eurozona.
Mientras tanto, el entorno de bajos rendimientos de los bonos soberanos puede no ser tan favorable para la banca de la eurozonacomo en EE.UU., pero las perspectivas de reflación apoyan la tendencia a la estabilización de los ingresos de los bancos europeos y reducen el riesgo de “japonización”.
Una curva más pronunciada refuerza los ingresos previos a provisiones, que sirven de importante colchón frente a las pérdidas crediticias. Se espera que éstas sigan siendo elevadas en 2021 y cualquier subida sustancial de los tipos agravaría la situación de los prestatarios que no pueden repercutir los precios más altos a sus clientes. Así pues, existe un límite para los tipos en las economías altamente endeudadas, pues el aumento de los tipos podría afectar rápida y negativamente al sentimiento positivo.
Sin embargo, una fuerte recuperación del crecimiento real apoyará la calidad del crédito a los clientes y, potencialmente, la demanda de préstamos. Al haber acumulado colchones adicionales en 2020, los bancos tienen una amplia capacidad para satisfacer dicha demanda. En este contexto, cabe señalar que la mayoría de los bancos aún no han registrado la financiación de la última ronda de TLTRO (1,8 billones de euros) porque la tasa de refinanciación de -100 puntos básicos está sujeta a que los bancos alcancen sus objetivos de préstamo en 2021.
A esto hay que añadir la reestructuración en curso que vive el sector y las fusiones y adquisiciones destinadas a reducir los costes. En conjunto, estos efectos podrían llevar a un escenario más optimista para los bancos europeos en 2021.