Es habitual hacer un viaje al extranjero de vez en cuando, bien sea de vacaciones o solo un fin de semana. Hasta por motivos de trabajo. id:47987
Por lo tanto, para aquellos que no lo han hecho antes,
llevar dinero al país de destino puede llegar a ser algo confuso. Según explica el comparador financiero y de
créditos rápidos con Asnef WannaCash.es, existen 3 opciones en estos casos:
1) Llevar el dinero en efectivo. Esta suele ser la opción más obvia, y la más conveniente en caso de viajar por los países de la Unión Europea. Se admite legalmente llevar hasta 10.000 euros, por lo que no será un problema. Pero hay algunos aspectos a tener en cuenta:
- En caso de querer ir fuera de la UE, la cosa cambia drásticamente. Habrá que hacer el cambio a la moneda local en las casas de cambio. Te recomendamos no no usar la de los aeropuertos, ya que suelen ser sensiblemente más costosas que las de afuera. Ten en cuenta que un cambio unos pocos céntimos más caro, al multiplicar se notará bastante.
- No hay que cambiar el efectivo con personas que se ofrezcan, puede ser estafa. Por muy tentadores que sean los precios que ofrecen al cambio, siempre lo seguro será asistir a una institución o empresa oficial.
- La seguridad. Siempre hay que tener la precaución de no dejar el efectivo en el hotel, a menos que sea en una caja fuerte. Si existe la posibilidad, es mejor resguardar los billetes repartidos en varios sitios en caso de robo.
2) Las tarjetas de débito. Esta opción es mucho más conveniente en cuanto a portabilidad. La desventaja es que suele haber comisiones por el uso que se les dé en territorio extranjero, tanto de un país como del otro. Puede que en un principio no parezcan significativas por separado, pero sí son notorias al sumarlas. Funcionan también para sacar dinero en efectivo, por lo que pueden ser más versátiles para cualquier situación.
3) Las tarjetas de crédito. Esta será la alternativa por excelencia. Se pueden usar en cualquier parte del mundo para hacer pagos. El pero es que hay que tener en cuenta dos cosas:
- La seguridad. El robo de los datos de las tarjetas de crédito a nivel internacional es un hecho. Verifica que los puntos comerciales de los locales no tengan algún aparato extraño debajo. No se trata de paranoia, sino de precaución. En cualquier caso, sigue existiendo la posibilidad de llamar al banco para solventar el problema si llega a haber un robo de tus datos.
- El despilfarro. Una tarjeta de crédito es adictiva, eso lo sabe cualquiera que haya tenido una en sus manos. Es preferible andar con un presupuesto rígido siempre encima, y seguirlo estrictamente.