Un uso correcto de la VR por parte de las empresas permite ofrecer a los consumidores una experiencia única que ayudará a fortalecer su lealtad. id:51744
Llevamos años oyendo hablar de
Realidad Virtual (VR, por sus siglas en inglés) y, aunque parezca un concepto reciente, según la organización británica Virtual Reality Society (VRS)
los inicios de la VR se remontan al siglo XIX, cuando comenzaron a realizarse pinturas panorámicas que introducían al espectador en la obra con solo verla.
Qué es, para qué sirve o cuáles son sus usos son algunas de las preguntas más frecuentes que surgen al hablar de ella. Se trata de un mundo que se encuentra en constante crecimiento y expansión, tanto que se estima que 1 de cada 3 consumidores será usuario de VR en 2020, según el octavo estudio de Ericsson ConsumerLab. Sin embargo, no solo los consumidores optarán por la Realidad Virtual: el 78% de las marcas esperan utilizar la VR para sus servicios de cliente en 2020, mientras que el 34% ya están implementando esta tecnología, según un informe del gigante tecnológico Oracle.
Todas estas cifras no resultan extrañas. Y es que existen diferentes aplicaciones de Realidad Virtual que permiten a las empresas potenciar la experiencia del cliente en multitud de campos y de distintas formas, siempre que se haga correctamente. En esta línea, Eduardo Esparza, VP General Manager de cxLoyalty, compañía multinacional líder en soluciones de fidelización y customer engagement, afirma que “es fundamental conocer todas las posibilidades que la Realidad Virtual nos ofrece para optar por aquella que mejor encaja con nuestros clientes, con el fin de mejorar nuestra relación con ellos y fidelizarlos. La aplicación de esta tecnología tiene que aportar un valor diferencial. Solo de esta manera conseguiremos sacarle partido”.
Por ello, hay que tener en cuenta el punto en el que se encuentra la relación con el consumidor. Si el objetivo es captar un cliente nuevo, lo ideal es ofrecer, con apoyo de la VR, un punto de vista diferente del producto o servicio en cuestión. Bien porque muestre la practicidad de lo que se ofrece, porque sea una experiencia divertida, porque sea una representación más gráfica que ayude a mostrar la estética y los detalles del producto de una forma más visual, o porque permita explicar con mayor facilidad conceptos complicados.
Sin embargo, si ya se ha logrado captar al cliente, el objetivo, en este caso, es vender. Vender con el apoyo de soluciones de Realidad Virtual. En este punto lo más importante es hacerlo con la mayor fluidez y accesibilidad posible, para que un mayor número de personas puedan adquirir lo que deseen, eliminando las barreras existentes.
Por último, si lo que se quiere es lograr fidelizar al cliente, la VR puede ser un gran apoyo de nuevo. Es el momento perfecto para experimentar, para innovar y para demostrar al consumidor que no ha cometido un error al darnos su confianza. Por ello, es fundamental escuchar al cliente y crear experiencias que le permitan interactuar con la marca.
Teniendo en cuenta estos tres campos, no cabe duda de que la Realidad Virtual puede ser una gran aliada para las compañías. En definitiva, un uso correcto de la VR por parte de las empresas permite ofrecer a los clientes una experiencia única que ayudará a fortalecer la lealtad de los consumidores, algo muy complejo de conseguir en un mercado como el actual.