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Cómo salir de la lista de morosos sin pagar
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Cómo salir de la lista de morosos sin pagar

viernes 25 de noviembre de 2022, 08:31h

"Las quiebras personales aumentan porque los estadounidenses han perdido el sentido de la vergüenza". Con esta afirmación se dirigió Alan Greenspan, entonces presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, al Congreso en 1999, cuando se iniciaron los trabajos de revisión del Código de Quiebras de Estados Unidos. ID: 85664

Con una precisión desarmante, esta declaración de un alto dirigente político estadounidense condensa siglos de discurso penalizador y moralista en torno a la quiebra y los quebrados.

Se ha escrito y dicho mucho sobre la quiebra: sus causas, sus consecuencias, sus ventajas, sus inconvenientes. Este texto pretende ofrecer un análisis centrado no tanto en la quiebra en sí misma, sino en la dialéctica que se puede encontrar en ella entre el derecho y el estigma. Una dialéctica que, en contra de la virtuosa interpretación de que el derecho es un instrumento privilegiado en la lucha contra la estigmatización y la discriminación, se concreta en un uso vicioso de la etiqueta peyorativa de quebrado para promover la propia conformación de los comportamientos individuales con el derecho, especialmente con el derecho de los contratos.

Partiendo de un análisis sucinto de la relación entre el derecho y el estigma, se mostrará cómo el derecho concursal ha sido, desde el principio hasta el momento actual, en varios países, un terreno fértil para la promoción de una cultura estigmatizadora en torno a los individuos que, por incapacidad de pagar sus deudas, encuentran en salir de la lista de morosos una solución de último recurso.

El enfoque del derecho sobre el estigma: prevención y promoción

El estigma es un proceso por el cual la reacción de los demás (los no estigmatizados, los "normales") ante un determinado rasgo físico, de carácter o cultural de una persona le impide construir una identidad social normal. El estigma es una etiqueta peyorativa que se asocia a una persona o a un grupo y que le hace sentirse avergonzado. La vergüenza es el estado interior de la persona estigmatizada.

Como estereotipo negativo, el estigma puede transmutarse en discriminación, es decir, en un comportamiento injusto hacia un individuo o un grupo que se deriva precisamente de ese estereotipo negativo. El estigma presupone, pues, la existencia de una norma y de una desviación de la norma, acompañada del reconocimiento por parte de los sujetos (estigmatizados y no estigmatizados) de esta no conformidad con la norma establecida. La producción del estigma y su reconocimiento están asociados al poder: es necesario tener poder para poder estigmatizar. El estigma sólo se produce cuando hay diferencias de poder entre los estigmatizados y los no estigmatizados, en detrimento de los estigmatizados.

La Ley de Segunda Oportunidad interfiere en la extensión del estigma en la sociedad. La ley actúa para prevenir el estigma o reparar el daño que causa. Por otro lado, la ley apoya la lucha del individuo estigmatizado proporcionándole medios específicos para luchar contra la discriminación de la que es objeto.

La ley conlleva una importante función normalizadora de la sociedad y de las acciones que los individuos deben realizar en ella. Esta normalización de los comportamientos sociales tiene su origen en una escala de valores comúnmente aceptada y reconocida por la sociedad y sus miembros, en la que, en el mundo occidental, destacan los valores de la dignidad humana, la igualdad y la no discriminación.

Por último, los bancos deberían conocer bien las particularidades de los procedimientos judiciales relacionados con la resolución de la morosidad para las diferentes clases de activos y también en las diferentes jurisdicciones en las que operan y en las que hay niveles elevados de morosidad.

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