En ese escenario es donde se mueve la
consultoría alimentaria. Los profesionales de esta disciplina están al tanto de las numerosas disposiciones legales, que son complejas y muy cambiantes.
A su vez, los ordenamientos jurídicos implican una serie de gestiones burocráticas que pueden resultar de difícil entendimiento. Para muchas empresas, especialmente para todas aquellas que no son grandes compañías, externalizar estos servicios es la fórmula más cómoda.
De este modo, las consultorías alimentarias ofrecen servicio de asesoramiento técnico en relación con la legislación vigente que afecta a los productos comercializados, a la actividad del establecimiento alimenticio o a la propia elaboración de esos alimentos, sin olvidar las cuestiones relacionadas con la exportación de esos productos.
¿Por qué deben las empresas contratar los servicios de una consultoría alimentario?
Un consultor alimentario es experto en temas de inocuidad en los alimentos y los procesos que estos experimentan. Su labor en las empresas es elaborar planes de autocontrol para que ningún alimento producido daño la salud del consumidor.
Además de esto analiza la situación de la empresa para hallar mejores mecanismos de control y gestión en los procesos de producción y forma a los empleados en caso de alguna alerta alimentaria.
Por lo general, las consultorías alimentarias se dividen en departamentos o áreas: la seguridad alimentaria, normas de calidad, investigación, desarrollo e innovación y la formación. En todos estos departamentos siempre prima un objetivo, el de seguridad e inocuidad, pero viene acompañado de sostenibilidad, para dar cumplimiento a los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
¿Qué tareas ejecuta o planifica el departamento de seguridad alimentaria?
La seguridad alimentaria es el área que más se asocia a la consultoría en estas empresas. Aquí las tareas más relevantes son hacer cumplir los marcos legislativos vigentes en las empresas del sector alimentario, prestando especial interés en la inocuidad de los productos alimenticios y en la correcta información pública y publicidad a los consumidores.
En este marco de actuación es de obligado cumplimiento implantar programas y medidas preventivas que garanticen que los alimentos son completamente inocuos y no van a generar ningún tipo de perjuicio a los consumidores.
Para ello se elaboran planes que aseguran que los procesos son completamente higiénicos, fijando mucho la atención en los puntos críticos, los más vulnerables ante un posible caso de contaminación. Algunos de estos documentos son obligatorios para todos los establecimientos donde se sirven alimentos, mientras que otros los redactan solo aquellos espacios con un nivel de aforo suficiente.
Estos documentos componen el Sistema de Autocontrol, que es específico para cada empresa en función de sus necesidades propias. En el área de seguridad alimentaria no hay que olvidar todo lo referente a etiquetado de productos, para informar claramente al consumidor la trazabilidad, el origen de los productos, los ingredientes utilizados y el contenido nutricional.
Normas de calidad en la consultoría alimentaria
Esta rama es otra de las más relevantes. Los profesionales especializados en normas de calidad tienen como cometido diseñar, implantar, actualizar y mejorar las normas de inocuidad y de calidad. ISO 9001 o ISO 22000 son dos ejemplos de calidad, mientras que de inocuidad podemos hablar de IC, BRC o FSSC 22000.
Cuando una empresa certifica estas normas es garantía de que sus productos son perfectamente confiables y que existe un interés por parte de las mismas en aumentar el nivel de seguridad de los alimentos. Para la apertura a nuevos mercados y el reconocimiento internacional es prácticamente obligado estar certificado por estas normas de calidad.
El mecanismo de control en estas tareas son las auditorías internas, que son sistemas de control e inspección que buscan corregir y mejorar los procesos que se llevan a cabo en las industrias alimentarias.
Investigación, desarrollo e innovación
La última gran rama de la asesoría es la inclusión de servicios de investigación, desarrollo e innovación. La idea es buscar procesos cada vez más óptimos para desarrollar nuevos productos a un menor coste y que ofrezcan más garantías de inocuidad y de salud a los consumidores.
Junto con estos temas, muchos consultores alimentarios actúa también como formadores, y no solo para aquellas personas que quieran introducirse en este ámbito, sino para las empresas, señalando en los equipos de trabajo cómo han de ejecutarse las tareas, qué protocolos hay que seguir o cómo prepararse ante auditorías internas y externas por parte de la administración pública.