La aseguradora alerta sobre los efectos que los actuales niveles de precios podrían tener sobre la estabilidad de las economías del Golfo Pérsico. id:56940
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Crédito y Caución prevé un incremento gradual de los precios del petróleo y alerta sobre los efectos que los actuales niveles de precios podrían tener sobre la estabilidad de las economías del Golfo Pérsico. Aunque Arabia Saudi y Rusia tienen todavía margen para prolongar la guerra de precios, otros países exportadores de petróleo afrontan posibles desequilibrios en sus cuentas públicas y escasez de divisas.
Los déficits presupuestarios de Kuwait, Irak, Omán, Arabia Saudita, Argelia y Angola podrían acercarse a los dos dígitos en 2021. Omán y Bahrein son especialmente vulnerables.
La estrategia actual de la OPEP+ está motivada en gran medida por la resistencia de la producción de los Estados Unidos, que ha superado todos sus registros rozando los 13 millones de barriles diarios. A principios de esta década, la OPEP ya puso en práctica una estrategia similar ante el auge del esquisto estadounidense, lo que colapsó los precios en 2014. A finales de 2016, ante los costes de esta estrategia, la OPEP+ cambió de dirección para elevar los precios.
En 2019, el precio del crudo estuvo marcado por la gestión de la oferta de la OPEP+, que mantuvo el suelo en los 50 dólares, y la flexibilidad de producción de Estados Unidos, que marcó un techo de 70. En enero, el impacto del coronavirus en China afectó sensiblemente a la demanda y provocó una caída de precios del 20% en enero. La falta de acuerdo en la OPEP+ para responder con un recorte de producción ha desencadenado un descenso de los precios hasta 25 dólares por barril, lo que supone una caída acumulada del 60% frente a los niveles de 2019. El actual descenso de los precios se ha visto exacerbado por la trasformación del coronavirus en pandemia.
De acuerdo con el análisis de la aseguradora de crédito, los signos de debilidad del sector petrolero en Estados Unidos y el severo impacto a la baja en la demanda de petróleo causado por el coronavirus empujarán a la OPEP+ a un recorte en la producción que pongan un suelo a los precios en 2020 y provoquen un aumento gradual en 2021.
Para la mayoría de los países exportadores de combustible,
los ingresos procedentes del petróleo y el gas siguen siendo una parte importante de los ingresos públicos. Esto se aplica especialmente a los Estados del Golfo, pero también a Guinea Ecuatorial, Brunei, Turkmenistán, Congo-Brazzaville, Angola y Azerbaiyán. Arabia Saudita y Rusia, los instigadores de la guerra de precios, disponen de suficientes reservas financieras para mantenerse firmes durante un tiempo. Sus niveles de deuda pública son relativamente bajos, y sus amplias reservas internacionales se complementan con fondos soberanos de inversión.
Azerbaiyán, Brunei, Kazajstán, Kuwait, Qatar, Turkmenistán, Timor-Leste y los Emiratos Árabes Unidos también se encuentran entre las economías más resistentes. Sin embargo, la capacidad de absorción de impactos de la mayoría de los exportadores de combustible es baja y está disminuyendo. Los países que ya tienen elevados niveles de deuda y débiles posiciones de liquidez externa, como Bahrein, Omán, Angola, Ecuador y Nigeria, son potencialmente los primeros en tener problemas.