Los principales riesgos para las buenas perspectivas económicas de Perú son el posible aterrizaje brusco de la economía china y el creciente malestar social en el sector minero. id:45297
Crédito y Caución prevé que Perú mantenga tasas de crecimiento anual en torno al 4% en 2019 y 2020, impulsadas por el crecimiento de los precios de los productos básicos y la robusta demanda interna. El consumo doméstico del país está creciendo gracias al aumento de los ingresos de los hogares y la elevada confianza de los consumidores en esta economía pequeña y abierta, que ha establecido acuerdos comerciales con Estados Unidos, la Unión Europea y China. La inversión privada está desarrollando nuevas minas en el país, que depende en gran medida de minerales como el cobre, el oro, el petróleo y el gas, que representan más del 60% de las exportaciones.
Perú tiene una sólida trayectoria en la formulación de políticas prudentes y favorables al clima de negocio. Para mantener las altas tasas de crecimiento, la Administración debería profundizar en las reformas estructurales tales como la reducción de la burocracia, el fortalecimiento del sistema judicial, la flexibilización del mercado laboral y las mejoras de la infraestructura y la educación. A pesar del notable progreso económico realizado en los últimos años, Perú aún tiene que hacer frente a altos niveles de pobreza y una significativa desigualdad de los ingresos, especialmente entre las regiones costeras y del interior del país.
El informe difundido por Crédito y Caución prevé que durante los dos próximos años la inflación se mantenga dentro del objetivo del Banco Central, entre el 1% y el 3%. El país cuenta con una fuerte liquidez y un déficit por cuenta corriente moderado que refuerzan su capacidad de recuperación frente a una posible crisis económica externa. Los principales riesgos para las perspectivas económicas de Perú son el posible aterrizaje brusco de la economía china y el creciente malestar social en el sector minero, que afectaría negativamente el clima de inversión. Además, el sector financiero está altamente dolarizado, lo que incrementa su exposición a los riesgos cambiarios.