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Cuándo elegir ser autónomo o crear una sociedad limitada
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Cuándo elegir ser autónomo o crear una sociedad limitada

Por Redacción
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noticiaseconomiadehoyes/8/8/22
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jueves 15 de octubre de 2020, 19:16h
Todo emprendedor se ha preguntado alguna vez cuál de estas formas jurídicas es la más conveniente para su negocio. ¿En qué consiste cada una? ¿Cuáles son sus ventajas y desventajas? ¿En qué momento se debe cambiar de autónomo a SL? Todas las respuestas, en este artículo. id:64088
Autónomo y Sociedad Limitada: las dos formas jurídicas y fiscales más populares de España. Se estima que existen casi dos millones de autónomos en nuestro país que no pertenecen a sociedades mercantiles, cooperativas ni otras entidades societarias. Las SL, por su parte, superan ampliamente el millón, constituyendo el 35,41% de las empresas.

Ambas formas tienen sus beneficios y son inconvenientes y, como todo compromiso legal y financiero, implican un riesgo. Por ello es tan importante informarse y elegir la mejor opción para nuestro emprendimiento.

Si optas por la opción de ser autónomo, puedes ampliar la información o pedir cita llamando al teléfono de la SS en telefonoyhorario.com. Si tienes dudas sobre tu figura como autónomo o crees que es momento de constituir un SL, sigue leyendo para conocer todo lo que tienes que saber al respecto.

Autónomo: la figura ideal para dar los primeros pasos

Según los expertos, en el caso de que comiences a prestar un servicio o quieras iniciar tu actividad empresarial, lo más recomendable es darte de alta como autónomo, excepto en los casos que existan motivos comerciales o financieros para no hacerlo, como querer asociarte con alguien o no estar preparado para afrontar la carga fiscal.

¿Por qué? Porque es la forma más simple y económica de hacerlo. En primer lugar, puedes acogerte a una tarifa plana, que en el 2020 es de 60 euros mensuales los 12 primeros meses y durante el segundo año tiene bonificaciones del 50 y el 30%. Los trámites de gestión son muy sencillos y no tienes que tener capital inicial.

Un autónomo tributa por el IRPF. Este impuesto es progresivo, por lo que los beneficios son mayores que el del impuesto de sociedades, que es un impuesto con tipos fijos.

Siendo autónomo, tu empresa eres tú. Esto puede ser una ventaja o una desventaja, como veremos más adelante.

El momento idóneo para pasar de autónomo a SL

Una vez que la empresa comience a despegar y crezca la facturación, será el momento de cambiar a una SL. Los pasos para crear una SL no son demasiado complejos, aunque requerirás la ayuda profesional de un gestor o una agencia online especializada.

La Sociedad Limitada o S.L. es el tipo de empresa más común en España y puede ser considerada como el paso obligatorio para el autónomo que crece y comienza a facturar un volumen significativo de ingresos.

Pero, ¿cuándo es el momento para dar ese paso? Cuando percibas alguna de estas situaciones en tu emprendimiento como autónomo:

  • Tu facturación supera los 40.000 euros anuales.
  • Necesitas elevar tu nivel de inversión. Tanto los bancos como las Administraciones suelen exigir la constitución como sociedad para otorgar préstamos y subvenciones.
  • Tu negocio tiene una deuda con entidades financieras o proveedores que supera el patrimonio de la empresa. Como sociedad, protegerás tu patrimonio personal.
  • La normativa te obliga, por determinadas circunstancias, a constituirte adoptar una forma societaria.
  • Tienes como objetivo que la Administración sea tu próximo cliente. Los concursos de licitación están restringidos a las sociedades, no a los autónomos.
  • Tu competencia esté formada por sociedades, por lo que debes proyectar una figura profesional similar para poder destacarte.
  • Quieres proyectar una imagen más seria y profesional.

Desventajas de autónomos y SL

A continuación analizaremos el “talón de Aquiles” de cada forma jurídica.

Siendo autónomo, como dijimos anteriormente, tu empresa eres tú. Por ello, tu responsabilidad es ilimitada y tu patrimonio personal no está protegido ante situaciones de insolvencia.

Además, la financiación bancaria y/o pública es menor, ya que como autónomo eres una figura poco atractiva para una institución de préstamos y créditos. Una SL da mayor confianza económica.

Con respecto a las desventajas de la Sociedad Limitada, señalaremos por empezar que los trámites para constituirla y gestionarla son más complejos y requieren asesoramiento de un profesional.

La aportación económica para constituir una SL es otra de sus condiciones. Exige aportar un capital social mínimo de 3.000 euros, siendo que como autónomo no es necesaria ninguna aportación y puedes comenzar con capital cero.

Otro inconveniente de una SL en comparación con autónomo, es el tema impositivo. Como SL pagarás el impuesto de sociedades que es un impuesto con tipos fijos. El tipo general es del 25%, aunque hay una opción reducida del 15% para emprendedores (sociedades recién creadas) y del 20% para cooperativas (fiscalmente protegidas).

¿Qué imagen quieres proyectar como emprendedor?

Más allá de la figura jurídica que te corresponda, el punto es preguntarte hasta dónde quieres llegar con tu negocio y cuál es la imagen que quieres dar a tus clientes y proveedores.

Definir estos puntos es importante porque una Sociedad Limitada ofrece una imagen mucho más seria y profesional. Tus clientes perciben que detrás de cualquier operación comercial no solo hay un empresario, sino una empresa más grande y solvente.

Esto puede propiciar un nivel comercial más alto y apuntar a un target más potente y variado, por no mencionar las ventajas que tendrías si logras tener a la Administración entre tu cartera de clientes, lo cual es impensable como autónomo.

Llega un momento en la vida de un emprendedor en el cual es necesario tomar decisiones, avanzar, crecer. El paso de autónomo a SL puede ser la forma de hacerlo.

Sin embargo, es muy importante medir los riesgos y asesorarte con expertos, ya que implica un compromiso legal y financiero que deberás estar en condiciones de asumir o, de lo contrario, acelerar un proceso natural de crecimiento puede decantar en una bancarrota.

En definitiva, se trata de informarte a fondo de las opciones disponibles y nunca tomar decisiones a la ligera. El futuro de tu emprendimiento y la salud de tus finanzas, merecen toda tu atención y dedicación.

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