Muchos conductores realizarán este verano su primer gran viaje tras la pandemia y es de vital importancia para la seguridad mantener en buen estado el parabrisas, el 90% de la información que recibimos al conducir nos llega a través de la vista; y el parabrisas también aloja los sensores de los sistemas ADAS de seguridad activa. id:74036
Las vacaciones de verano es el momento del año donde es más necesario que nunca realizar un correcto mantenimiento del parabrisas y del resto de cristales de un vehículo. Las altas temperaturas y otros factores provocan que los cristales sufran mucho en estas fechas. Y también es el momento del año en la que más difícil es mantener limpio el parabrisas. Muchos conductores realizarán este verano su primer gran viaje tras la pandemia y es de vital importancia para la seguridad mantener en buen estado el parabrisas.
El 90% de la información que recibimos al conducir nos llega por la vista. Y el parabrisas también aloja los sensores de los sistemas ADAS de seguridad, que son los “ojos”de sistemas de asistencia al conductorcomola alerta de cambio de carril o de la frenada de emergencia, entre muchos otros.Además, en verano e invierno es cuando más parabrisas se rompen: las temperaturas extremas y las diferencias térmicas generan grandes tensiones en los cristales, que pueden convertir un pequeño impacto –fácilmente reparable en cualquier taller de Carglass- en una rotura irreparable y que puede arruinarnos el viaje.Desde Carglass® España queremos transmitir unos trucos y consejos básicos para conducir con más seguridad y que los cristales de nuestro coche no nos den problemas en vacaciones.
- Más vale prevenir y reparar
En verano e invierno es cuando más parabrisas se rompen. Las temperaturas extremas y las diferencias térmicas pueden favorecer que un pequeño impacto de sencilla reparación se convierta en una rotura irreparable, o que un parabrisas dañado acabe rajándose en el peor momento. Sel parabrisas ha sufrido un impacto hay que acudir al taller lo antes posible. Carglass® recomienda reparar el parabrisas, siempre que sea posible, antes que sustituirlo. Un parabrisas reparado recupera el 100 por 100 de sus condiciones y rigidez original, lo que se ha demostrado en numerosos estudios independientes.
- Las escobillas, siempre en buen estado
Es una creencia errónea pensar que las escobillas de los limpiaparabrisas de cambian cuando llegan las lluvias, tras haberse “secado” en verano con el calor. Las escobillas hay que cambiarlas cuando agotan su vida útil, sea la época del año que sea. Un barrido con el parabrisas lleno de polvo e insectos, y unas escobillas desgastadas, son sinónimo de quedarnos a ciegas al volante.
- Llenar el líquido limpiaparabrisas
En verano hay que estar muy atentos a su nivel, porque lo usamos más que nunca por el polvo y los insectos. Esto hace que se gaste rápido y podamos quedarnos sin él, justo cuando más lo necesitemos.
- Los insectos dan mucha guerra
En esta época del año muchos insectos acaban estampados contra el parabrisas. Hay que usar los limpiaparabrisas con regularidad para no comprometer la visibilidad, evitar que los restos de los insectos se sequen y dañar las escobillas. Y si esto no es suficiente, hay que parar en una estación de servicio para limpiar el parabrisas a fondo.
- El polvo en suspensión y la arena de la playa
La sequedad, elevadas temperaturas y los vientos procedentes de África hacen que en verano se levante más polvo y arena. Además, las grietas del asfalto se dilatan por el calor y en ellas se acumula polvo, que los automóviles levantan a su paso. Este polvo se adhiere a los cristales y reduce nuestra visión. Hay que elegir bien cuándo usar los limpiaparabrisas para limpiarlo, porque el barro que se forma en el parabrisas y los reflejos de la luz nos dejarán a ciegas unos segundos, efecto que se intensifica con unas escobillas en mal estado.
Por otro lado, los coches estacionados cerca la playa suelen acabar cubiertos por una fina capa de polvo y arena. Al salir de la playa no hay que activar los limpiaparabrisas, ni tampoco los elevalunas, que podrían dañarse y rayar los cristales. La respuesta de manual sería limpiar el coche con aire y agua a presión, algo que en el mundo real es casi imposible de hacer. Lo que sí se puede hacer es llevar en el coche una garrafa llena de agua, para retirar la mayor parte de la arena de los cristales y conducir con seguridad antes de acometer una limpieza más profunda.
- No pulverizar el limpiaparabrisas con el sol de cara
Usar los limpiaparabrisas con líquido con el cristal sucio y cuando llevamos el sol de cara no es una buena idea: durante un largo instante no veremos casi nada y a 120 km/h, recorremos más de 30 metros por segundo. Este efecto se acentúa, en gravedad y tiempo, con unas escobillas desgastadas.
- La lluvia traicionera
Aunque pueda parecer que un ‘chaparrón’ ocasional sirve para limpiar el parabrisas, en muchas ocasiones solo lo ensucia más. Por un lado, el coche suele acumular polvo que tarda en limpiarse con la lluvia; y por otro, las nubes también suelen estar cargadas de polvo en esas fechas. Además, las primeras lluvias en verano tras muchos días de sequía suelen provocar un asfalto muy resbaladizo por el barrillo que se forma al mojarse el polvo acumulado en sus grietas.
- Los inconvenientes de aparcar debajo de un árbol
La sombra de un árbol es un lugar idílico para aparcar en verano. Pero puede traer malas consecuencias, en forma de excrementos de pájaros, frutos maduros y resinas pegajosas sobre nuestro parabrisas, elementos todos ellos difíciles de limpiar.
- ¿Cómo limpiar restos de suciedad resistentes en el cristal?
Para limpiar bien los cristales en casa podemos humedecer una toalla con agua y algún jabón o producto de limpieza doméstico, y dejarla actuando durante la noche. Para manchas muy acusadas se puede utilizar un poco de bicarbonato de sodio en un paño de microfibra.
- El tratamiento repelente también funciona en verano
El producto repelente de lluvia para el parabrisas que Carglass® comercializa también es muy útil en verano, pues consigue que los insectos y la suciedad se adhieran menos al cristal, facilitando su limpieza.