Ecologistas en Acción advierte de los efectos en la salud del ozono
sábado 29 de junio de 2019, 10:32h
Durante la ola de calor se recomienda no desarrollar ningún tipo de ejercicio o esfuerzo físico desacostumbrado al aire libre, en las horas centrales del día y también a la caída de la tarde. id:47138
Con la primera ola de calor del verano, las emisiones contaminantes del tráfico motorizado que soportan las principales ciudades y carreteras, del transporte marítimo y de la producción de electricidad en centrales térmicas por el mayor uso de aire acondicionado están provocando que se disparen los niveles de ozono, al tiempo que una intrusión de polvo africano hace lo propio con las partículas inferiores a 10 micras (PM10).
Las zonas donde de momento se están registrando niveles más elevados de ambos contaminantes están repartidas entre las comunidades autónomas del centro, el valle del Ebro y el litoral mediterráneo. En Igualada, Tona y Vic (Barcelona) y Huesca se han registrado ayer tarde las primeras superaciones del umbral de información a la población establecido para el ozono en 180 microgramos por metro cúbico (µg/m3).
Al inicio de la tarde de hoy, en Sant Celoni, Santa María de Palautordera y Montseny (Barcelona) se han producido las primeras superaciones del umbral de alerta del ozono (240 µg/m3) en todo el Estado desde el año 2017, mientras se extienden las superaciones del umbral de información por todo el interior de Barcelona, desde Granollers y Rubí. Avanzando la tarde la contaminación por ozono previsiblemente irá aumentando en la Plana de Vic y el Pirineo catalán y aragonés. La responsabilidad de esta situación corresponde al tráfico urbano de Barcelona, donde esta mañana se dispararon los niveles de dióxido de nitrógeno (NO2), principal precursor del ozono, en Gracià y l’Eixample.
Respecto a las partículas PM10, ayer se llegaron a registrar 156 µg/m3 en Valladolid, 166 en Segovia o 223 µg/m3 en Mondragón (Guipúzcoa), con los máximos horarios en Vitoria (504) e Illescas en Toledo (618).
Frente a la pasividad de la mayor parte de las administraciones españolas, muy en especial de la catalana y aragonesa, las autoridades francesas están decretando restricciones al tráfico en las áreas metropolitanas de París, Estrasburgo, Lyon o Marsella, con prohibición de la circulación de los vehículos más viejos, reducción de la velocidad, encarecimiento de los estacionamientos centrales o rebaja del precio del transporte público.
Ante el previsible agravamiento de la situación durante el fin de semana, con la persistencia de las elevadas temperaturas y las emisiones contaminantes adicionales de la operación salida de las vacaciones de julio, Ecologistas en Acción recuerda que en situaciones de elevada contaminación por ozono como la actual, se recomienda no desarrollar ningún tipo de ejercicio o esfuerzo físico desacostumbrado al aire libre, en las horas centrales del día y también a la caída de la tarde, cuando los niveles de ozono son más elevados.
Esta indicación es especialmente importante para los grupos más sensibles: niños y niñas, personas mayores o con enfermedades respiratorias o cardiovasculares crónicas y mujeres gestantes, así como para las y los deportistas aficionados y de competición, que deberían evitar practicar su actividad al atardecer.
Respecto a la vegetación, se recomienda no regar a plena luz del día o al atardecer, cuando los niveles de ozono son más elevados y pueden inducir mayores daños al penetrar por los estomas de las plantas.
El ozono troposférico, también conocido como ozono “malo" por contraposición al de la estratosfera, es un contaminante secundario producido por la reacción entre el dióxido de nitrógeno y los hidrocarburos emitidos por el transporte y algunas industrias, en presencia de radiación solar.
Por inhalación, provoca irritación de los ojos y vías respiratorias superiores, reducción de la función pulmonar, un incremento del riesgo de enfermedades respiratorias agudas (asma, EPOC) y el agravamiento de patologías cardiovasculares, con resultado de hospitalización o muerte.
La Agencia Europea de Medio Ambiente estima en 1.800 los fallecimientos prematuros anuales en España producidos como consecuencia de la exposición a niveles de ozono como los registrados actualmente en buena parte de España. El ozono, además de para las personas, también es tóxico para la vegetación, dañando los bosques y reduciendo la productividad de los cultivos.