Las fábricas representarían la mayor cantidad de valor económico potencial del IoT, alrededor del 26%, en 2030. El sector de la salud, por su parte, supondría alrededor del 10 al 14 % del valor económico estimado del IoT en 2030. id:80198
McKinsey & Company ha presentado las conclusiones de su estudio
‘Internet of Things: Ponerse al día con una oportunidad que se acelera’. En él se estima que el
valor económico potencial que el Internet de las cosas (IoT) podría generar para 2030 es de entre 5,5 y 12,6 billones de dólares en todo el mundo, incluido el valor captado por los consumidores y clientes de los productos y servicios del IoT. Actualmente, el IoT es una de las tendencias fundamentales subyacente a la transformación digital de empresas y economía. Ya está integrado en la vida de los consumidores y en las operaciones de empresas y gobiernos.
El potencial de valor económico del IoT se concentra en determinados sectores, siendo las fábricas (que incluyen producción estandarizada en manufactura, hospitales y otras áreas) las que representarán la mayor cantidad de potencial valor económico del IoT, alrededor del 26%, en 2030. En concreto, este mayor potencial viene de la optimización de las operaciones en la fabricación, haciendo más eficiente la gestión diaria de los activos y las personas. Las aplicaciones de gestión de operaciones en fabricación podrían representar entre el 32 y el 39% del valor económico total potencial de IoT creado dentro de la propia fábrica, o entre 0,5 y 1,3 billones de dólares, para 2030.
El sector de la salud humana es el segundo con mayor potencial, representaría alrededor del 10 al 14 % (entre 0,5 y 1,8 billones de dólares) del valor económico estimado del IoT en 2030. De hecho, en los últimos cinco años, el valor percibido de las soluciones de IoT dentro de la atención sanitaria ha aumentado y la concienciación de los consumidores ha crecido de forma significativa. Desde los monitores de glucosa y corazón conectados para pacientes con enfermedades crónicas hasta las soluciones de mercado masivo que monitorizan la actividad física; las soluciones de IoT no sólo las utilizan los clientes particulares, sino que también las ofrecen algunas aseguradoras y gobiernos como forma de mejorar la salud y los resultados de los pacientes. Aquí cabe destacar que la pandemia de COVID-19 ha acelerado potencialmente el uso de las soluciones de IoT en la atención sanitaria.
Si hablamos del sector que más rápido crecería en términos de valor de la IoT para 2030, sobresalen los vehículos autónomos (que incluyen la automatización de la conducción parcial, o autonomía de nivel dos, y superior) que tienen una tasa de crecimiento prevista entre 2020 y 2030 del 37% (hasta 0,3 billones de dólares en 2030, desde 0,01 billones en 2020) en el escenario de gama alta. El aumento constante del uso de sensores en los vehículos continuará a medida que los consumidores demanden mayor seguridad y fiabilidad. De hecho, durante la primera mitad de esta década, se espera que el aumento de las funciones de seguridad represente gran parte del valor añadido del IoT.
El estudio también analiza su implantación en entornos B2B (Business-to-Business) y B2C (Business-to-Client), siendo el primero el que puede crear la mayor parte del valor del IoT (cerca del 62-65% o lo que es lo mismo 3,4-81 billones de dólares) para 2030. No obstante, el segundo también está creciendo, impulsado por la adopción más rápida de lo esperado de soluciones de IoT en el hogar.
Por países, China se sitúa a la cabeza y se está convirtiendo en una fuerza global del IoT, no solo como centro de fabricación y proveedor de tecnología, sino también como mercado final para crear valor. De hecho, se espera que el mundo desarrollado represente alrededor del 55% del valor económico estimado del IoT en 2030, siendo China responsable de aproximadamente el 26% de ese valor.
Efectos de la pandemia de COVID-19 en el mercado del IoT
Aunque el valor económico potencial de IoT es considerable, su captación ha resultado un reto, sobre todo en entornos B2B. Muchas empresas han tenido dificultades para pasar de los proyectos piloto a la captura de valor a escala con éxito. El estudio estima que el valor total capturado en 2020 (1,6 billones de dólares), está en el extremo inferior del rango de los escenarios trazados en el informe de McKinsey & Company realizado en 2015.
Esta investigación comenzó en 2020, antes de que la propagación del virus SARS-CoV-2, causante del COVID-19, provocara una pandemia mundial en el primer trimestre de ese año. Aunque el informe no se centra únicamente en el impacto de la pandemia, ésta ha actuado como catalizadora para el despliegue de soluciones de IoT en áreas específicas.
Cómo capturar ese valor y cómo influyen las diferentes tendencias
Actualmente existen una serie de factores que contribuyen al impulso del IoT, entre los que destacan, la mejor percepción por parte de los consumidores de la capacidad del IoT de crear valor, la existencia de una tecnología madura que permite desplegar soluciones a gran escala y las redes 4G y 5G que garantizan la conectividad.
No obstante, las empresas y los gobiernos suelen tratar el IoT como un proyecto tecnológico independiente y no como una transformación del modelo operativo. Para ello, se necesitan sistemas operativos “omnipresentes” que permitan la interoperatividad. Además, hay que contar con problemas de implantación por falta de profesionales cualificados, así como riesgos en materia de ciberseguridad y privacidad.
Por todo ello, el estudio incluye siete pasos que las empresas, que quieran lograr el éxito y capitalizar el valor económico del IoT, deben seguir
- Asignar un responsable que centralice las decisiones vinculadas a IoT, que puede proceder de cualquier ámbito o función.
- Pensar en grande, concebir desde el principio el proyecto como algo a gran escala, presente en el conjunto del negocio.
- No ponerse límites. La integración conjunta de las soluciones en diferentes áreas y para diferentes usos es lo que potencia la transformación de procesos y la optimización, asegurando que el impacto se convierte en valor para la compañía.
- Invertir en talento, incluidos reclutadores capaces de captar a los mejores técnicos.
- Transformar y optimizar toda la organización, más allá de la tecnología o el área de sistemas.
- Buscar la interoperabilidad, por encima de ofertas específicas, en un ecosistema muy fragmentado.
- Conducir la transformación de forma proactiva, diseñando y controlando desde el principio la construcción y despliegue de las soluciones de IoT que mejor respondan a las necesidades de la compañía y su mercado.