Si tuviéramos que buscar una definición para el año 2020, cada uno de nosotros encontraría una diferente, muy probablemente en base a lo que le ha sucedido personalmente. Pero desde luego nadie podría estar en desacuerdo con una definición que hablase del 2020 como el año de lo inesperado. id:66749
Inesperada fue la llegada de la pandemia del coronavirus a nivel mundial. Inesperada fue la rápida reacción de los bancos centrales y gobiernos con sus políticas de estímulo. E inesperado podríamos definir el comportamiento del precio de los diferentes activos financieros o activos reales para el escenario económico en el que nos movemos.
Bajo este prisma, es posible que el 2021 pueda convertirse en el año de lo esperado: se espera que las vacunas comiencen a poner fin a la evolución de la pandemia, se espera que la economía pueda registrar importantes síntomas de recuperación en busca de una nueva normalidad.
Pero tras lo vivido este año, no conviene cerrar la puerta a nuevas sorpresas. ¿Se imaginan a D. Trump negándose a abandonar la Casa Blanca el próximo mes de enero? o ¿Qué las vacunas no resulten tan eficientes como se estima en la actualidad? ó ¿Qué los bancos centrales perdiesen el control de la situación? No es probable… pero no imposible. Muchas veces la realidad supera a la ficción. Esa es una lección que los inversores han podido aprender a lo largo de este año. En definitiva, hay que buscar rentabilidad, pero sin perder de vista los riesgos.
No hay que bajar la guardia
Tras varias semanas de buenas noticias por el lado de las vacunas este fin de semana se rompió la racha y volvieron las malas noticias de la mano de una mutación del virus aparecida en el Reino Unido. Ante este hecho, el gobierno neerlandés fue el primero en Europa en prohibir los vuelos procedentes del Reino Unido. A ese veto se han sumado otros 20 países dentro de la Unión Europea (entre ellos Alemania, Italia y Francia), y tres extracomunitarios (Suiza, Noruega y Rusia). El Gobierno de España descartó en un primer momento cancelar vuelos, pero veinticuatro horas después cambió de parecer.
Por el lado de bancos centrales y planes de estímulos, funcionarios de la Reserva Federal dijeron el pasado miércoles que esperan que la economía estadounidense se reduzca en un 2,4% este año, un pronóstico más brillante de lo que ofrecieron hace solo tres meses, cuando predijeron que la producción podría caer hasta un 3,7%, en las mismas declaraciones aumentaron sus tasas de crecimiento previstas para 2021 y 2022, a raíz de noticias alentadoras sobre una vacuna contra el coronavirus, así como de nuevas esperanzas de otra ronda de alivio económico. Respecto a las ayudas económicas este pasado lunes los líderes del Congreso norteamericano llegaron a un acuerdo de nuevos estímulos fiscales por valor de 900.000M USD que incluye una ayuda para pequeñas empresas, beneficios por desempleo de 300 USD por semana durante 11 semanas, además de una segunda ronda de cheques de estímulo de 600 USD, así como más dinero para escuelas, pruebas de coronavirus y distribución de vacunas. El presidente de la Fed, Jerome Powell, advirtió que los próximos meses serían difíciles, dado el aumento de los casos de coronavirus.
Con respecto al Brexit, a menos de diez días para la salida efectiva del Reino Unido de la Unión Europea todavía no hay acuerdo para un Brexit “blando”. La nueva cepa del virus detectada en Reino Unido ha añadido todavía más incertidumbre, complicando aún más las negociaciones con la Unión Europea. Boris Johnson estaría intentando acercar posturas ofreciendo una mejora en su propuesta sobre las cuotas pesqueras, el tema que parece ser clave en las negociaciones para un Brexit con acuerdo. Hasta ahora Reino Unido exigía un recorte del 60% en las cuotas, mientras que la Unión Europea no iba más allá del 25%.
En mercados financieros, y concretamente en renta variable, una de las noticias más destacadas de estos últimos días la encontramos en el debut de la compañía automovilística Tesla este pasado lunes como nuevo miembro del índice S&P 500 tras haberse revalorizado más del 700% en el año 2020. Finalmente, Tesla entró en el índice ponderando 1,69%, convirtiéndose en sexta empresa más grande de las 500 que lo componen, con una capitalización bursátil que supera los 650.000 millones de dólares (más de 530.000 millones de euros), solo por detrás de Apple, Microsoft, Amazon, Alphabet y Facebook. El estreno ha sido peor de lo esperado ya que en la sesión del lunes las acciones de Tesla se desplomaron más del 6%.