www.economiadehoy.es

España ya no es el paraíso de la piratería audiovisual

España ya no es el paraíso de la piratería audiovisual
Ampliar

Las plataformas audiovisuales digitales han experimentado un incremento de suscriptores del 70%

domingo 13 de marzo de 2022, 10:19h
Las plataformas de streaming son hoy centros de ocio y de relaciones sociales. Mientras el perfil del usuario antes era de entre 20 y 40 años, ahora los mayores de 55 ya destinan casi el 27% de su tiempo de consumo medio de televisión al video bajo demanda. id:81833
OBS Business School publica el informe Plataformas audiovisuales digitales, dirigido Jorge Tuñón, Profesor de la Universidad Carlos III y colaborador de OBS. Su objetivo es arrojar luz sobre el actual proceso de transición en el marco de los consumos audiovisuales digitales en España y Latinoamérica. Para ello se analizan las diferentes modalidades de acceso a contenidos legales e ilegales, las potenciales audiencias y sus motivaciones, la tipología de los contenidos, el lucro cesante para las industrias, los impuestos defraudados o los puestos de trabajo perdidos, entre otras cuestiones.

Nos encontramos en una época de transición generalizada en el consumo de entretenimiento audiovisual, una transición que apunta a la utilización del formato online a través de una multiplicidad de dispositivos. Dicho consumo primeramente se realizaba mayoritariamente por medio de accesos ilícitos, pero paulatina y progresivamente se va generalizando la utilización de accesos regulares, sobre todo a partir de la mejora en la oferta de paquetes de contenidos. Se trata de una tendencia de carácter global, si bien su velocidad de implementación difiere en función de las áreas geográficas mundiales según la penetración de internet, la consolidación de la oferta de las plataformas regulares y la regulación de la protección de la propiedad intelectual y antipiratería de los diferentes Estados.

Hace solo una década España era considerada uno de los más importantes paraísos para la piratería digital a escala global. Concretamente, el Caucus Antipiratería Internacional del Congreso de Estados Unidos señalaba a España como uno de los cinco países del mundo en los que se cometían más infracciones contra la propiedad intelectual (junto a Canadá, China, Rusia y Ucrania). Diez años después, los datos revelan una clara y progresiva regresión acumulada de los hábitos de consumo audiovisual ilícito, que se han reducido durante el último lustro en España en hasta un 25%. Y se trata de un fenómeno no exclusivo del entorno español.

Según el informe de OBS, las plataformas digitales han experimentado un incremento de suscriptores, principalmente interesados en el consumo de ficción, aumentando el tráfico de las plataformas en hasta un 70% y terminando de completar el cambio de paradigma audiovisual que los expertos pronosticaban desde hace más de un lustro.

El vídeo bajo demanda en la pandemia

El negocio del video bajo demanda en streaming tuvo su mayor crecimiento durante las semanas de confinamiento y se basa en dos aspectos: por un lado, el visionado compulsivo por parte de las audiencias que, no solo determina el relato de los propios contenidos, sino que supone una estrategia comercial crucial para las plataformas en línea; por otro, servicios de suscripción mensuales, lo que significa que su objetivo principal es evitar que los clientes cancelen dichas suscripciones. Clave para ello resultan las recomendaciones personalizadas para ofrecer a los espectadores más contenido disponible y lo más compatible posible con sus intereses.

Nos encontramos inmersos, por tanto, en un ecosistema digital de consumo de contenidos audiovisuales caracterizado por la adopción de la banda ultra ancha, la multiubicación de las conexiones, el acceso móvil a internet y la evolución de los dispositivos móviles, y el contexto de las economías colaborativas, el internet de las cosas y el big data entre otros.

Las plataformas de contenido audiovisual en línea, como herederas de los primitivos modelos de video bajo demanda, suponen una ruptura definitiva con los modelos de negocio de las televisiones tradicionales, pasando de la linealidad cronológica a la dictadura del algoritmo de las recomendaciones, paso decisivo al que deben adaptarse no solo las audiencias, sino también los productores. Ello además supone un desafío en términos de métricas y de segmentación desde la perspectiva publicitaria.

El cambio de hábitos

La pandemia ha ubicado a las plataformas de streaming como centros de ocio y relaciones sociales. El gasto en productos tecnológicos (aparatos y servicios) ahora ocupa el tercer lugar en los hogares, un 44% más que antes de la pandemia. El informe de OBS prevé que esta situación se mantendrá en 2022 y que podría quedarse definitivamente, puesto que, mientras el perfil del usuario antes era de entre 20 y 40 años, ahora los mayores de 55 ya destinan casi el 27% de su tiempo de consumo medio de televisión al video bajo demanda. Brad Barrett, director de análisis de Capital Group, predice que el 30% del consumo de contenido que se hacía en 2020 por medio de plataformas de streaming, aumentará exponencialmente a más de un 80% en 2030.

Las plataformas vienen desarrollando diferentes sistemas de “modos, perfiles y posibilidad de compartirse”, y el modo sin conexión es un gran reclamo para quienes suelen viajar ya sea por ocio o por trabajo. Sin embargo, Jorge Tuñón afirma que “la posibilidad de consumir contenido de forma síncrona en varias pantallas es digna de un análisis estratégico para evitar que se convierta en un “coladero” que posibilite la fuga de suscritores, pero tampoco se puede ser excesivamente férreo porque podría fomentar el consumo ilícito”.

El negocio

El mercado de las plataformas de streaming a escala mundial constituye un oligopolio cuasi-perfecto copado por muy pocas empresas que se reparten la práctica totalidad del pastel: Netflix (208 millones de suscriptores en todo el mundo), Amazon Prime (200 millones), Disney Plus (104 millones de usuarios), HBO (64 millones) y Apple TV (se le presumen 33 millones). Eso sí, se trata de un mercado que no es excluyente, porque un usuario suele utilizar más de una plataforma. De hecho 3 de cada 5 españoles tienen acceso al menos a dos plataformas, rozando el presupuesto medio de unos nada desdeñables 40 euros mensuales.

España está en el momento más dulce de la historia en la producción de contenido audiovisual y aquí compiten las grandes multinacionales con los pequeños actores nacionales como Filmin, Movistar, Atresmedia o Mi Tele.

Las cifras de la piratería

En 2020 la piratería digital experimentó en España una disminución acumulada del 10% desde 2018 y en torno al 24% desde 2015. Según datos de GfK, en ese año se accedió a 5.239 millones de contenidos ilícitos (el 26% eran películas y el 21% series) por valor de 30.892 millones de euros, lo que supuso un perjuicio para el sector de 2.416 millones de euros (460 millones para el conjunto del sector audiovisual). Por ello, las arcas públicas dejaron de percibir 682 millones de euros durante 2020, que se traduce en 130.000 puestos de trabajo directos e indirectos que se dejaron de crear.

Los motivos para el consumo de contenidos audiovisuales ilícitos son variados: por un lado, se trata de un problema generacional, y es que hay un nicho de población que hasta hace una década nunca había tenido que pagar por los contenidos audiovisuales que disfrutaba en TV. Por otro, el mayor enemigo de las plataformas de video bajo demanda es la piratería masiva, un hábito que ha estado bastante incorporado en las sociedades hispanas. Sin embargo, los datos señalan la progresiva concienciación: ahora, el 63% de los consumidores de entretenimiento en línea ya lo hace de forma lícita gracias, entre otras cosas, al cierre de los portales piratas más importantes. El profesor Tuñón afirma: “No puede negarse que la tendencia resulta esperanzadora, puesto que el consumo lícito crece en torno a un 10% anual, mientras que el ilícito desciende un 5% cada año en lo que se refiere al consumo en streaming tanto de películas como de series”. Sin embargo, el problema persiste ya que aproximadamente 1 de cada 4 visionados de entretenimiento digital en modalidad de video bajo demanda por internet es todavía fraudulento –ligeramente superior en el caso de las películas (27 %) que en el de las series (22 %).

El nivel de legislación en materia de propiedad intelectual y su grado de aplicación por territorios, unido a la calidad y la cantidad de la oferta de contenidos audiovisuales ofrecidos por las plataformas legales de video bajo demanda serán determinantes en el crecimiento de los consumos regulares y el descenso de los derivados de la piratería en cualquier territorio. “Para avanzar en el modelo de negocio digital, los países deben dotarse de medidas antipiratería (actualizadas y actualizables) con resultados tangibles a corto plazo, lo que pasa por la proliferación de leyes sobre la Protección Intelectual que ataquen sin ambages al fenómeno de la piratería”, afirma tajante Jorge Tuñón, investigador de OBS Business School.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios