A principios de 2020, los directores financieros y los tesoreros de las empresas de todo el mundo tenían muy bien establecidos sus planes de financiación. Los tipos de interés eran bajos, los diferenciales de crédito eran ajustados y los mercados parecían muy abiertos a las emisiones, debido a que las posibilidades de que se produjera una recesión en el futuro eran pocas. id:64479
Algunos tuvieron la suerte de acudir al mercado en enero y febrero, después de lo cual, por supuesto, todo cambió. Una vez que los mercados se reabrieron, como siempre ocurre, fueron las emisiones de calidad las que lideraron la recuperación y lo mismo ha sucedido en el mercado primario, en el que en los últimos seis meses, más o menos, han llegado al mercado grandes volúmenes de nuevas operaciones de bonos, especialmente de grado de inversión. Finalmente, le siguió la oferta de bonos de alto rendimiento, pero hemos visto que los inversores muestran claras preferencias sectoriales, ya que esta crisis ha pesado más en sectores específicos de la economía.
A medida que avanzamos en el último trimestre de este año tan extraordinario, los mercados vuelven a estar abiertos de par en par y, cuando falten quizás seis semanas para que se abra una nueva ventana de nuevas emisiones, será especialmente interesante comprobar cuáles son los planes de financiación de los prestatarios que aún no se han completado.
Junto con los emisores más frecuentes, especialmente los bancos y las aseguradoras, esperaríamos que traten de acceder al mercado más emisores con historias crediticias menos resistentes, ya que para este último grupo el mercado sólo se ha abierto recientemente. Para los inversores en bonos, algunos de ellos podrían representar oportunidades para añadir cierta prociclicidad a las carteras, mientras que otros deberían venir con una fuerte advertencia sanitaria.
La caza del rendimiento ha vuelto, y con los tipos anclados en el nivel en que se encuentran en la actualidad, será aún más fuerte de lo que vimos en el ciclo anterior, por lo que esperaríamos que la mayoría de estas operaciones encuentren una amplia demanda. Sin embargo, ahora más que nunca, los inversores no deben descuidar su trabajo, ya que la tasa de impagos se eleva hacia su máximo esperado para 2021.
A diferencia de los últimos seis meses, en los que casi todas las nuevas operaciones tuvieron un buen rendimiento en el mercado secundario, creemos que esa situación está lejos de estar garantizada. Esperen ganadores y perdedores.
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