Nunca fue más claro el nivel de responsabilidad individual, cuando se nos impele a quedarnos en casa, para evitar contagiar nosotros a otros y ser contagiados por los demás. id:57254
Es la suma de responsabilidades individuales, la argamasa que construye este puente entre una sociedad pandémica y una sana.
Sin embargo, hay cierta tendencia a presentar esta orilla como idílica. La gente prefiere no imaginar lo que arrastra la corriente, dicen algunos. De modo que el Arquitecto decide desviar parte de los recursos del mantenimiento y refuerzo del puente a la construcción de un parque de entretenimiento en este lado, una cúpula de cielo estrellado donde refugiarnos y acallar el ruido del agua y todo lo que arrastra.
Una mente crítica preguntaría: cómo es posible ejercer un alto nivel de responsabilidad individual sin estar informado. De qué manera es posible tomar decisiones responsables sobre el exterior de la cúpula, minimizando lo que sabemos de él. Aquella cuestionaría si es posible construir un mundo seguro al otro lado sin conocer cómo se está derrumbando este. Incluso puede que se atormente pensando en si no acompañar a aquellos que intenta rescatar, al que cayó del puente, simplemente para secarlo y contemplarlo sin que lo arrastre la corriente, si que vivan solos y desamparados ese momento, es no dejar a nadie atrás.
La victoria sobre el virus comenzará cuando rechacemos vivir en ese parque y nos aproximemos al agua, aunque duela. Cuando asumamos que no somos niños a los que contar una bonita historia que oculte la realidad de su entorno, sino seres responsables que deben buscar la belleza, lidiar con la tristeza y decidir, sabiendo que en la elección se escribe el futuro del mundo. Ese futuro que nos pertenecerá en la medida que decidamos hacerlo nuestro. Que decidamos vencer.
Es evasión o victoria.
Si (
No(
