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Mira Milosevich, investigadora del Instituto Elcano; Emilio Lamo de Espinosa, catedrático y vicepresidente de UNIR y Nicolás de Pedro, director de investigación en el Institute for Statecraft de Londres.
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Mira Milosevich, investigadora del Instituto Elcano; Emilio Lamo de Espinosa, catedrático y vicepresidente de UNIR y Nicolás de Pedro, director de investigación en el Institute for Statecraft de Londres.

Expertos analizan en UNIR el papel de Rusia como potencia global

jueves 21 de abril de 2022, 11:47h
Mira Milosevich, investigadora del Instituto Elcano, y Nicolás de Pedro, director de investigación en el Institute for Statecraft de Londres, participaron en el seminario ‘Pensar el Siglo XXI’, organizado por el Consejo Social de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) y dirigido por el catedrático y vicepresidente de UNIR, Emilio Lamo de Espinosa. id:83160
“Es difícil empezar a pensar en la paz; este conflicto puede durar mucho tiempo. Los rusos tienen unos objetivos políticos y estratégicos maximalistas, que Ucrania no puede cumplir sin desaparecer como Estado soberano”, señaló hoy Mila Milosevich, investigadora principal para Rusia, Eurasia y los Balcanes del Real Instituto Elcano, en una nueva sesión del seminario ‘Pensar el siglo XXI’, celebrada en la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR).

Milosevich, quien es además profesora asociada de la IE University, analizó la invasión de Ucrania por parte de la Rusia de Putin y cómo este último país ha conseguido cambiar las tornas en la geopolítica mundial. También participó Nicolás de Pedro, director de investigación en el Institute for Statecraft de Londres, que trabaja en temas relacionados con Rusia, Eurasia, desinformación y amenazas híbridas.

El ciclo de conferencias está organizado por el Consejo Social de UNIR y dirigido por el vicepresidente de UNIR y catedrático emérito de Sociología, Emilio Lamo de Espinosa, quien introdujo la sesión partiendo de las incógnitas históricas y políticas que ha representado Rusia para el resto de Europa.

“Para derrotar a Rusia, hay que entender muy bien cuáles son sus motivos, sus objetivos políticos y sus estrategias, porque solo de esta manera podemos saber hasta dónde está dispuesta a llegar para cumplirlos”, indicó Milosevic, en referencia a las particularidades del sistema político ruso.

“El sistema político de Rusia, que yo defino como ‘putinismo’, refiriéndome a esta dimensión del poder autocrático, es un modelo de Estado híbrido; se trata de una democracia imitativa donde las instituciones en la sombra son las que impiden cualquier desarrollo democrático sustancial en el país”, afirmó. “Pero desde 2014 -agregó- este modelo ha ido girando hasta un modelo totalitario”.

Para entender la dinámica de este viraje, la investigadora planteó que obedece a “dos paradigmas históricos”: el de la “estrategia de defensa imperialista de los zares, creando zonas de influencia y de control”, y del del deseo de “tener un papel decisivo a nivel internacional, en el sentido de que ‘o somos una gran potencia o no somos nada’”.

En el mismo sentido, en el plano internacional, la investigadora opinó que la OTAN no representa una amenaza para la seguridad de Rusia. “El problema es que el Kremlin y muchos rusos perciben que es una amenaza, y sabemos que en política la percepción es equivalente a la realidad”.

“Creo que una de las razones de la situación en la que estamos”, expresó Milosevich en relación a la actual guerra con Ucrania, “es que la Historia nos ha demostrado que después de una guerra, incluir a la potencia derrotada es una inversión a la paz a largo plazo (…). Si no está incluida, como Alemania después de la I Guerra Mundial, cuando se recupera un poco se vuelve revisionista y revanchista, y creo que eso es lo que tenemos ahora con Rusia”.

La guerra de Ucrania, fracaso de Rusia y Occidente

“La invasión de Ucrania es el resultado de dos fracasos”, señaló Milosevich, “el fracaso de Rusia de influir en Ucrania a través de diferentes instrumentos de guerra híbrida, como campañas de desinformación, ciberataques, chantaje económico, captura de sus élites… es el fracaso al no conseguir la ampliación de la OTAN mediante instrumentos pacíficos (…); y el fracaso de disuasión de Occidente”, explicó.

Matizó este último punto indicando que ha habido tres tipos: la disuasión convencional, con sanciones económicas; la disuasión por ‘revelación’, “una nueva estrategia, publicando informes de inteligencia que antes eran secretos (…) y la contradisuasión, al decir que no se va a intervenir en el conflicto”, indicó. “Occidente está en una guerra económica, los rusos lo entienden así, y muchos europeos también; pero es un instrumento de la guerra fría, por lo que creo que no puede funcionar a corto plazo. No estamos en la Guerra Fría de antaño y es mucho más difícil aislar a Rusia económicamente”, argumentó.

“Estamos en la segunda fase de la guerra, según el propio Kremlin; ahora se entra en la zona oriental, importante por varias razones, por sus reservas de gas; en la ciudad de Járkov que es clave por su canal de agua; Mariupol, para crear un corredor entre Dombás y Crimea, y Odesa, muy importante para Ucrania; si Rusia llegase a controlar Odesa convertiría a Ucrania en Estado continental, y posiblemente en un Estado fallido”, continuó la investigadora.

“Es difícil empezar a pensar en la paz”, concluyó Milosevich, “este conflicto puede durar mucho tiempo; los rusos tienen unos objetivos políticos y estratégicos maximalistas, que Ucrania no puede cumplir sin desaparecer como Estado soberano”.

“Rusia no se va a retirar de los territorios conquistados; esa es mi experiencia de las guerras balcánicas”, expresó la experta, quien consideró como el escenario más posible “el de una especie de alto al fuego de tipo Minsk 2, donde Rusia controlaría territorios ya conquistados, pero sin el reconocimiento de Ucrania ni de la comunidad internacional”.

Finalmente, intervino Nicolás de Pedro, miembro, además, de la EU-Russia Experts Network on Foreign Policy (EUREN), impulsada por la Delegación de la UE en Moscú, y del grupo de expertos en Rusia del European Centre of Excellence for Countering Hybrid, Threats (Hybrid CoE) de Helsinki.

De Pedro hizo asimismo un recuento de las particularidades históricas de Rusia, en especial del “colapso territorial” que significó la caída de la Unión Soviética y su derrota en la Guerra Fría.

“Quienes lideran ese proceso se quieren ver como vencedores en la medida en que ponen fin al régimen comunista, pero se lamentan del colapso territorial. Este lamento ha ido generando un relato de tipo conspirativo, en el que hay un ‘complot’ occidental urdido por quintacolumnistas dentro de la propia Unión Soviética; esto ha crecido y es el relato dominante”, recalcó.

“En este lado del mundo hemos tenido un relato también falso sobre la caída de la Unión Soviética”, indicó De Pedro, “la idea de que el colapso soviético era inevitable; de hecho en la época ninguno de los actores trabajaba sobre ese escenario”; a esta idea, el investigador agregó el impacto emocional para el pueblo ruso de la rapidez de dicho colapso, y las expectativas que el cambio generó, con sus posteriores frustraciones.

“Es en ese escenario que emerge la figura de Putin”, añadió, y se refirió a tres ejes: con tres restaurar el control del Kremlin, “la opción ideológica de su Estado”, y el “riesgo de convertirse en un país de segunda división”.

“Llegados al momento actual, Putin persigue dos objetivos, el primero, poner fin a la idea de una Ucrania independiente, cuando hablan de ‘desnazificiación’ se refieren a esto -señaló-, “se han creído su propaganda y su mala lectura de Ucrania; el segundo objetivo, revertir lo que considera un ‘accidente histórico’: el colapso de la Unión Soviética”.

“Por eso es muy difícil encontrar un acuerdo mínimamente satisfactorio para Ucrania y para el resto de Europa”, concluyó De Pedro, en coincidencia con Milosevich, sobre las dificultades de un avance hacia cualquier acuerdo próximo.

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