Fernando Garrido, coach y formador, rompe con la falsa creencia de que el coaching sirve para ayudar solamente a personas con un cierto nivel socioeconómico. id:63679
Si bien es cierto que la crisis del coronavirus arrasa con los más pobres, lo es también que ahora, y con los nuevos rebrotes, se ceba también con mujeres empresarias que han visto como su actividad comercial ha disminuido y otras, con menos suerte, simplemente han tenido que echar la persiana.
La vulnerabilidad social es una situación dura y extrema para cualquier persona que la sufre, sin embargo, estar expuesto a este contexto por ser además mujer es doblemente complejo. Y es que, si con anterioridad a la llegada de la Covid ya existía una brecha salarial entre mujeres y hombres, ahora este escenario ha empeorado incluso para aquellas mujeres emprendedoras que lideraban un negocio y fomentaban el autoempleo y ahora se encuentran en riesgo de exclusión.
Coaching solidario para personas en situación de vulnerabilidad social
Por ello, el coaching que ya formaba parte del ADN de muchas empresas irrumpe ahora con fuerza en otros sectores, y poco a poco, también se ha hecho un hueco en el ámbito personal y familiar. Y es que, cada vez son más las personas que, cuenten o no con recursos, no disponen de las herramientas y del acompañamiento necesarios para avanzar personal y profesionalmente.
Pero si hay una característica que define a Fernando Garrido, más allá de sus capacidades motivadoras como coach o su carácter extrovertido, esa es la solidaridad. Por ello, desde hace ya algún tiempo, Fernando colabora con la ONG Nantik Lum, motivando y utilizando técnicas para ayudar a personas que se encuentran en una situación de vulnerabilidad social y económica. El objetivo: conseguir bien su inserción real en la sociedad mediante su integración laboral, o bien para “devolverles” la confianza y darles el potencial que necesitan para crear nuevos proyectos.
“Lo primero que hacemos es fijar un objetivo que resuelva la situación. Posteriormente y mediante varias sesiones dividimos el objetivo en “peldaños”, como si de una escalera se tratase. De esta manera, estos diferentes peldaños nos llevan a hacer meta con éxito el objetivo planteado. Y es que, un objetivo ambicioso no puede abordarse directamente nunca, se divide y se trabaja en esa división. Eso hace que las personas nos podamos plantear la situación y abordarla para pasar a la siguiente, es decir, subir un peldaño y luego pasar al otro. Solo así conseguimos que la mente no bloquee la dificultad del objetivo y se trabaje por fases. Un proceso de coaching consiste en marcarse un objetivo que se ve inalcanzable y construir una escalera donde cada peldaño es un esfuerzo individual que suma y se acumula en uno mismo en forma de potencial acercándote a la cima”, añade Garrido.
Además de sus sesiones, ahora, Fernando ha decidido aportar su granito de arena y colabora con esta ONG ayudando a personas vulnerables a liberarse de las dependencias y a impulsar el potencial de quien en realidad son a través del acompañamiento del coaching.
Covid y pobreza. Sanear la salud financiera de personas vulnerables
Asimismo, según explica Fernando, esta organización sin ánimo de lucro, se apoya también en el coaching para lograr su misión, la salud financiera de aquellas personas en riesgo de exclusión.
Y es que, según esta ONG los peligros del sistema financiero existen cuando el usuario no es capaz de comprender el riesgo de los productos financieros, o bien porque no se lo explican o porque no llegan a entender las condiciones de estos. Un ejemplo típico es las tarjeta revolving y su capitalización de intereses casi en forma de espiral. En su misión Nantik Lum capta gente en estas circunstancias para formarla en conocimientos básicos financieros y potenciarlos en su proyectos de autoempleo.