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Ford Focus Sportbreak Ecoblue 2.0 AT.8 ST Line

Ford Focus Sportbreak Ecoblue 2.0 AT.8 ST Line
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La cuarta generación del modelo global de la marca de ovalo dispuesta a ser la líder del mercado

Por Mariano García Viana
domingo 03 de marzo de 2019, 23:23h
Desde 1998, el modelo compacto de Ford, que sustituyó a un no menos famoso Escort, se ha convertido en una opción muy a tener en cuenta para un cliente que busca un coche capaz, polifacético y familiar y que en esta última versión, además, muestra una marcada línea deportiva. id:42595
Aunque en la prueba hemos utilizado la versión familiar Sportbreak algo más larga que la berlina, el nuevo Focus tiene el consabido comportamiento ágil y seguro de las generaciones anteriores e incluso, como es lógico, se ha mejorado en este aspecto y en otros que iremos viendo a lo largo de la prueba. El diseño está muy logrado y se puede afirmar sin equivocarnos que es uno de los familiares más atractivos y conseguidos del mercado en su segmento.

En general, el nuevo Ford Focus, tanto en berlina como en esa versión Sportbreak, ha dado un gran salto de diseño con respecto a las generaciones anteriores. De entrada se observa que el morro adopta una parrilla de grandes dimensiones y que se muestra prominente con respecto al resto de elementos de esta zona, quizás y evitando esta circunstancia prominente, recuerde algo al deportivo Mustang de última generación en sus formas, En los laterales inferiores de dicha zona se sitúan los antiniebla incrustados en una cubículo adecuado para ellos y a su altura la negra entrada inferior de aire. Los faros, situados a la altura del capó motor con cierta prolongación lateral, son activos con tecnología led, que utiliza la cámara situada en el parabrisas para leer las marcas de la calzada, anticipándose al giro del volante en caso de curva y las señales de tráfico, generando más luz en caso de llegar a un cruce o rotonda, también disponen de la función antideslumbramiento, cuando viene un coche de frente, pero no con un simple cambio de luz de carretera a la de cruce, sino oscureciendo o bajando la parte más cercana al vehículo que se acerca y conservando un haz más largo en la zona de la cuneta. Todo un ejemplo de aprovechamiento de una potente luz sin molestar a los demás y en beneficio de la seguridad del conductor.

Lateralmente se aprecia la mayor longitud de esta versión y la exclusiva también línea de las ventanillas que desde la puerta trasera sube hasta reducir la estrecha y puntiaguda tercera ventanilla que, junto a las de las puertas esta enmarcada por una señalada línea cromada. Los señalados pasos de rueda marcan con claridad la generosa anchura del coche, mientras que a la altura de las puertas una estudiada “hendidura” da ligereza a esta visión, al igual que las discretas barras de color aluminio, que recorren el techo, que por cierto en la versión probada era de un panorámico enorme y con una parte de él abrible. La trasera esta dominada por tres señalados elementos, por un lado, el prominente paragolpes bajo el cual y a cada lado, se sitúan las falsas salidas trapezoidales del escape enmarcadas en brillante cromo. Por otro, los grandes grupos ópticos con tecnología led y convencional, que se prolongan por los laterales de la carrocería y finalmente por una luneta sobre la cual se encuentra un generoso alerón con la tercera luz del freno. En fin, como decíamos al principio de esta sección, un diseño muy conseguido con cierta elegancia y hasta un innegable talante deportivo.

El habitáculo de nuevo Focus es bastante amplio, sobre todo en esta versión familiar. La primera impresión al abrir la puerta es que se ve demasiado plástico a la vista, es decir que, aunque lógicamente el plástico es el material más empleado generalmente, en esta ocasión es demasiado ostentoso y no como en otros modelos que lo disimulan más. De todas formas, todo esta bien terminado y el diseño en general esta bien conseguido. Lo que más llama la atención es la pantalla táctil multifunción de 8 pulgadas, que sobresale como un atril en el centro del salpicadero. Por su parte el cuadro, al contrario que muchos competidores, es analógico en lugar de una pantalla y lo cierto es que la información que ofrece es muy clara y fácil de interpretar, con los dos grandes relojes para velocímetro y cuentavueltas y separadas por, eso sí, una pantalla informativa de las funciones del ordenador y del coche en general. La información se complementa con la que se proyecta en una lámina de plástico a la altura de los ojos del conductor, a la manera de un “head up display” sobre el parabrisas.

Los asientos, de tejido en el centro y piel en los laterales, tiene un magnífico aspecto y resultan apropiados a ese aspecto pues resultan cómodos y sujetan muy bien el cuerpo, en el caso de los delanteros y permiten viajar a tres personas con un alto grado de comodidad en el trasero, pues hay espacio suficiente. En esta versión Sportbreak o familiar, el maletero tiene una excelente capacidad con 608 litros disponibles. Además, el piso está dividido en varias partes, para crear distintas posibilidades de carga según las necesidades. Cuando no se utiliza la cortinilla cubre equipajes, se puede guardar en un hueco bajo el piso especialmente diseñado para ello. Si se abate el asiento trasero se dispone de un espacio de nada menos que de 1.653 litros. El amplio portón, de apertura eléctrica, se puede también activar pasando el pie por debajo del paragolpes trasero.

El equipamiento en esta versión ST Line es muy completo y así encontramos un buen número de elementos tanto de seguridad, como de ayuda a la conducción y seguridad. Citemos como ejemplo, el cargador inalámbrico para móviles, el programador de velocidad activo con función de parada y arranque y que también incluye el centrado de carril, con lo que se puede decir que se dispone de una conducción semiautónoma, siempre que tengamos las manos en el volante. Sistema de aparcamiento automático con el cambio de las mismas características, frenado automático en caso de colisión para evitar un segundo golpe, detección de vehículos en el ángulo muerto, aviso de tráfico cruzado al circular marcha atrás, sistema de frenada de emergencia con detección de peatones y ciclistas y……. un largo etcétera.

En lo que se refiere al infoentretenimiento, se dispone de la interfaz SYNC 3 de Ford, que ofrece un manejo intuitivo y fácil de utilizar, aunque requiere muchas pulsaciones en la pantalla para concretar a donde se quiere llegar. El equipo de sonido es excelente, no en vano es un Bang & Olufsen. Como otros modelos de Ford, el Focus dispone de MyKey (Mi llave), con cuyo sistema se puede configurar alguno de los mandos del coche para que limite la velocidad máxima del coche, no funcionen las llamadas entrantes o el sonido del equipo no funcione si los pasajeros no se han colocado el cinturón de seguridad. A través del FordPass Connect es posible tener una red wifi a bordo y desde el móvil conseguir datos de propio coche e incluso arrancarlo si se dispone de cambio automático, como es el caso.

La versión probada montaba un motor diésel EcoBlue de 2 litros de cilindrada, que proporciona una potencia de 150 CV a 3.500 r.p.m. y un par de 370 Nm entre 2.000 y 2.500 r.p.m. Un motor que francamente nos ha gustado pues es rápido en reacciones, no resulta para nada ruidoso para ser un diésel y sus recuperaciones son igualmente efectivas. Así se consiguen unas prestaciones de 205 km/h, como velocidad máxima y una aceleración de 0 a 100 km/h de 9,5 segundos, lo que no está nada mal. Por su parte el consumo es realmente bajo, pues como media se consiguen a penas 4 litros y medio, aunque hayamos conducido con cierta premura. Y es que el diseño y la creación del motor es de lo más moderno, con dos árboles de levas en culata, inyección directa common rail, turbo de geometría variable e intercooler. Para mejorar la aerodinámica y la refrigeración del motor, se ha montado una persiana detrás de la parrilla que se abre y se cierra automáticamente en función de las necesidades. Como es de esperar, igualmente se dispone del sistema Star&Stop. Acompañando a esta excelente mecánica, encontramos una caja de cambios automática de 8 relaciones, que tiene un funcionamiento de lo más suave y eficaz. Si se quiere conducir con decisión y rapidez, las velocidades se engranan con una gratificante rapidez y cuando se necesita reducir, para volver a acelerar, su funcionamiento es inmediato. De todas formas de puede manejar manualmente desde las levas situadas tras el volante.

El nuevo Focus cuenta con una nueva plataforma, que Ford denomina C2, cuya rigidez torsional es un 20% superior a la de la generación anterior, permitiendo además que la batalla o distancia entere ejes, sea 5,3 centímetros mayor, con lo cual además de permitir un habitáculo de mayores dimensiones, también beneficia la estabilidad. Las suspensiones son de tipo McPherson en el eje delantero y de paralelogramo deformable en el trasero. Pero hay una novedad importante en la gama Focus y es que existen dos tipos de suspensiones traseras según la versión. Una más sencilla de rueda tirada en los modelos más bajos de la gama y otra más elaborada en las versiones superiores, como es el caso. En esta versión familiar, además de disponer de un subchasis al que va anclada la suspensión, los amortiguadores traseros están colocados de forma distinta a los de la berlina, para dejar una zona de carga “más limpia”. Es también importante destacar que también en esta versión ST Line, la carrocería queda unos 10 milímetros más cerca de suelo que en otras versiones.

Con todo ello y a la vista de la prueba realizada, el Ford Focus Sporbreak es un coche muy manejable y sobre todo muy seguro en todo tipo de carretera. En las despejadas y autopistas se muestra firme y con un nivel rutero de lo más confortable, mientras que en las zonas viradas, su agilidad innata transmite una gran sensación de seguridad, acrecentada por un excelente equipo de frenos y una dirección muy rápida.

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