Un 40% de los españoles fallece sin haber otorgado testamento, según datos del Consejo general de Notariado y se calcula que, del total restante, entre un 10 y un 15% acabará siendo ab intestato por la ineficacia del testamento. id:78441
En total, unos 100 millones de euros se quedan sin adjudicar a sus legítimos herederos en nuestro país. Además, es muy común que esta coyuntura traspase fronteras, y que quienes podrían ostentar la condición de ser llamados a la herencia, sean españoles o descendientes de españoles residentes en otros países, cuyo paradero se desconoce a la hora de liquidar los bienes, y ni administraciones públicas ni notarías ni bufetes de abogados tienen tiempo, conocimiento, alcance territorial o herramientas para localizarlos.
Es así cómo, en una gran mayoría de los casos, dichas masas hereditarias sin heredero conocido o localizado terminan en un limbo donde, en casos como el de los bienes inmuebles, acumulan deudas y problemas.
Ante esta realidad, en Españase está experimentando un creciente interés por los genealogistas sucesorios, también llamados buscadores de herederos, cuyo mandato es buscar a las personas con derecho a heredar una masa ab intestato o a localizar herederos cuya identidad se conoce, pero no su paradero. Se trata de una tarea que debe ser desarrollada por un profesional instruido en el campo de la genealogía sucesoria, con capacidad de indagar en el pasado y de encontrar aquellos lazos familiares que otorguen derecho a herencia según lo establecido por el Código Civil. Y, sobre todo, se trata siempre de buscar y encontrar al/los heredero/s y no de buscar o “cazar” herencias, pues cada proceso de investigación parte ya de la existencia objetiva y acreditada de una masa hereditaria, notificada por un abogado, un notario, un administrador de fincas o una administración pública.
Detectives del pasado
La genealogía sucesoria es una ciencia que determina los vínculos familiares que median entre el causante y las personas que tienen derecho a una herencia en las circunstancias de sucesiones mortis causa. La misión del genealogista sucesorio es la de identificar a todos los llamados a la herencia, acreditar mediante certificado la ostentación del derecho de estas personas a heredar y localizarlas. Este profesional no debe ser confundido con un genealogista familiar. Los primeros conforman el cuadro genealógico en función de cómo se transmita el derecho a heredar, mientras que los segundos siguen la línea de consanguinidad.
Fundamentalmente, podríamos decir que la nuestra es una labor de detectives del pasado, con gran conocimiento en derecho sucesorio, capaces de reconstruir vínculos familiares deshechos por el paso del tiempo. El genealogista sucesorio empleará sus conocimientos y todas las herramientas puestas a su disposición, como registros civiles, registros parroquiales, o archivos, entre muchos otros, para establecer lazos familiares con derecho sobre la herencia y construir un árbol genealógico que permita y justifique reclamarla. Una tarea que, además, requiere de una estructura transnacional para apoyar al profesional con éxito en sus pesquisas.
De ahí la necesidad de empresas especializadas en genealogía sucesoria con alcance territorial para cubrir investigaciones transfronterizas, con infraestructuras que se ramifiquen por todo el mundo y con capacidad de seguir los pasos de una investigación en cualquier lugar del planeta, por recóndito que sea, y con la máxima eficiencia.
Y que, además, dichas organizaciones puedan adelantar todos los gastos de manera que ni abogados, ni administraciones públicas, ni notarios, ni herederos deban avanzar el coste de las investigaciones. El cobro de los honorarios debe ser realizado únicamente cuando la masa hereditaria haya sido liquidada y sus cargas fiscales satisfechas. Jamás antes.
Españoles por el mundo
Los flujos migratorios acaecidos en este país en los últimos dos siglos hacen que se pueda afirmar aquello de que hay españoles en todos los rincones del mundo. A la hora de investigar líneas sucesorias que parten de nuestro país, éstas fácilmente pueden acabar en Europa, Estados Unidos o Latinoamérica (especialmente Argentina, México, Venezuela, Cuba), de la misma manera que tantas otras, provenientes de los más dispares países, pueden terminar en Galicia, Extremadura, Cataluña o País Vasco.
En total, calculamos que el “mercado España” lo componen alrededor de 135 millones de personas, de las que 90 millones viven repartidas por los cinco continentes.
Las investigaciones que llevamos a diario nos permiten corroborar el alcance de nuestros antepasados. Es tarea de los genealogistas sucesorios, como los de Coutot-Roehrig, encontrarlos y representarlos para que dichos bienes no terminen en un limbo legal mientras que las personas con derecho sobre esos bienes ni siquiera lleguen nunca a sospechar de éstos.