Guerra comercial entre EEUU y China, una “clara demostración de bullying político”. id:45625
Así pues, en la escalada de tensión entre EEUU y China, además de las ya conocidas medidas recíprocas de aranceles al comercio exterior por parte de ambas potencias, ahora se inicia una caza de brujas en la que se quiere aplicar cordones sanitarios a toda empresa sospechosa de posible espionaje por razones de seguridad nacional y, aunque hasta ahora nadie ha podido demostrar que Huawei sea culpable de tal delito (como en su momento tampoco ocurrió con las armas de destrucción masiva en Irak), el daño ya está hecho porque se ha generado una serie de incertidumbres que, en el mejor de los escenarios, supondrá el aplazamiento de dispositivos Huawei por parte de las personas y empresas, y en el peor, no considerar dicha marca como posible opción de compra.
Aunque la primera consecuencia, la más evidente, sea la más que probable caída de ventas de Huawei y los efectos derivados del fuego amigo sobre los consumidores y usuarios de Huawei, la realidad que hay detrás es mucho más compleja y de calado. En realidad, todos sabemos que estamos en la sociedad de la información y el conocimiento y que el poder de los Estados se apoya en sus sistemas tecnológicos más que en su poder armamentístico, de modo que quien domine y controle la tecnología será el que lidere el mundo. Las compañías chinas se están convirtiendo en los grandes proveedores mundiales de la tecnología 5G y, si a eso añadimos la futura dependencia de las grandes infraestructuras tecnológicas de las compañías chinas, es evidente que EEUU está anticipando una situación desfavorable y que busca rediseñar un nuevo equilibrio de fuerzas internacionales en el plano tecnológico.
De igual forma, se ha puesto de manifiesto la fuerte dependencia que tienen los gobiernos, empresas y familias de grandes multinacionales; algo que en el futuro puede derivar en que un gobierno decida directamente apagar todos los sistemas de otro (y por tanto su economía) con tan solo dar a un botón. Todo ello sin víctimas mortales ni heridos, pero dejando al país paralizado. Durante el siglo XXI las guerras más devastadoras no serán las que utilicen armas convencionales sino aquellas que se apoyen en el ataque a los pilares de las economías de los países a través de la tecnología. En esta línea, D. Trump ha comenzado una guerra comercial con aquellas potencias económicas que pueden llevar a que América no pueda ser “Great Again”, como es el caso de China y Europa, en un alarde de poderío sin valorar las consecuencias para las economías mundiales y para el mantenimiento de la situación geopolítica actual. Lo que está ocurriendo no es más que una simple demostración de bullying político.
Y tampoco deberíamos subestimar el poder de Huawei ni la reacción del Gobierno chino ante este nuevo ataque de EEUU, algo que seguro llegará, y mientras tanto Europa, muy acostumbrada a ponerse de perfil, se queda en medio de esta pelea a la espera de ver cómo termina todo, algo que lógicamente le afectará porque cuando las barbas de tu vecino veas cortar…