Los precios de los alimentos y la inquietud por la seguridad alimentaria ocuparon un lugar destacado en la agenda del grupo de países del G7, reunido los días 13 y 14 de mayo en Stuttgart (Alemania). id:84303
Los precios de los alimentos agrícolas subieron un 31% en 2021 y aumentarán otro 23% en 2022 debido al incremento generalizado de los costes de los insumos (combustible, electricidad, fertilizantes), a los años de bajo rendimiento agrícola traducidos en bajo nivel de existencias y, más recientemente, a la invasión de Rusia a Ucrania, que no solo afecta al suministro de alimentos básicos como el trigo o el aceite, sino que también tiene efectos en los precios de los productos alternativos.
La situación podría complicarse para los hogares europeos: los precios de venta al público de los alimentos se encuentran lejos de reflejar el aumento de los precios de las materias primas alimentarias observado en los últimos 18 meses. Los productores de alimentos y bebidas de la zona euro ya han incrementado sus precios en un promedio de +14% desde principios de 2021, y los aumentos de precio más significativos se encuentran entre los productos de uso cotidiano, como los aceites y las grasas (+53%), las harinas (+28%) y la pasta (+19%). En cambio, los precios minoristas de los alimentos solo se han ajustado un modesto +6%, lo que significa que los minoristas aún no han trasladado al consumidor final ni la mitad del incremento de precios de los productores de alimentos. Pero los episodios de alta inflación alimentaria vividos en el pasado muestran que los precios minoristas se ajustan en general a los precios de producción con cierto retraso. La alta inflación, unida al descenso post pandémico del volumen de ventas de alimentos en las tiendas, añadirá presión a la rentabilidad de los minoristas europeos del sector, por lo que prevemos que esto se traduzca en un incremento de los precios finales para el consumidor.
Partiendo de nuestra estimación de que los minoristas repercuten en los consumidores el equivalente al 75% del aumento pasado de los precios de los productores de alimentos, calculamos que la inflación alimentaria costaría al consumidor europeo medio 243 euros más por la misma cesta de productos alimentarios frente a 2021, con estimaciones que oscilan entre 200 y 250 euros en los cuatro principales mercados de Europa. Este aumento de los precios de los alimentos, que se suma a un aumento generalizado del coste de la vida (combustible, electricidad, alquileres, alimentos que se consumen fuera del hogar, etc.), probablemente reaviva los debates sobre posibles ayudas sociales para aliviar la carga de los hogares más vulnerables.