El CEO de la firma, líder en España, de construcción pasiva, sostenible y saludable, apuesta por este modelo constructivo para combatir de manera contundente los efectos del cambio climático. id:53171
La
Cumbre del Clima de Madrid (COP25 Chile) ha puesto de manifiesto la necesidad de crear una mayor concienciación sobre la contribución de la construcción de edificios y viviendas frente a la emergencia climática. Durante estos días los expertos han dado cifras tan significativas como que la edificación sigue contribuyendo al 56% de la contaminación de nuestras ciudades frente al 13% que proviene de las emisiones de los coches. Sin una mayor implicación y concienciación por parte de las Administraciones Públicas y de la sociedad en general no podemos combatir esta grave y silenciosa amenaza. La asociación sin ánimo de lucro Plataforma de Edificación Passivhaus (PEP) ha destacado durante la Cumbre la importancia del estándar Passivhaus, el modelo de construcción de consumo casi nulo más extendido y contrastado a nivel mundial y que permite un ahorro de energía de hasta el 90% frente a la construcción tradicional.
Según José Antonio González, fundador y CEO de ARQUIMA: “Si implantásemos de manera habitual este modelo constructivo, que ya fue reconocido en la COP de Marrakech como la primera medida de la edificación para la ralentizar el cambio climático, podríamos llegar a reducir hasta un 56% las emisiones de CO2 del planeta”. Sin embargo, para llegar a conseguir las mínimas emisiones de CO2, es tan importante la eficiencia energética como la elección de materiales renovables, reciclables y con un mínimo coste energético en la primera transformación. “En este punto, la madera no tiene rival. La madera tiene una huella de carbono negativa, y no hay ningún otro material constructivo que nos permita reducir la huella de carbono de un edificio de manera más importante”, afirma González.
ARQUIMA se adelantó al cambio y fue pionera en Construcción Sostenible en España desarrollando un sistema constructivo propio de entramado ligero de madera ya en 2008. La empresa catalana, líder a nivel nacional en construcción pasiva y sostenible con un sistema industrializado propio, fabrica edificios de consumo energético nulo o casi nulo y con posibilidad de certificarlos Passivhaus o VERDE-GBC entre otros certificados, con criterios de arquitectura pasiva, sostenible y saludable.
Para González, “La creciente demanda de edificios sostenibles en los últimos años, tanto en promotores privados como públicos, está posicionando la madera en el lugar privilegiado en el que debería estar hace mucho tiempo. Por fin cada vez hay más quórum en cuanto a la consideración de la madera como el material constructivo del siglo XXI”.
Uso de la madera para reducir el impacto ambiental
Cuando se trata de la sostenibilidad en la construcción, los nuevos puntos de investigación señalan la importante ventaja que la madera tiene sobre los materiales comparables. Entre ellas se incluyen las emisiones de CO2, el efecto sobre la calidad del agua y el impacto ambiental general cuando se mide durante el ciclo de vida completo del material estructural.
Un estudio independiente que analiza el ciclo de vida de los materiales de construcción utilizados en climas fríos y cálidos encontró que las emisiones totales en el ciclo de vida de las casas de madera eran más bajas que las casas de hormigón comparables (en un 31%) o de acero (en un 26%), incluso antes teniendo en cuenta la cantidad de carbono almacenado en los productos de madera.
Otra investigación apoya los productos de madera como alternativa de eficiencia energética a los de hormigón y acero: por metro cuadrado de espacio de suelo, una viga de suelo de madera requiere 80 megajulios de energía, en comparación con las vigas de acero y hormigón, que necesitan 516 megajulios y 290 megajulios, respectivamente.
Mientras tanto, las emisiones de carbono para el producto son 4 kilogramos para la versión de madera, 40 kilogramos para el acero y 27 kilogramos para el hormigón.
El lema de la COP25 es “Time for action”, tiempo de actuar. Desde el 31 de diciembre de 2018 todos los edificios públicos que se construyen deben ser de Consumo de Energía Casi Nulo (nZEB). Pero partir del 31 de diciembre de 2020 deberán serlo todos los que se construyan, tanto públicos como privados, desde viviendas a oficinas, pasando por hoteles y centros escolares, deportivos, de ocio o comerciales. ¿Estamos preparados?
Hace casi diez años la Unión Europea entendió que era posible reducir el consumo energético de la edificación hasta un 90%. Para ello, propuso unos objetivos para el año 2020 en cuanto a la optimización de la eficiencia energética de los edificios: reducción de emisiones de efecto invernadero en un 20%, ahorro del 20% en el consumo de energía mediante una mayor eficiencia energética o la promoción de las energías renovables hasta un 20%. En junio de 2010 el Diario Oficial de la UE dictó la Directiva 2010/31/UE relativa a la eficiencia energética de los edificios: Código Técnico de Edificación (CTE). Entendemos por Edificio de Consumo de Energía Casi Nulo (nZEB) aquel que cuenta con un nivel de eficiencia energética muy alto, que le hace tener una demanda casi nula o muy baja de energía y que ésta se cubre, en gran parte, con fuentes renovables producidas dentro de la estructura del propio edificio o de su entorno. Según la directiva mencionada, el 40% de la energía final consumida en la UE procede de los edificios y en España ronda el 30%.
El nuevo Código Técnico de Edificación incluye un Documento Básico de Ahorro de Energía (DB-HE) renovado que obliga a cambiar algunos conceptos de construcción para alcanzar los estándares de eficiencia y ahorro que se piden actualmente a nivel europeo. Pero no son los mismos para una vivienda que para un hospital; para una construcción cerca del mar, en una depresión fluvial o a mil metros de altitud. Ni tampoco en función de su ubicación geográfica. Este nuevo documento revisa las exigencias reglamentarias para que los edificios nuevos y existentes reduzcan su consumo energético, aumenten la calidad de la edificación en general y de sus instalaciones, e incorporen energías renovables para reducir las emisiones de CO2. Esto se aplicará tanto en la nueva edificación como en las rehabilitaciones. También se contempla la rehabilitación de edificios antiguos España cuenta con 25 millones de viviendas y uno de los mayores parques de edificios obsoletos energéticamente. Se calcula que el 90% son anteriores a la aplicación del Código Técnico de la Edificación, y el 60% de las viviendas se construyeron sin ninguna normativa de eficiencia energética. Por lo tanto, aquí es donde está realmente el futuro, en la renovación del parque de inmuebles. En cuanto a la limitación del consumo de energía la directiva del nuevo CTE señala que los edificios dispondrán de una envolvente que limite adecuadamente la demanda energética necesaria para alcanzar el bienestar térmico en función del clima de la localidad, del uso del edificio y del régimen de verano y de invierno, así como por sus características de aislamiento e inercia, permeabilidad al aire y exposición a la radiación solar.
En definitiva, se busca la reducción de encender la calefacción en invierno o el aire acondicionado en verano, que es lo que más demanda de energía produce en hogares y en otros tipos de edificios de servicios. ¿Cómo? Aprovechando al máximo los recursos naturales (radiación solar, luz natural, viento, calor natural, etc.) y de construcción (inclinación, orientación, aislamientos y materiales). Según los expertos, la madera es una de las materias primas más sostenibles gracias a sus características de obtención, renovación, así como para su posibilidad de reutilización o reciclaje. En su extracción y manufactura se consume menos energía que en la producción de otros materiales. Además, la madera es el único material constructivo que absorbe dióxido de carbono durante su período de crecimiento, una circunstancia que contribuye, de forma directa, a frenar el calentamiento global.