La desigual distribución global de los contenedores dificulta que los regalos puedan llegar de Oriente

Los reyes magos podrán seguir teniendo sus fábricas en Oriente, lo que no es seguro es que este año cuenten con la logística precisa para hacer sus entregas a tiempo. La razón: una desequilibrada distribución de los contenedores de transporte.

Al haberse reactivado las economías de un modo desigual tras el impacto de la pandemia, actualmente “hay lugares con más contenedores de los que debería y otros en los que faltan”, explica el director del máster en Logística y Comercio Internacional de la Universitat Abat Oliba CEU, Iván Roa.

No estamos, por tanto, ante una cuestión de producción. “No es cierto que no puedas aprovisionarte en China o en otros países de ese entorno asiático”, señala Roa. Ahora bien, “las mercancías no salen como deberían”. Así, o se hace frente al sobrecoste de traer los productos en avión o se asume que, “si no se pide con más antelación de lo habitual, no llegará”.

Se ha evitado la “tormenta perfecta”

Los cuellos de botella del tráfico marítimo han impactado en otros medios, como es el caso del transporte por carretera, tan tensionado en los últimos tiempos. Explica Roa que, por la escasez de buques porta-mercancías, los camiones están haciendo rutas de 1.500 o 2.000 kilómetros, una distancia muy superior a los 500 kilómetros, que es la cantidad a partir de la cual deja de ser rentable el recorrido. En consecuencia, los camiones “se han apartado de las rutas convencionales. Es verdad que tienen más trabajo, pero con una demanda diferente, flujos muy complicadas y de manera muy oportunista”.

Este especialista también recuerda que el transporte por carretera es “de los más sensibles que hay al precio del combustible”. En un contexto de escalada de precios, “es el que menos márgenes da”.

Entre otras, estas circunstancias motivaban el malestar del sector del transporte, que había convocado una huelga que, de haberse llevado a cabo, habría comenzado hoy. “Desde el punto de vista del consumo habría supuesto un auténtico problema porque dejaríamos de tener las materias primas”. En vísperas de la Navidad, unir una huelga de transporte terrestre a la crisis existente en el marítimo “habría sido la tormenta perfecta”, valora Roa.