Vamos a considerar algunas afirmaciones sobre los beneficios formativos de la educación física y el deporte escolar. El análisis de las afirmaciones sugiere que el deporte tiene el potencial de contribuir muy positivamente al desarrollo de los jóvenes en cada uno de estos ámbitos: físico, social, afectivo y cognitivo. id:68303
Tal vez no resulte sorprendente que existan pruebas atrayentes de que el uso de
instalaciones deportivas desempeña un papel destacado en la adquisición y el desarrollo de las habilidades de movimiento y de la competencia física de los niños. Se puede argumentar que estas son condiciones necesarias, si no son determinantes, para el compromiso con la actividad física a lo largo de la vida.
En el ámbito social, hay suficientes pruebas que apoyan las afirmaciones sobre los beneficios positivos para los jóvenes. Es importante destacar que los beneficios están relacionados con factores ambientales y contextuales como el liderazgo, la participación de los jóvenes en la toma de decisiones, el énfasis en las relaciones sociales y un enfoque explícito en los procesos de aprendizaje. Asuntos todos que les servirán durante toda la vida.
También en el ámbito afectivo, el compromiso con la actividad física se ha asociado positivamente con numerosas dimensiones del desarrollo psicológico y emocional, aunque los mecanismos a través de los cuales se producen estos beneficios están menos claros.
Del mismo modo, apenas se conocen los mecanismos por los que el material deportivo escolar podría contribuir al desarrollo cognitivo y académico. Sin embargo, hay algunas pruebas convincentes que sugieren que la actividad física puede mejorar la concentración y la atención de los niños, lo que podría beneficiar indirectamente el rendimiento académico.
Baloncesto y educación
El baloncesto es uno de los juegos más practicados en el mundo. Es uno de los favoritos de los estudiantes, especialmente de los universitarios, ya que muchas instituciones superiores cuentan con equipos de baloncesto estudiantil. La importancia del juego en la vida de los estudiantes no se limita al entretenimiento, ya que también les proporciona múltiples beneficios y les evita otros perjuicios.
Participar en un partido de baloncesto después de las horas de clase como aficionado o atleta universitario puede mejorar los niveles de forma física. A menudo uno encuentra que durante los períodos en que los escolares tienen tiempo libre en casa, la mayoría tiende a entregarse a hábitos que no contribuyen a sus niveles de condición física. Pasan la mayor parte de su tiempo dedicándose a actividades como ver la televisión, jugar al ordenador o chatear en las redes sociales. Todas ellas queman pocas o ninguna caloría.
Un estudiante que juega entre canastas baloncesto tiende a tomar mejores decisiones en materia de salud y evita entregarse a ejercicios de riesgo. Gran parte de esta mejora en el juicio proviene del hecho de que tal individuo busca mantener o mejorar su estado físico para practicar el deporte que les apasiona. Come alimentos más sanos, hace ejercicio con regularidad y evita caer en gamberradas que puedan provocar daños corporales.