Si bien ya es comúnmente aceptado que aquella empresa que no tiene presencia en Internet, en realidad no tiene ninguna relevancia, no es menos cierto que estar presente en la red de cualquier forma puede ser hasta peor que no estar. id:51456
Cuando alguien necesita información acerca de una empresa lo primero que hace es buscarla en Internet. Una vez localizada la página web en cuestión, de la primera impresión que ésta cause al visitante dependerá todo lo demás.
La inmensa mayoría de los internautas no tiene ningún conocimiento de diseño de páginas web, pero todos somos capaces de notar si la web está o no bien hecha, si es clara, si es rápida, si es fácil buscar contenido en ella, o si, por lo menos, indica un correo electrónico o un teléfono para poder hablar con la empresa.
Y la inmensa mayoría de los empresarios tampoco sabe -ni tiene porqué- diseñar webs. Lo que saben -o deberían saber- todos los empresarios es que hoy la web de su empresa es más importante que las tarjetas de visita, el rótulo del local o la publicidad impresa, por la sencilla razón de que la pueden ver miles de personas. Por eso tendrían que vigilar la calidad de lo que están mostrando a esas personas y ofrecer un diseño cuidado y profesional, que atraiga a los visitantes a su sitio en Internet en vez de ahuyentarlos.
Aspectos básicos del diseño de una web para una pyme o un autónomo
Lo más habitual es que la web contenga varias secciones para poder distribuir más claramente el contenido. La página más importante es la Página de Inicio, técnicamente denominada Home. Tal y como nos indican desde Pentaweb, especialistas en de diseño web, cuando un visitante llega a una página de inicio en la que en los primeros segundos no ve nada interesante o tarda mucho en cargar, la abandona de inmediato. De ahí, la importancia de que el contenido esté bien estructurado, la página cargue rápidamente y sea Responsive, es decir, esté adaptada para ser vista también en móviles o tablets.
En función de lo que queramos dar a conocer o vender estructuraremos la web en varias secciones para incluir diversos productos o servicios. Por ejemplo, un abogado explicará en secciones separadas sus servicios en cuanto a herencias, divorcios, derecho mercantil o derecho penal; y una empresa de reformas lo hará especificando en qué tipo de obras es especialista: viviendas enteras, baños, cocinas, jardines, etc.
Una vez que tengamos claro esa estructura básica, labor en la que nos debe ayudar el diseñador al que hayamos contratado, ya podemos pensar en otras cosas como montar una tienda online, si es que la necesitamos, incorporar un blog para subir contenidos con frecuencia o enlazar a la web todas nuestras redes sociales. Lo que nunca ha de faltar es que nuestros datos queden claros y bien visibles.
Dejando en manos de profesionales del diseño web temas como el hosting, el https, el dominio, la optimización para buscadores, la inclusión de Google Analytics y otros asuntos técnicos, una vez lanzada la web solo tendremos que ocuparnos de gestionarla incluyendo nuevos textos fotos y vídeos.