Son pequeños pero molestos, sus picaduras causan gran desazón y pueden transmitir numerosas enfermedades. Y, por si fuera poco, se encuentran en prácticamente toda España, especialmente en la franja mediterránea. El
mosquito tigre ha pasado de ser un mero desconocido en nuestro país a encender todas las alarmas, sobre todo, en aquellas zonas en las que se ha detectado su presencia.
El aspecto que más preocupa a los expertos no es otro que la gran capacidad de este díptero, también conocido como Aedes Albopictus, para transmitir enfermedades. De hecho, su parentesco con el Aedes Aegipty, lo convierte en un peligroso vector de virus como el Zika, el dengue, la fiebre amarilla, el chikungunya o el virus del Nilo, una enfermedad de la que el año pasado se registraron más de 70 casos en Andalucía y que produjo 7 víctimas mortales. Aunque el mosquito tigre no es capaz de volar más de 100 o 150 metros a lo largo de toda su vida y apenas entra al interior de las viviendas, es en las zonas ajardinadas donde se convierte en una verdadera amenaza. “Las hembras crían en puntos inundables que, una vez que se llenan de agua, hacen que los huevos, que tienen el tamaño de una mota de polvo, eclosionen. Esto es, por ejemplo, el cuenco o el plato de una maceta, parterres, zonas verdes de establecimientos hoteleros…”, explica Pascual Martínez, de la compañía Planeta Zero Mossie.
Implantar medidas en el ámbito doméstico, el mejor remedio contra el mosquito
Los ayuntamientos de las localidades más afectadas por este incómodo visitante, detectado por primera vez en 2004 en Barcelona, han puesto en marcha numerosas medidas con el objetivo de reducir su presencia. Medidas que suponen, cada año, un coste millonario para las arcas públicas. Recientemente, la Comunidad Valenciana ha invertido 400.000 euros en la lucha contra el mosquito tigre y la vigilancia entomológica, aunque según los cálculos de los expertos harían falta seis millones y medio de euros para frenar su avance en esta región. La Generalitat de Cataluña también gasta en torno a un millón de euros en planes para zonas como el BaixLlobegrat y las Terras de l'Ebre, mientras que el Plan de Control de la Diputación de Huelva suele estar dotado con más de dos millones de euros anuales. Debido a la gran cantidad de recursos económicos que requiere hacer frente a esta plaga, los expertos insisten en que la mejor manera de mantener a raya a este insecto es apelar a la responsabilidad individual y tomar medidas en el ámbito doméstico.
La mayoría de las soluciones que se encuentran en el mercado están enfocadas a matar al mosquito adulto, sin impedir que las larvas ya puestas se desarrollen, por lo que no son efectivas ni acaban con el problema. “Hay alternativas de control más eficaces y ecológicas que las que actualmente se están aplicando”, apunta Martínez, refiriéndose a las etiquetas adhesivas antimosquitos que ha diseñado junto con su equipo y colaboradores. Poniendo en común su experiencia en la lucha contra los insectos y su ingenio, han desarrollado unas etiquetas adhesivas bautizadas como Zero Mossie con las que consiguen que las larvas no puedan “abandonar el nido” y no lleguen a su fase adulta.
A nivel doméstico, hasta ahora solo podían encontrarse en el mercado repelentes de mosquito, trampas luminosas o insecticidas concentrados en aerosol que son tóxicos. Estas pequeñas pegatinas son, en estos momentos, la única solución no tóxica orientada al hogar para acabar con el mosquito tigre a partir del control de sus larvas. Además, se basa en el uso de materiales reciclados, está patentada en España, y tiene un alcance mundial de 153 países más. El uso de estos pequeños dispositivos en la vivienda repercute muy positivamente en el bienestar de sus propietarios u ocupantes. Pero sus beneficios se multiplican cuando es una comunidad entera la que apuesta por su colocación. Y es que, los mosquitos tigre vuelan de media, cada jornada, unos 12 metros, longitud suficiente como para colonizar las casas, jardines y macetas de nuestros vecinos. La generalización del uso de Zero Mossie representa una pequeña acción individual que puede constituir un gran avance a nivel colectivo.
Su funcionamiento es muy simple, ya que basta con colocar etiquetas en todos aquellos lugares que sean una potencial zona de cría del mosquito tigre: platos de macetas, cuencos o jarrones de exterior, recipientes susceptibles de llenarse de agua, etc. Una vez puesta en su sitio, la etiqueta libera una sustancia no tóxica en el agua, creando una barrera que impide que las larvas de mosquito se desarrollen. “No afecta a personas, mascotas o plantas y es completamente segura”, indican desde la empresa. Por unos pocos céntimos al día, los usuarios pueden protegerse del mosquito tigre por un periodo de hasta cuatro semanas, que es la duración aproximada que tiene cada dispositivo.
Este nuevo invento se perfila como la mejor solución tanto para quienes viven en urbanizaciones o casas con jardín como para establecimientos hoteleros. “Hasta ahora no existían estrategias de control a disposición del mercado doméstico”, añaden. Estas nuevas pegatinas han sido certificadas por Quimera Biological Systems y Eurofins Scientific, y cuentan con el apoyo de la European Light Industries Innovation and Technology (ELIIT Project) de la Unión Europea.
Pica a cualquier hora del día e incluso por encima de la ropa
Los expertos creen que, además de las etiquetas Zero Mossie, otra de las mejores armas para combatir al mosquito tigre es la información. Advierten de que, al contrario de lo que ocurre con otras especies de mosquito, más activas al caer la tarde y durante la noche, el mosquito tigre pica a cualquier hora del día, es muy insistente y es capaz de atravesar la ropa.
Si ya nos ha picado, lo más adecuado es aplicar frío local para bajar la inflamación, lavar la zona afectada con agua y jabón suave, y aplicar Aloe vera, que posee numerosas cualidades calmantes. “Es importante no rascarse para que la picadura no se infecte ni ulcere”, concluye Rafael Hernández, licenciado en medicina, y miembro del equipo desarrollador.