La forma en que la mayoría de Internet funciona hoy en día es un simple proceso de tres partes: El proveedor de servicios de Internet (ISP) obtiene la señal de Internet a través de la fibra de una serie de servidores de datos, mueve esa señal a una estación central, o hub, y luego la distribuye a los módems de los suscriptores individuales. id:64356
Las dos primeras partes tienden a ser las más fáciles de realizar, mientras que la tercera -hacer llegar la señal a esos módems- es la parte difícil. Ese último tramo a menudo se llama "la última milla", y para muchos hogares sin un servicio adecuado de Internet, es esa última milla (o varias millas) del centro lo que marca la diferencia.
Si pensamos en los ISPs de cable o fibra, requieren que un técnico salga y cablee cada ubicación, y luego lo conecte al centro local. Como la mayoría de las casas ya están completamente cableadas, es relativamente simple conectar todas las casas de un vecindario. Si su casa no está en un área poblada, donde tiene sentido económico que el ISP le preste servicio con recorridos cortos desde el concentrador hasta su casa, es menos simple. En el caso del cable o la fibra, puede significar que no le sirven en absoluto. En el caso de DSL de la compañía telefónica, puede que le presten servicio, pero cuanto más se aleje de la estación central más cercana, peor será el servicio.
Cerrar la brecha digital
Y es por eso que el internet por satélite se convirtió en una forma de cerrar la brecha digital para la gente que está fuera de la zona de cable y fibra. Los ISPs satelitales trabajan esencialmente en la misma forma de tres pasos, pero en lugar de una estación central, la señal de Internet es entregada a través de la fibra a una gran antena (llamada "estación terrestre") en la tierra, que luego mueve la señal a través de las ondas de radio hasta el satélite.
En este modelo, el satélite funciona como esa oficina central y esa "última milla" es más bien 22.300 millas -la altitud a la que orbitan nuestros satélites-. La señal vuelve a su casa u oficina y es captada por una antena (parabólica) fuera de su casa que está alineada con el satélite. Desde allí, la señal va a un cable a través de un agujero en la pared que se conecta a un módem -al igual que cualquier otro ISP-.
Una de las dudas que solemos oír es si se puede usar la misma antena que ya tienen para la televisión por satélite. Es una buena pregunta, pero la respuesta es un firme "no". La razón principal de esto es que la televisión por satélite sólo va en una dirección, transmitiendo señales de vídeo desde el satélite a la casa sin "vuelo de regreso". Las señales de Internet tienen que ir en ambos sentidos, y como las señales de ida y vuelta no se transmiten como el vídeo, se necesita una cantidad mucho mayor de ancho de banda para mover todos esos datos.
Lo que muchos llaman "la antena" es en realidad un par de cosas diferentes. La antena en sí misma es sólo un reflector: un trozo de acero estampado dirigido al satélite que funciona para enfocar la señal. La antena también tiene un potente amplificador que le permite enviar una señal al satélite en órbita.
Al final, un módem especial sirve como interfaz entre las señales de radio recibidas a través de la antena y el ordenador o router. También hace otras cosas, como la autenticación para asegurar que se es miembro de la red y modular y demodular la señal.