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¿La Tercera Guerra Mundial? - 6 escenarios y un desenlace probable de la guerra en Ucrania

¿La Tercera Guerra Mundial? - 6 escenarios y un desenlace probable de la guerra en Ucrania
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OPINIÓN: Rafael López del Rincón Jiménez; Máster en Relaciones Internacionales, por el Instituto de Estudios Europeos de la Universidad San Pablo-CEU

martes 22 de marzo de 2022, 12:12h
Se dice que no hay dos sin tres. Pero ¿es verdad en este caso? ¿Estamos al borde de la Tercera Guerra Mundial? ¿O incluso ya estamos en ella sin saberlo? Para ello, vamos a analizar a continuación los 6 escenarios posibles de la conclusión de la actual Guerra en Ucrania, para luego centrarnos en los desenlaces de dichos escenarios que tendrán lugar en un plazo más lejano y a mayor escala. id:82183
Sin más dilación, los 6 escenarios más probables de la conclusión de la invasión de Ucrania son los siguientes:

Primero, Rusia gana la guerra con rapidez. Segundo, la guerra se enquista y se alarga más de medio año. Tercero, Rusia pierde la guerra contra Ucrania. Cuarto, se alcanza una solución diplomática que satisfaga tanto a Rusia como a Ucrania y a Occidente. Quinto, se depone internamente al presidente Putin. Y sexto, la Tercera Guerra Mundial.

Por supuesto, se pueden dar combinaciones, a lo largo del tiempo, entre los seis escenarios que acabamos de plantear, según vaya evolucionando la inexorable realidad de los hechos.

Ahora bien, lo realmente importante es preguntarse por el previsible desenlace de cada uno de los seis escenarios expuestos.

En el escenario 1 de “Guerra Corta”, -que, coincide con los informes de la inteligencia española hechos públicos por la ministra de Defensa, Margarita Robles, el 9 de marzo, que indican que la guerra en Ucrania podría prorrogarse «entre diez días y cuatro semanas más»; a pesar de que era un escenario bastante improbable a juicio de la mayoría de los expertos-, Rusia obtendría una victoria militar relativamente cómoda. Lo que, a pesar de los terribles efectos de las sanciones económicas para Rusia, y a pesar de las advertencias del Presidente Biden, podría alentar las ansias expansionistas de Putin, al haberse percatado de la debilidad occidental a la hora de enfrentarse militarmente contra él.

Así, este escenario 1 resultaría casi una invitación para que Putin pudiera proseguir anexionándose en el corto-medio plazo los siguientes países de su lista: los tres Países Bálticos, así como Moldavia y Georgia, y quizás áreas de Polonia, Eslovaquia y Rumanía.

Respecto a los efectos de las sanciones económicas como medida disuasoria de posteriores aventuras militares, o bien dejan sin salida a Putin si son lo suficientemente drásticos, poniendo en peligro su supervivencia y, por lo tanto, no dejándole otra salida que atacar con todo, o bien no se mantienen en el tiempo (o las puede eludir con ayuda de China) para disuadirle de sus pretensiones. Además, la disuasión sólo funciona si se ejerce en todos los frentes: si, por ejemplo, se ejerce disuasión económica, pero no militar (con suficientes tropas sobre el terreno de la OTAN), la disuasión no funciona.

Se puede argüir que las condiciones de mantener a medio y largo plazo la posesión rusa de la totalidad del territorio de Ucrania podría suponer un desgaste inasumible para Rusia, pero hay que aplicar a la potencial insurgencia ucraniana el dicho de que “en los países totalitarios no existe la insurgencia ni el terrorismo”… porque, al no haber estado de derecho, se aplasta brutalmente cualquier atisbo hasta que quedan extinguidos a perpetuidad. Y una anexión parcial de Ucrania por parte de Rusia, que sólo incluyera el Donbass y Crimea, me parece que ya no será suficiente para un Putin que se ha convertido en un paria mundial.

En el escenario 2 de “Guerra Larga”, el más probable de acuerdo al desarrollo actual de la invasión, y por el que más apuestan numerosos expertos militares (habiendo llegado a afirmar fuentes del Pentágono hace unos pocos días que la guerra se podría extender entre 10 y 20 años), Rusia se encontraría con “un nuevo Afganistán”, como el que hundió la economía y la moral de la URSS en los años 80, siendo clave para su desaparición en 1991.

Sin embargo, desestimo este escenario por una cuestión básica: es un escenario que Putin no puede asumir; al menos, no lo puede asumir y seguir vivo. En ese sentido, León Aron nos recuerda la tradición histórica rusa que nunca perdona las derrotas militares a sus dirigentes; así, “virtualmente cada gran derrota ha supuesto un cambio radical” a nivel político en Rusia.

Por lo que, si la guerra se enquista, Putin tendrá que ‘desescalar’ el conflicto; lo cual, aparte de ser un eufemismo muy engañoso, es una práctica estandarizada en el ejército ruso. Así, para evitar que se produzca una escalada de violencia peligrosa (y desfavorable para Rusia), el ejército ruso recurre al uso de armas nucleares con el fin de que la otra parte involucrada en el conflicto “desescale” sus hostilidades. Esta práctica también puede usarse con fines puramente disuasorios, para evitar que un tercero o terceros (léase OTAN) decida sumarse al conflicto y pusiera en peligro la victoria rusa. Según un general de la India que ha participado en numerosos ejercicios y maniobras militares rusas en los últimos años, la “desescalada nuclear” ha sido una práctica común en todos ellos.

En suma, el escenario 2, al arrinconar a Putin en una guerra sin salida, acabaría desembocando una maniobra de “desescalada”; es decir, un ataque nuclear ruso. En este caso, los desenlaces sólo podrían ser dos: uno, la disuasión y parálisis de la OTAN, que eventualmente desembocaría en su disolución por su incapacidad de hacer frente a la agresión (nuclear) rusa; o dos, el comienzo de la Tercera Guerra Mundial, que probablemente escalaría a Guerra Nuclear.

Es por eso que el General Petraeus, ex Director de la CIA, insiste en la necesidad de ofrecer una vía de escape a Putin, bien en lo político, bien en lo económico, pues “si arrinconas a un Tigre, éste sólo puede atacar”.

En el escenario 3 donde Rusia pierde la guerra contra Ucrania, Putin acabaría muerto, como ya hemos visto antes. Pues, Rusia no permite las derrotas militares, y un derrocamiento interno de un líder que lleva 22 años en el poder y se ha convertido en el enemigo número 1 del mundo, sólo podría acabar con su asesinato.

Así pues, como Putin es perfectamente consciente de su situación, y ya dejó claro en su autobiografía que la lección vital que aprendió en las calles de su Leningrado natal era que, si no hay salida, atacar primero es la solución, volvemos al desenlace del escenario 2: ataque de “desescalada nuclear”, que o culmina con la parálisis y disolución de la OTAN o con la Tercera Guerra Mundial (probablemente nuclear).

En el escenario 4 donde se alcanza un acuerdo diplomático que satisface a todas las partes (Rusia, Ucrania y Occidente) en lo que respecta exclusivamente al territorio de Ucrania, incluso si Ucrania accede a que Rusia se anexione Crimea, el Donbass y renuncia a sus ambiciones para ser miembro de la OTAN y, muy probablemente, de la UE, nos encontramos con que sólo será una solución a corto plazo. Pues, ya no se puede vender internamente en Rusia ese escenario como una victoria para Putin.

Además, la demanda innegociable de Rusia, presentada a EEUU y la OTAN, con respecto a reconstruir el área de influencia geopolítica que nació en 1991 tras el hundimiento de la antigua URSS, y que además ha ido acercando las fronteras de la OTAN hasta el límite de Rusia, no sólo va en contra de los estatutos de la propia OTAN, y básicamente supondría su descomposición o parálisis funcional, sino que, para colmo, el 12 de marzo Rusia ya ha afirmado, por boca del viceministro de Exteriores Ruso, Sergei Riabkov, que la exigencia rusa sobre “las garantías de seguridad ha dejado de tener vigencia; ha cambiado su configuración”.

Lo que da a entender que Rusia está decidida a asegurar su dominio en más territorios de Europa del Este, buscando un nuevo Acuerdo de Yalta. Y supondría el fin del orden liberal en la totalidad de Europa y la extinción de facto de la OTAN. Algo que no consideramos que EEUU podría tolerar ni permitir, pues socavaría sus principios básicos al dejar abandonados a su suerte a estados miembros de la OTAN como los Países Bálticos, Rumanía o Polonia.

Por lo que, el desenlace de este escenario sería una Tercera Guerra Mundial a medio plazo… siempre y cuando: uno, Putin no se contentara con lo alcanzado y pusiera fin a sus ansias expansionistas (algo dudoso, teniendo en cuenta que considera sus exigencias vitales para la supervivencia de Rusia), además de lograr que se levantaran las sanciones económicas de Occidente a Rusia; o, dos, que Putin fuera depuesto internamente.

Y así llegamos al escenario 5 en el que el Presidente Putin es depuesto internamente, casi con certeza asesinado, bien por algún oligarca, bien por algún ‘silovik’ de su círculo de confianza, perteneciente a los servicios de inteligencia, seguridad o al ejército.

No obstante, desconfío de este escenario, pues las probabilidades no son muchas si tenemos en cuenta los antecedentes históricos:

Uno, en los casos en los que se han establecido desde Occidente sanciones económicas y bloqueos a los regímenes totalitarios (como Corea del Norte, Cuba, Irán o Venezuela), lo único que ha sucedido es que ha sido la población la que literalmente ha muerto de hambre durante generaciones... Pero, todos estos regímenes todavía continúan existiendo (y algunos de ellos parece que, en los últimos días, se han convertido en la esperanza de la administración Biden para lograr subsanar los déficits de energía en Occidente: Venezuela e Irán).

Dos, Rusia está acostumbrada a los líderes tiránicos, desde Iván el Terrible a Stalin, los cuales, a pesar de haber destruido la economía interna y haber causado hambrunas en las que han muerto millones de personas, no han sido derrocados del poder. Las muertes provocadas por las hambrunas en la China de Mao tampoco supusieron que éste fuera depuesto internamente.

Tres, en cuanto a que Putin sea asesinado por los suyos: en el caso de los oligarcas, no será por falta de ganas de estos, pero carecen del poder suficiente, y los que no están en la cárcel o en el exilio, ya saben que son objeto de la mayor vigilancia posible, y que un movimiento en falso significaría su muerte... Numerosos casos en las dos últimas décadas son ejemplo de ello.

A la opción de que Putin fuera depuesto o asesinado por alguien de su círculo más íntimo de confianza, sobre todo, por alguien de los servicios de Inteligencia o de Seguridad rusos, le concedo alguna opción de viabilidad. Pero, mi pesimismo al respecto se reafirma en base a las noticias del 11 de marzo en las que el escritor y periodista ruso, Andréi Soldátov, especialista en servicios secretos, escribía que Putin había comenzado una purga en el seno del “Servicio Federal de Seguridad”, el FSB o antiguo KGB. Así, el Director del FSB, Serguéi Beseda, y su segundo, habrían sido puestos bajo arresto domiciliario; así como se habría efectuado el registro de otros 20 domicilios de personal de inteligencia o militar.

Lo que, a todas luces, indica que Putin está realizando una purga de individuos potencialmente desleales, para evitar un golpe de estado o su propio asesinato. Con ello, Putin estaría realizando un movimiento triple: evita un potencial derrocamiento; señala a los culpables de la ineficacia de la campaña militar en Ucrania hasta el momento; y lanza un mensaje a navegantes para aquellos que tuvieran la osadía de querer aspirar a su trono.

Cabe añadir que, dudo mucho que un ex Teniente Coronel del KGB, como Putin, pueda caer asesinado, mientras “amateurs” en el arte del espionaje, la inteligencia y la seguridad (como Castro, Stalin y Mao) sobrevivieron sin problemas.

Cuatro, respecto un asesinato orquestado desde Occidente, debemos recordar que la CIA intentó sin éxito durante décadas asesinar a Fidel Castro -al que tenía a escasos kilómetros de su costa-, a Saddam Hussein y a Muamar al-Gaddafi. Sin embargo, sólo invadiendo militarmente Irak y Libia se logró la muerte de estos dos últimos tiranos. Por lo que no hay ninguna probabilidad.

Y, en el improbable caso de que Putin sea depuesto, esto podría provocar una guerra civil entre distintos ‘siloviki’ y oligarcas por el poder en Rusia. Una opción que, a pesar de parecer positiva para Occidente, dados los miles de cabezas nucleares existentes en Rusia, supone un escenario altamente volátil e inestable, que podría llevar a una escalada nuclear.

Al escenario 6 de la Tercera Guerra Mundial, hemos visto que, finalmente, nos abocan la mayoría de los desenlaces de los escenarios anteriores.

Es decir, que hay muchas probabilidades de acabar en el escenario de la Tercera Guerra Mundial o en el escenario menos malo, si eso se puede llegar a decir, que sería la opción de la “desescalada” nuclear de Putin, que como hemos visto consiste en el uso táctico de, como mínimo, una bomba nuclear (con el riesgo de escalada nuclear que eso conlleva) y que, en el caso de que la OTAN no respondiera nuclearmente, tendría dos opciones:

Uno, la impasividad total de la OTAN después del ataque nuclear ruso de “desescalada”, que rehusaría entrar en el escenario anterior de Tercera Guerra Mundial, lo que conllevaría necesariamente a la disolución de la OTAN y el resurgir de un mundo multipolar de bloques, donde, tras la debilidad mostrada, EE.UU perdería la hegemonía mundial, y su influencia política y militar quedaría replegada a América y quizás a los países anglosajones. Quedándose, así Rusia con su nuevo ‘Russkiy Mir’ (área de influencia rusa), y con una Europa vasalla de Rusia y balcanizada, pues la UE también se disolvería al no tener capacidad militar alguna, y al haber caído antes su única salvaguarda militar: la OTAN.

Y dos, el inicio de la Tercera Guerra Mundial con uso exclusivo de fuerzas convencionales, es decir, no nucleares, de manera inicial entre la OTAN y Rusia, más probablemente Bielorrusia. Y que, casi con certeza acabará escalando hasta la Guerra Nuclear.

En suma, que se intuyen muy pocos desenlaces positivos.

Sin embargo, hay un actor internacional que resulta clave en todo esto y del que aún no hemos hablado: China.

Es por ello, que concluimos afirmando que la balanza del destino mundial se encuentra en estos momentos en Roma, en la reunión prevista para el 14 de febrero (en el momento de escribir el presente artículo aún no ha tenido lugar) entre el Asesor de Seguridad Nacional de EEUU, Jake Sullivan, y el Asesor de Asuntos Exteriores de China, Yang Jiechi.

Pues, tras haber filtrado los servicios de inteligencia estadounidenses, el 13 de febrero, la solicitud realizada por Rusia a China reclamando su asistencia militar y económica, el propio Sullivan afirmaba que “estamos comunicando a Beijing de manera directa, y privada, que cualquier ayuda a Rusia (por parte de China) para evadir, o ayudar a evitar las sanciones económicas de largo alcance, sin ninguna duda tendrá consecuencias”. Añadiendo, además, que EEUU no tolerará que ningún país del mundo ofrezca una vía de escape a las sanciones.

Sin embargo, como añade Evan Medeiros, a pesar de que EEUU va a trasladar a China las consecuencias que tendrá su apoyo a Rusia: “no creo que nadie en la administración [Biden] mantenga las ilusiones de romper el vínculo y distanciar a China de Rusia”.

La suerte está echada. Sólo nos queda decir: In God We Trust… pues si no, el último acto del Drama del Mundo puede acabar como en ‘Hamlet’: “el resto tan solo es silencio”.

El autor

Rafael López del Rincón Jiménez: Máster en Relaciones Internacionales, por el Instituto de Estudios Europeos de la Universidad San Pablo-CEU. Licenciado en Relaciones Internacionales, con especialización en Estudios Rusos, por Saint Louis University, en EEUU. Su experiencia profesional incluye el haber trabajado en la Comisión Europea; el Departamento de Relaciones Exteriores del Tribunal de Cuentas Europeo; o el Departamento de Relaciones Ruso-Americanas en el World Affairs Council of Saint Louis, en EEUU. También es autor de numerosos artículos sobre geopolítica y estrategia digital.

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