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Fuente: Proa Comunicación

Ramón Tamames, Catedrático de Estructura Económica, Cátedra Jean Monnet de la UE de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas.
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Ramón Tamames, Catedrático de Estructura Económica, Cátedra Jean Monnet de la UE de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas.

Las consecuencias económicas y sociales de la pandemia: ante una recesión calculable (I)

OPINIÓN: Por Ramón Tamames, Catedrático de Estructura Económica, Cátedra Jean Monnet de la UE de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas

lunes 23 de marzo de 2020, 19:31h
El catedrático Ramón Tamames expone su visión de los efectos del coronavirus en las economías mundiales, en una serie de tres artículos que resumimos a continuación para el Blog de Proa Comunicación. id:56666
Cisne negro

A la hora de valorar el impacto de la pandemia, debemos tener en cuenta las altas dosis de incertidumbre que rodean esta enfermedad. Porque ni se conoce el efecto final que tendrá en la actividad económica, ni las medidas contracíclicas que aplicará el gobierno, lento en su reacción inicial.

De momento, sólo podemos comparar lo sucedido con otras pandemias acaecidas en la historia. La gripe española de 1918, con 260.000 muertes, o las epidemias del SIDA en los años 80, o el SARS de China en 1983, con un número de muertes mucho menor. La actual es la mayor pandemia de la época moderna, de la que no tenemos datos suficientes porque el país de origen, China, es una dictadura y seguramente no comparte la información al completo.

El economista Nouriel Roubini, primero en vaticinar la crisis de Lehman Brothers en 2008, alertó de cisnes blancos (eventos no esperados con impacto en la economía) como las tensiones China-EEUU, el Brexit, o las tensiones en Irán. Margaret Frankin, Presidenta y CEO de CFA Institute, va más allá: “el coronavirus es un ejemplo vívido y dramático de las cosas impredecibles que pueden suceder en el mundo y su impacto en los mercados

Por tanto, el coronavirus se puede considerar un cisne negro. Porque los efectos de confinamientos masivos durante meses, pueden ser imprevisibles en un mundo con 7.800 millones de personas,

China como referencia

Teniendo en cuenta lo sucedido en China, foco del virus, la tasa de letalidad de la pandemia es mayor a medida que las edades de los enfermos son más altas: 9,6% septuagenarios, 16,6% octogenarios, 19% nonagenarios.

Y desde el punto de vista macroeconómico, China venía de una fase de desaceleración que situaba las previsiones de subida del PIB en algo menos del 6%. Las previsiones de la OCDE apuntan una bajada de medio punto en el crecimiento global, hasta el 2,4%.

El protagonismo de China en la intensidad de la crisis, ha hecho que la OCDE revise su propia estimación. Ahora cifra el impacto en cuatro veces el impacto del SARS en 2003. Ya que desde este año, el peso de China en el PIB global ha pasado del 5 por 100 a casi el 20 por 100.

Otros impactos en la economía

El catedrático Tamames repasa otros efectos del coronavirus desde el punto de vista económico. En primer lugar, el precio del oro, que pasó de un nivel de 1.200 euros en 2016, por onza de oro troy (de 31,1 gramos), a 1.518 euros el 15 de marzo de 2020, una subida del 26,5 por 100. La desconfianza en el futuro, y la caída de las bolsas, convierten al oro en refugio, tal y como predijo el economista J.M. Keynes.

El segundo, un declive más intenso de la economía española. Desde 2018, el nivel de ahorro familiar medido en volumen de depósitos en entidades bancarias, pasó en 2016 de 2,14 billones de euros a 2,29 billones en 2019. 150.000 millones más, lo que refleja un hecho: el menor consumo e inversión responde al miedo de los ciudadanos a la subida del paro por la caída de la economía, por lo que hacen acopio de recursos monetarios.

Y por último, la bajada del crudo superior al 50 por 100 desde enero de 2020, desde una cotización en torno a 65 euros/barril, a escasos 33 dólares del barril Brent. Caída derivada en parte por el conflicto de Rusia con la OPEP, y el aumento de producción barata de Arabia Saudí para eliminar competidores.

La conclusión de Tamames es que “las cifras de caída del PIB como consecuencia de la pandemia, globalmente, podrían ser asombrosas, difíciles de imaginar”. Un ejemplo, lo acaecido en Japón, que ha visto caer su PIB el primer trimestre de 2020 un 2,7%, tasa difícilmente recuperable en lo que resta de año.

Reacciones

Ante la dimensión del problema, Tamames enumera las reacciones de los responsables políticos y económicos. Así, valora positivamente la reunión entre Pedro Sánchez, y el presidente de la OCDE, Ángel Gurría, partidario de medidas para proteger el empleo, facilitar liquidez a las pymes, y de que Bruselas sea más flexible con los objetivos de déficit.

La presidenta del BCE, Christine Lagarde, ha pasado de las dudas iniciales (“que primero gasten sus municiones los gobiernos nacionales de la UE”) a darse cuenta del papel real del BCE como impulsor de la recuperación, en su caso lanzando inyecciones billonarias de liquidez. Algo ya percibido por Mario Draghi en 2010, que hizo “todo lo necesario para salvar el euro”, según declaró en su momento, y cumplió.

El Fondo Monetario Internacional (FMI), dirigido por Kristalina Giorgeva, anunció, el 16.III.2020, su predisposición a movilizar un billón de dólares para combatir la pandemia. Este dinero supone toda su capacidad de préstamo. El Eurogrupo (los 19 países europeos con la divisa Euro) mostró su determinación: “Tomaremos cualquier acción política coordinada y decisiva que sea necesaria, incluyendo medidas fiscales, para apoyar el crecimiento y el empleo”.

El G7 ha prometido contundencia pero sin concreciones: “Estamos comprometidos a hacer todo lo necesario para asegurar una fuerte respuesta global a través de una estrecha cooperación y una acentuada coordinación en nuestros esfuerzos”. Esto es, estímulos fiscales y monetarios, pero sin concretar cuánto. Los mercados reclaman menos palabras y más hechos, según Tamames.

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