Con el objetivo de mejorar la gestión del medio natural y proteger los ecosistemas, la certificación “add-on Biodiversity” recoge un conjunto de reglas, principios y criterios de buenas prácticas para cuidar y promover la biodiversidad en la producción de frutas y verduras, considerando aspectos como el uso eficaz del agua o del suelo. id:84195
Lidl vuelve a ser pionera en materia de medio ambiente. En esta ocasión, conscientes del creciente riesgo de extinción de muchas especies de nuestro planeta, la cadena ha lanzado junto a GLOBAL G.A.P. y organismos internacionales, una certificación para la protección de la biodiversidad en la producción de frutas y verduras en Europa: “
add-on Biodiversity”.
Se trata de un nuevo estándar global que complementa las normas del GLOBAL G.A.P. que asegura las buenas prácticas agrícolas de todos los proveedores. En concreto, el “add-on Biodiversity“ establece un conjunto de reglas, principios y criterios que ayudan a los productores a demostrar sus prácticas de gestión de la biodiversidad, entre las cuales se incluyen medidas de protección y restauración en el campo; manejo integrado de plagas; así como un plan de gestión de suelos, nutrientes y/o aguas residuales.
La iniciativa se ha gestionado con otras prestigiosas entidades internacionales con experiencia científica entre las que se encuentran la subdivisión del Instituto de Investigación de Agricultura Orgánica (FiBL), Sustainable Food Systems GmbH (SFS); el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF); Bioland; la Fundación del Lago de Constanza (Bodensee Stiftung) y la Universidad de Nürtingen-Geislingen como socios científicos.
Más de 250 productores de frutas y verduras en Europa
Lidl se convierte en el primer distribuidor en implementar esta certificación que afectará, en un primer momento, a más de 250 proveedores de frutas y verduras de toda Europa, gran parte de ellos ubicados en España. En una segunda fase, y con el objetivo de abarcar a todos sus proveedores, la cadena ya está trabajando para abarcar a todos sus productores hortofrutícolas.
En palabras de Michaela Reischl, directora de RSC de Lidl España: “Esta certificación es un avance más que pone el foco en la importancia de promover la biodiversidad e impactar positivamente en los ecosistemas. Desde hace años estamos implementando de la mano de nuestros colaboradores, modelos de producción cada vez más sostenibles tanto para las personas como para nuestro planeta, buscando así soluciones que protejan nuestro entorno e impulsen al sector de la distribución a unas mejores prácticas que nos beneficien a todos”.
Cuidar la biodiversidad: tema central en la estrategia de sostenibilidad de Lidl
La biodiversidad, o la variedad de todos los seres vivos en nuestro planeta, ha estado disminuyendo a un ritmo alarmante en los últimos años, principalmente debido a actividades humanas, como el mal uso de la tierra en los cultivos, la contaminación y el cambio climático. Según el informe 2019 de la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) de Naciones Unidas, una de cada cuatro especies podría estar en riesgo de extinción si no se frena el ritmo de destrucción de los ecosistemas.
Conscientes de este panorama y teniendo en cuenta que Lidl persigue ser un referente en sostenibilidad, no es de extrañar que la compañía contemple el cuidado de la biodiversidad como uno de sus temas centrales. Y es que además de esta nueva certificación, la cadena lleva apostando desde hace años por la producción ecológica que contribuye al cuidado de los ecosistemas, ya que se basa en el cultivo que aprovecha los recursos naturales para, entre otras, combatir plagas o aumentar la fertilidad del suelo, prescindiendo de pesticidas o fertilizantes.
En este sentido, Lidl cuenta con un surtido de más de 150 artículos BIO y con un volumen de compra de 46.800 toneladas al año de fruta y verdura BIO. En efecto, la compañía es el principal comprador de la huerta ecológica española, lo que representa un 9% de la producción total BIO.
Asimismo, cabe destacar, su política de compras de materias primas que busca, entre otros, evitar la sobreexplotación o contaminación del medio. De este modo, la cadena contempla hasta 13 materias primas como críticas: algodón, flores y plantas, pescado, café, caco, frutos secos, fruta y verdura, aceite de palma, arroz, soja, té, celulosa y huevos, contando para todas ellas con una política propia de protección de los ecosistemas de obligado cumplimiento para sus proveedores.