La inflación erosiona el poder adquisitivo. Éste es el efecto principal y más generalizado de la inflación. Un aumento general de los precios a lo largo del tiempo reduce el poder adquisitivo de los consumidores, ya que una cantidad fija de dinero les permitirá consumir cada vez menos. Los consumidores pierden poder adquisitivo independientemente de la tasa de inflación, ya sea del 2% o del 4%. ID: 87972
La inflación mide la subida de los precios a lo largo del tiempo de una cesta de bienes y servicios representativa del gasto global de los consumidores. El Índice de Precios de Consumo (IPC) es el indicador de inflación más conocido.
La inflación afecta de forma exagerada a los consumidores con rentas más bajas, que tienden a gastar una mayor proporción de sus ingresos en artículos de primera necesidad que aquellos con rentas más altas. Esto significa que tienen menos protección contra la pérdida de poder adquisitivo inherente a la inflación.
Los responsables políticos y los participantes en los mercados financieros suelen centrarse en la inflación subyacente. Esta medida de la inflación excluye los precios de los alimentos y la energía porque tienden a ser más volátiles y reflejan menos las tendencias de la inflación a largo plazo. Pero los asalariados con menos ingresos gastan una proporción relativamente grande de su presupuesto familiar semanal o mensual en alimentos y energía, productos que son difíciles de sustituir o de los que es difícil prescindir cuando suben los precios.
Los pobres también tienen menos probabilidades de poseer activos como bienes inmuebles, que tradicionalmente han servido de protección contra la inflación.
La tasa de inflación objetivo de los bancos centrales está fijada en el 2% a largo plazo. Esto les permite cumplir sus mandatos de precios estables y máximo empleo. Se centra en una inflación modesta más que en unos precios estables porque una tasa de inflación ligeramente positiva engrasa las ruedas del comercio, proporciona un margen de error en caso de que se sobreestime la inflación y disuade de la deflación. La caída general de los precios puede ser mucho más desestabilizadora que una inflación comparable.
Los prestamistas pueden cobrar intereses para compensar la inflación que puede devaluar los reembolsos aunque también ayuda a los prestatarios a pagar sus deudas, permitiéndoles realizar futuros reembolsos con moneda inflada. Por otra parte, la deflación encarece el servicio de la deuda en términos reales, ya que es probable que los ingresos disminuyan junto con los precios. Una de las razones por las que la inflación modesta (en lugar de la deflación) es la norma es que los salarios son rígidos a la baja. Los trabajadores tienden a resistirse a los intentos de recortarlos.
Por otra parte, las clases medias y acomodadas tienen a su alcance otros medios para protegerse de los efectos de la inflación presente o futura. Como la contratación de un seguro de vida que les dé mucha más tranquilidad.
Los seguros de vida riesgo dan la cantidad de dinero contratada en caso de fallecimiento o invalidez absoluta del asegurado. Y sirven para protegernos a nosotros mismos, a nuestros familiares o a nuestras inversiones de las situaciones indeseables que hemos comentado anteriormente.
Tener un seguro de vida riesgo nos sirve para protegernos de estas diferentes situaciones difíciles que no podemos controlar en la vida:
• Que nuestros hijos y familia sigan teniendo el mismo poder adquisitivo.
• Que nuestras deudas queden pagadas evitando problemas a nuestros herederos o a nosotros mismos si estamos incapacitados para trabajar.
• Que nuestros proyectos personales y empresariales tengan la posibilidad de seguir adelante, como pueden ser los estudios de nuestros hijos, inversiones, etc.
Gracias a los seguros de vida riesgo podemos protegernos con una gran cantidad de dinero ya que no necesitamos tener ahorros o inmovilizar una cantidad de dinero.
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