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Los riesgos laborales y psicosociales de quienes dicen “mamá, quiero ser influencer”

Marcos Blanco, Profesor de ESIC Business & Marketing School.
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Marcos Blanco, Profesor de ESIC Business & Marketing School.

OPINIÓN: Por Marcos Blanco, Profesor de ESIC Business & Marketing School

miércoles 28 de abril de 2021, 08:48h
Nuevas profesiones traen aparejados nuevos riesgos laborales, como es el caso de los influencers que, a pesar de aparentar vidas profesionales idílicas, en muchos casos padecen riesgos laborales y psicosociales derivados del ejercicio de esta profesión. id:71023
Sin duda alguna, ser influencer es una profesión de moda, y España es el séptimo país con mayor número de influencers del mundo, por detrás de Estados Unidos, Brasil, Reino Unido, India, Alemania y Francia, según datos de HypeAuditor-Statista (2020).

Según una encuesta sociológica de 2019 denominada “Mamá, quiero ser influencer” y realizada a más de 800 personas de entre 18 y 35 años, casi el 40% de los jóvenes españoles quiere ser influencer. ¡Y no es de extrañar! Viajes gratis; invitaciones a hoteles de lujo; probar todo tipo de productos de forma gratuita… Incontables ventajas a cambio de generar contenidos para dar visibilidad a diferentes marcas entre sus seguidores.

Pero no todo es color de rosa en el influencer marketing: estamos ante una nueva profesión que trae bajo el brazo una gran cantidad de riesgos laborales y psicosociales.

Ciberdelitos, ciberacoso y pérdida de credibilidad, los riesgos de ser influencer

Como hemos comentado, aunque pueda parecer una profesión ideal a través de la que obtener grandes beneficios económicos, fama y éxito, también tiene una cara B. Esta cara B, podría dividirse en dos partes diferenciadas: los ciberdelitos y los trastornos psicosociales.

Cualquier persona puede ser víctima de una estafa, de un robo de información personal o bancaria a través de internet. La probabilidad de que esto le suceda a un influencer se multiplica: la continua conexión con sus seguidores a través de directos o historias de Instagram y otros perfiles sociales hace que sean mucho más vulnerables a este tipo de situaciones.

De hecho, cada vez es más frecuente encontrar noticias en los medios sobre influencers que han sido víctima de este tipo de delitos. El último caso que se ha conocido ha sido el de la instagrammer Marina Prat, entre otras influencers que sufrieron una suplantación de identidad. Abrieron una cuenta en una plataforma de contenido para adultos a su nombre e hicieron creer a sus seguidores que compartían contenido sexual en la misma.

¿Cuáles son los riesgos más frecuentes a los que se enfrentan estos personajes públicos? Además de la suplantación de identidad, también encontramos otros importantes delitos como ciberacoso, tanto sexual como personal; hackeos de cuentas y acceso a datos personales; secuestro de dispositivos o cuentas; o extorsión económica.

Debemos tener en cuenta que estamos ante personas que se ganan la vida con su reputación digital, por lo que este tipo de peligros a los que se enfrentan pueden poner en riesgo su credibilidad y, por lo tanto, su negocio. Para un influencer, la marca personal lo es todo: hablamos de una profesión que implica una dedicación diaria y constante para construir una identidad fuerte y una comunidad fiel.

Sin desconexión digital

El concepto de desconexión digital limita el uso de tecnologías de comunicación con el objetivo de garantizar el tiempo de descanso y vacaciones de los trabajadores. Un derecho que se ha reforzado durante toda la pandemia de la Covid’19 debido a la implementación masiva del teletrabajo. Pero ¿qué hay de los influencers? ¿tienen ellos este mismo derecho?

Nos encontramos ante una nueva profesión en la que los límites entre el trabajo y la vida privada son muy difíciles de delimitar. Estamos ante personas que tienen un nivel de fama similar a la de cualquier personaje famoso, pero que se enfrentan a ella con menos experiencia y conocimiento de lo que esto puede suponer para su vida diaria. Ser influencer implica vivir por y para generar contenido, para destacar, para obtener likes, para conseguir que sus seguidores les vean, etc. Y esto provoca que siempre estén conectados a sus perfiles sociales, respondiendo a la gran demanda de sus millones de seguidores.

Y la falta de privacidad no es el único problema. La sobreexposición en los perfiles sociales; la búsqueda de una constante validación por parte de sus seguidores (y de los que no lo son); las críticas y comentarios ofensivos; o crear una identidad en base a lo que los usuarios demandan, son graves riesgos a los que se enfrentan los influencers de manera continua.

Una presión constante que generalmente termina provocando trastornos de ansiedad, depresiones e incluso, en algún caso, hasta suicidios. En febrero de este año, fuimos conocedores de la muerte por esta causa de dos influencers de TikTok: Dazharia Shaffer de 18 años y Kasia Lenhardt, de 25 años.

¿Cómo prevenir estos riesgos laborales si eres influencer?

Para evitar estas posibles enfermedades, trastornos o peligros que hemos mencionado a lo largo del artículo, al igual que para cualquier trabajador autónomo, la prevención de riesgos se presenta como un aspecto fundamental.

Por norma general, las políticas en materia de prevención de riesgos laborales están pensadas para los trabajadores por cuenta ajena. Aunque ya existen algunas leyes para autónomos el teletrabajo está inmerso en cambios legislativos actualmente y es necesario establecer claramente la relación contractual entre el influencer y la empresa. Queda clara, por lo tanto, la necesidad de replantear la ley de Prevención de Riesgos Laborales.

Leyes aparte, existen algunas recomendaciones que, desde el influencer en un primer plano, hasta las propias empresas que trabajan con estos perfiles (agencias, asociaciones, marcas), pueden ponerse en práctica para prevenir ciertos riesgos asociados a esta profesión.

1. Evitar el uso de correos electrónicos personales, asociados a otros ámbitos como el bancario, en las cuentas de sus perfiles sociales.

2. Utilizar contraseñas seguras y diferentes por cada plataforma y tener siempre activados los protocolos de doble verificación y seguridad de las Redes Sociales.

3. Crear un hábito de desconexión digital, estableciendo un horario fijo y un espacio de trabajo, como cualquier otro empleado.

4. Establecer límites entre el ámbito privado y el ámbito laboral: no es necesario estar conectado con los seguidores 24/7.

5. Desde agencias, marcas y empresas que requieran los servicios de este tipo de perfiles, facilitar toda la información legal que requiera la actividad y el marco de contratación necesario (por cuenta ajena, contratos temporales, etc).

6. Y, para terminar, es muy positivo hacer sentir al influencer como parte de la marca o agencia, invitarle a conocer las instalaciones o bien ofrecerle un lugar desde el que llevar a cabo su trabajo.

En el último año estamos siendo testigos de la rápida digitalización de muchas empresas; de la búsqueda de un hueco publicitario dentro de las plataformas digitales de negocios que nunca se lo habían planteado; de dejar las oficinas físicas y adaptar nuestras casas para el teletrabajo.

Sin duda, el contexto laboral está cambiando y, con él, deben hacerlo también las leyes. Y no solo aquellas que protegen y regulan las nuevas formas de trabajo surgidas durante la pandemia; sino también las nuevas profesiones que han surgido en los últimos tiempos a raíz del boom de las redes sociales: como la de los influencers o los youtubers.

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