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Análisis desplome de Banco Popular

OPINIÓN

Por Felipe López-Gálvez, analista Self Bank
viernes 02 de junio de 2017, 07:11h
El mercado está castigando a Banco Popular con especial virulencia en las dos últimas sesiones haciéndole caer a mínimos históricos.
Detrás de estos descensos están los temores (infundados o no) a una intervención del SRB (Consejo Único de Resolución) y la ampliación del plazo para recibir ofertas no vinculantes, lo que demuestra el escaso interés que están mostrando otras entidades.

El futuro de la entidad pasa por tres escenarios posibles (o una combinación de ellos) que determinarán si sigue operando de manera independiente:

VENTA DE ACTIVOS

Aunque ya ha llevado a cabo algunas de ellas, lo cierto es que la desesperación del banco le coloca en una posición muy debilitada a la hora de negociar.

Recientemente ha ingresado 65 Mn€ por la venta del 49% de Targobank y 143 Mn€ por el 2,86% de Merlin Properties, que pasan a unirse a otras desinversiones como la de Popular Servicios Financieros (PSF) a principios de año. Sin embargo, no se aprecian avances a la hora de deshacerse de activos ligados al ladrillo, su gran lastre desde que descartase ser ayudado en el momento de la creacióndel “banco malo”. En el primer trimestre la venta de carteras y activos inmobiliarios fue inferior a los 500 Mn€, una cantidad insuficiente.

AMPLIACIÓN DE CAPITAL

La complejidad de esta operación radica en el hecho de que sería la cuarta llevadaa cabo desde 2012 y en que en esta ocasión sería destinada a institucionales, probablemente sin derecho de suscripción y sin la posibilidad de que acudiese el público minorista, que fue clave para llevar a buen éxito las anteriores ampliaciones de capital. Se da la circunstancia de que la entidad ya vale menos en bolsa que la cantidad inyectada por sus accionistas en la ampliación del año pasado (2.500 Mn€).

No será fácil convencer a nuevos inversores teniendo en cuenta la mala imagen que está dando la entidad y que las perspectivas de cara al futuro no son muy halagüeñas.

Mientras otros bancos han invertido grandes cantidades de dinero en la transformación digital, Banco Popular ha centrado sus esfuerzos en ir apagando fuegos, por lo que ha quedado muy retrasado en todos los cambios tecnológicos que está experimentando el sector. En segundo lugar preocupa su labor comercial, que por el momento no se está traduciendo en una fuga de depósitos pero que, tras las últimas noticias publicadas, tampoco facilitan la captación de nuevos clientes.

FUSIÓN CON OTRA ENTIDAD

Esta es la opción preferida por la actual cúpula directiva, dada la dificultad en concretar las dos anteriores (venta de activos no estratégicos o ampliación de capital).

A pesar de la tentación que supone para el resto de bancos españoles adquirir un banco del tamaño y la presencia de Banco Popular, hay circunstancias que no invitan a embaucarse en una operación de tal calado.

Una operación de adquisición acarrea la compra de toda la empresa, tanto los aspectos positivos como los negativos.

Empecemos por lo bueno. Excluyendo la actividad inmobiliaria, el negocio principal del banco fue capaz de generar un resultado positivo de 180 Mn€ en el primer trimestre. De hecho ,es el banco líder en el segmento de pymes con una cuota de mercado del 17,7%, todo ello en un contexto de recuperación de la economía española. Su ratio de capital, si bien no es boyante, se sitúa en el 11,91%, por encima del 11,37% que exige el regulador.

No obstante, hay aspectos que pueden reportar sorpresas negativas al supuesto comprador, como la dificultad de valorar con exactitud el balance del banco, donde la propia entidad cifra en más de 36.000 Mn€ los NPA (non-performing assetso activos improductivos). A cierre del trimestre la tasa de morosidad alcanzó el 14,6%, un porcentaje muy superior al 8,8% de la media del sector bancario español.

La reestructuración de la plantilla llevada a cabo el pasado año ha permitido a Banco Popular reducir en un 20% sus costes salariales. Sin embargo, sigue contando con una base de empleados muy elevada que habría que ver cómo encajaría en el banco adquirente. Esta circunstancia podría no ser un escollo en el caso de que fuera un banco extranjero sin presencia en nuestro país el que comprara el banco.

La emisión de CoCospor parte de Banco Popular (que también están cayendo de precio) podría derivar en una conversión de bonos por acciones en caso de que los ratios de capital cayesen por debajo de determinados niveles. Si se produjese ese acontecimiento, este canje terminaría representando cerca del 30% del actual capital social, provocando así un efecto dilutivo considerable.

Con los bancos cada vez más preocupados por su reputación, la adquisición de Banco Popular conlleva un riesgo importante en cuanto a posibles gastos futuros por litigios. Además de las compensaciones por las cláusulas suelo restantes, el banco podría tener que enfrentarse a irregularidades cometidas supuestamente cuando se desarrolló la última ampliación de capital en 2016.

Para concluir, cabe recordar que la tendencia de sus acciones en bolsa sigue siendo claramente bajista, con un hasta un 12% de su capital en manos de fondos que están apostando por un mayor desplome de sus títulos.

En cualquier caso, que nadie espere que el banco que compre Popular vaya a pagar una prima importante sobre su precio actual, motivo por el cual hay muchos inversores minoristas tratando de especular con este valor.

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