El reporte también apunta a que un tercio de los informadores fueron asesinados por bandas de crimen organizado en países como México, Honduras, Brasil, Colombia, Guatemala, Haití, etc. Pero esta no es la única agresión que pesa sobre la profesión periodística, ya que Reporteros Sin Fronteras cifra en 54 los periodistas secuestrados o privados de libertad durante el año pasado, muchos de ellos padeciendo tortura en países como Siria.
Ecuador afortunadamente es un país pacífico, democrático y un Estado Constitucional de Derechos y de Garantías para el ciudadano, donde las voces de los periodistas no son calladas, ni con asesinatos, ni con prisión, ni torturas, ni exilios, ni persecuciones de ningún tipo.
Por ello, llama profundamente la atención la alarmante noticia que el corresponsal de ABC en Quito publicó el 14 de enero en la edición digital del prestigioso diario, bajo el titular: “Ecuador supera su récord de agresiones a la libertad de expresión”, donde presenta un cuadro terrible de la “supuesta amenaza a la libertad de expresión” que viven los periodistas en Ecuador. Los datos que rescata el corresponsal son avalados por la ONG Fundamedios, que pese a denunciar “censura y persecuciones hasta en internet”, tiene en su web y en sus redes sociales el Informe detallado de las supuestas “agresiones a la libertad de expresión”.
Resulta realmente terrible y frívolo que mientras más de medio centenar de periodistas en el mundo están perdiendo su vida por su loable trabajo como informadores, siendo asesinados, perseguidos, secuestrados, torturados y encarcelados, un puñado de periodistas, claramente partidarios de la oposición al Gobierno Ecuatoriano, pretendan convertirse en los mártires de la libertad de expresión en el mundo, activando las alarmas de la supuesta “persecución” que viven, mientras contradictoriamente es su pleno ejercicio de la libertad de expresión la que deja plasmada en cientos de noticias, columnas, editoriales y artículos sus ataques y críticas al Gobierno Nacional.
Es decir, nos quejamos de libertad de expresión, nos referimos a 2015 como “un año terrible para la prensa” cuando al mismo tiempo usamos la libertad de expresión y “la opinión como refugio”, así lo dice el periodista ecuatoriano Alfredo Negrete en su artículo del 24 de diciembre de 2015 en El Comercio. “….cuando en el entorno social predomina el autoritarismo y la creencia de que solo existe una verdad…las páginas de opinión de la prensa libre e independiente se convierten en un refugio para quienes tienen el derecho y desean expresar sus criterios”. Es evidente, por eso él puede escribir y opinar en su columna libremente como lo ha hecho y lo sigue haciendo.
Otro ejemplo, Orlando Alcívar, articulista de El Universo, escribía el 25 de diciembre de 2015 una opinión sobre la admisión a trámite en la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), de la denuncia presentada por Emilio Palacio, ex jefe de opinión de este diario, contra la presunta violación por parte de la República del Ecuador, de las disposiciones de algunos artículos de la Convención Americana de Derechos Humanos. “Es un paso importante para que el caso pueda resolverse. Creo firmemente que las libertades de pensamiento y de expresión deben tener las más amplias protecciones del Estado, y que, además, están por encima de la megalomanía de cualquier gobernante”, expresa tajante Alcívar al cierre de su columna.
Libres de opinar y de expresarse sobre lo que quieran y en el formato que desean, lo que realmente preocupa a la prensa “independiente de Ecuador”, en cuyos Consejos directivos hay intereses políticos, es que ya no pueden manipular a la opinión pública mediante información poco veraz y tergiversada, pues la Ley de Comunicación del Ecuador, si bien les garantiza su libertad de expresión y de opinión, les exige responsabilidad de las informaciones calumniosas e injuriosas, falsas o no contrastadas que publiquen, como sucede en todos los Estados democráticos del mundo; pues es deber y derecho de los informadores entregar información veraz, contrastada y objetiva a los ciudadanos, en quienes reside el derecho a acceder a una información transparente y verdadera.
La opinión desde luego es otra cosa y en Ecuador también hay plena libertad para hacerlo. Por eso Orlando Alcívar se permite no explicar a los lectores de su artículo porqué fue sancionado Emilio Palacio y los hermanos Pérez, directivos de diario El Universo.
El articulista omitió que Palacio calumnió al Presidente de la República en una editorial que publicó a propósito del intento de golpe de Estado del 30 de septiembre de 2010 en Ecuador, cuando el Presidente Rafael Correa estuvo retenido por la policía sublevada, en la que según afirmaciones de Palacio el Mandatario “habría ordenado abrir fuego contra un hospital lleno de civiles”. Brutal mentira que por supuesto jamás pudo probar y por ello cobardemente huyó del país.
Si de verdad el escenario de la libertad de expresión en Ecuador fuera tan oscuro como lo pintan, ¿cómo es posible que cada día salgan a la luz nuevas informaciones y opiniones contrarias al Gobierno? Hoy mismo ha salido un nuevo artículo criticando al Presidente Rafael Correa en diario El Universo, titulado “De tarjetas de crédito y milagros”. ¿Entonces porqué mientras unos periodistas mueren a boca jarro por intentar ejercer su derecho a informar y a expresarse, unos pocos viven quejándose en papel, en internet, en radio, en televisión sobre su “falta de libertad de expresión”, cuando el ejercicio de su derecho queda evidenciado todos los días en múltiples espacios de los medios de Ecuador?
Dr. Miguel Calahorrano Camino, Embajador del Ecuador ante El Reino de España
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