Actualmente en España, cada año se incorporan al mercado laboral más de 3.000 nuevos odontólogos, la tasa de estudiantes de odontología es mayor que en el resto de Europa.
Aquí no existen númerus clausus en la admisión de estudiantes como ocurre en Francia, Italia, el Reino Unido, Bélgica, Polonia o Portugal.
Según el Consejo General de Dentistas, en España hay más de 25.000 clínicas dentales, y son 34.500 los profesionales colegiados. La cifra recomendada por la OMS es de una clínica por cada 3.500 habitantes y en España dividimos entre 2 el público objetivo para cada clínica dental.
Ante estos datos sería posible pensar que los españoles estemos muy interesados en nuestra salud bucodental, más que la media europea, exactamente el doble de interesados. Pero la realidad es que al 40% de la población española (según un estudio de 2015 de Consejo general de Dentistas) le preocupa entre poco y nada su salud bucodental.
Estos datos nos colocan en un panorama empresarial en el que merece pararse a reflexionar algunas cuestiones: ¿Es una inversión de moda? La oferta supera la demanda, luego ¿Cuáles serán los límites entre salud y rentabilidad?, ¿Es un mercado inmaduro que deberá reinventarse en corto espacio de tiempo? o ¿El 60% de los potenciales consumidores de estos servicios deberán gastar grandes cifras para compensar la escasez de pacientes?
Ante este panorama la creación de un certificado, como el desarrollado por Compromiso Dental, que de manera independiente y con auditoría externa garantice unos criterios de calidad asistencial para que los pacientes puedan identificar los mejores profesionales sanitarios en el sector, es una necesidad. Este certificado de calidad se centra exclusivamente en la capacidad asistencial de la clínica, no en su organización, pues entendemos deben existir un organismo que vele por la seguridad de los pacientes, impidiendo que se conviertan exclusivamente en clientes, en un entorno dónde la supervivencia empresarial prima.
Los factores que mayor peso determinan la elección de clínica dental es la proximidad y el precio, siendo conscientes de que en España hay una clínica por cada 1.167 habitantes (dato facilitado por la OMS). Una de las grandes preocupaciones de las clínicas, es aplicar las técnicas de marketing empresarial para captar pacientes y para mostrar su calidad asistencial.
Es precisamente en este punto donde nos hemos sentido en la necesidad de crear un distintivo que ayude al profesional a identificarse como un buen odontólogo, diferenciándose de aquellos que no ofrecen la calidad esperada por los pacientes.
El certificado de Calidad CSD, ha construido un modelo para la evaluación de la calidad asistencial de las clínicas y por tanto un certificado que todo paciente puede buscar en las clínicas, para asegurarse de manera objetiva que esta clínica posee. Porque hay que conseguir que en cada centro odontológico se cuente con- Primero, un gestor licenciado en odontología o en medicina. Quienes dirigen la clínica con el propósito de cuidar la salud de sus pacientes por encima de los beneficios empresariales y económicos. Segundo, médicos, higienistas y
auxiliares altamente cualificados que invierten tiempo en su formación cada año. Tercero, contar con un equipo de profesionales especializados, bien en la misma clínica, o trabajan en red con otros centros, para garantizar intervenciones realizadas por profesionales especializados (odontopediatras, endodoncistas, implantólogos, ortodoncistas, cirujanos maxilofaciales...). Cuarto, comprometerse con la salud de sus pacientes, orientados a la prevención y evitando intervenciones innecesarias. Quinto, ofrece información clara sobre el diagnostico, duración tratamiento, pruebas e intervenciones necesarias, mantenimiento posterior y alternativas posibles. Sexto, poseer protocolos y procesos para garantizar un trabajo ordenado y de calidad que permite ser evaluado. Séptimo, tener equipos actualizados a nivel tecnológico, pues los tratamientos actuales requieren de una mayor innovación e inversión tecnológica. Sólo con un equipamiento de calidad y de tecnología avanzada es posible realizar tratamientos que incorporen las ventajas de los últimos avances en odontología y estética dental. Y octavo, usar materiales de calidad en los tratamientos (composites, implantes, biomateriales, prótesis…) provenientes de proveedores con experiencia, que ofrecen periodos de garantías y no de fabricantes sin control ni certificados de calidad.
Las clínicas que ponen en primer lugar la salud del paciente pueden diferenciarse mediante este certificado, haciendo visible su compromiso con la salud del paciente, no sólo con la estética o en el peor de los casos la cuenta de resultados de su clínica.
Para los pacientes hoy, se hace imprescindible en un entorno tan complejo el saber distinguir aquellos profesionales de la salud comprometidos con el paciente. Nuestro valor diferencial ha sido poner el foco en este la distinción. Y tratar de llevar la salud bucodental al lugar protagonista, aportando luz tanto a los profesionales como a los usuarios, creando una plataforma de encuentro entre buenos profesionales y pacientes. Es prioritario que los pacientes busquen y exijan el Certificado de calidad CSD y las clínicas apuesten por mostrar su buen-hacer, certificándose y ofreciendo la oportunidad a los pacientes de elegir su propuesta de calidad asistencial.