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José Luis Ruiz Palacios, vicepresidente de la Asociación Profesional de Asesores Fiscales Tributarios de Castilla - La Mancha.
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José Luis Ruiz Palacios, vicepresidente de la Asociación Profesional de Asesores Fiscales Tributarios de Castilla - La Mancha.

Entrevista a José Luis Ruiz Palacios, vicepresidente de la AFTCM

Por Joaquín Ríus
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joaquinriuseconomiadehoyes/11/11/25
economiadehoy.es
viernes 06 de abril de 2018, 08:41h
José Luis Ruiz Palacios es uno de los miembros más antiguos de la Asociación Profesional de Asesores Fiscales Tributarios de Castilla - La Mancha (AFTCM), de la que ha sido Secretario y en la que actualmente ostenta el cargo de Vicepresidente. También es miembro de la Asociación de Expertos Contables y Tributarios de España (AECE). Dirige la Asesoría Fiscal Tributaria Ruiz Ordóñez, con sede en Ciudad Real.

¿Por qué los asesores fiscales están cansados de trabajar para Hacienda?

Pues porque se lo damos todo hecho. Les mandamos los archivos conforme ellos nos indican. Preparan los programas según su criterio y no tienen en cuenta lo que nos interesa a los asesores fiscales, que gastamos dinero y tiempo en darles las cosas como quieren. Ellos se ahorran todo el trabajo. Nosotros no tenemos ninguna compensación.

¿El trabajo mecánico de enviar una declaración de renta o sociedades ahora es solamente del asesor? Qué pasa si se comete un error?

Sí, solamente del asesor. La culpa es del asesor, si se comete un error. A no ser que esté muy claro que se haya producido por falta de una información. Que no hayamos conseguido obtener toda la información del cliente. Porque del cliente nosotros nos fiamos y de sus datos de Hacienda también.

Si se demuestra que el error es nuestro, de los asesores, sufrimos sanciones y cargos por intereses. Para eso tenemos un seguro que no siempre sirve para mucho. Nosotros no trabajamos para grandes empresas. Trabajamos con gente normal y corriente con una facturación de más o menos 300 euros o de 150 por datos y, como mínimo, la franquicia del seguro que tenemos es de 500 euros. Por eso ya se sabe de quién sale el dinero. Si la sanción es de 300 euros, los 300 euros los tienes que pagar tú. Porque el seguro no te paga por la franquicia y no es que el seguro te sume todas las sanciones, es que Hacienda te sanciona por trimestre y por declaraciones y si son 4 trimestres son 1.200 euros. Es una franquicia por siniestro. Por eso lo que pagamos sale de nuestro bolsillo.

¿En qué se está confundiendo Hacienda? Con una relación más amigable con el contribuyente ¿recaudaría más o no?

No. La solución es practicar políticas más justas. Cuando veo que a alguien le cobran un 46% del tipo máximo, estoy de acuerdo. Pero que pague ese 46%. Que no trate de decir que tiene bonificaciones por empleo o por cualquier otra cosa. Usted paga el 46% de tipo máximo, que ya es mucho. No hace falta llegar a un 75% para que luego pague un 10%. ¿Para qué quiero elevarlo al 75%? ¿Para justificarme con el que paga el 20%? Que es el que en realidad paga. Y, además, el que tiene que pagar el 76%, dispone de una plantilla de abogados que al final consiguen que no pase nada.

¿Realmente las grandes fortunas evaden ilegalmente?

No, ilegalmente no. Se lo permite la Administración. España necesita ese capital. Un gran empresario no es un defraudador. Tenemos el caso de Amancio Ortega que ha aplicado lo que le conviene a él dentro de la más estricta legalidad. Si tiene que domiciliar alguna empresa en Irlanda para ahorrarse una cantidad importante de impuestos, pues se va a Irlanda. Pero una empresa pequeña no puede irse a Irlanda.

¿El sector de la asesoría fiscal está muy atomizado, hay demasiada competencia?

Lo que pasa es que todo el mundo dice que es asesor fiscal. Las titulaciones han desaparecido de los colegios. Nosotros, en la Asociación, no admitimos a cualquiera, pedimos una experiencia laboral en asesoría fiscal de años, de buena asesoría fiscal. Además de tener titulación, también pedimos algún máster o curso en asesoría fiscal. El problema es que, por ejemplo, un señor que sale de la banca puede poner un despacho administrativo y decir que es asesor fiscal.

Yo para tener una firma electrónica de cualquier cliente, le tengo que pedir su número de identificación y saco mi ticket desde el ordenador. Esa firma electrónica solo se puede pedir con la autorización del cliente. Al salir de Hacienda, me voy a mi despacho, bajo esa firma electrónica de ese cliente y se la envío a él. Pero yo me he quedado con una copia y puedo entrar y ver todos los datos de ese cliente. Y eso lo puede hacer cualquiera que quiera hacerlo y pueda convencer al cliente para que le dé sus datos y su autorización.

Antes existían los colegios, donde se daban las altas de licencia profesional y fiscal. Si no ibas con tu autorización del colegio o asociación, Hacienda no te admitía. Ahora llegas con tu firma electrónica autorizada a Hacienda, das de alta un 036 o un 799 y le pones que eres asesor fiscal y ya está, no hay ningún problema. Por eso ahora es muy difícil distinguir entre un buen asesor fiscal y uno que no lo es.

¿No han pensado ustedes que quizá agruparse en asesorías más grandes, con más empleados, evitaría este problema?

No creo que esa sea la solución. El servicio de un buen asesor fiscal debe ser muy personalizado en función de las necesidades del cliente. Una gran asesoría lleva a la masificación. Y, por otra parte, nuestra actividad tiene vaivenes. Ahora puedes llevar muchas contabilidades pero es posible que mañana ya no. Recordemos la crisis. Tener que despedir empleados cuando baja el trabajo es muy duro. Yo prefiero ser un asesor que pueda atender a mis clientes porque sé lo que necesitan y ellos confían en mí.

Hay algún sector en que el crecimiento se esta logrando de formas curiosas. Por ejemplo, algunos despachos de abogados casi esclavizan al nuevo que entra. Porque el que llega a un despacho de abogados se tiene que pagar sus autónomos, tiene que pagarse todo hasta que empiece a facturar. Y pueden ser 2 o 3 años. Se me cae la cara de vergüenza. Yo no hago contratos de formación ni de prácticas porque a mí si me viene alguien a formarse, tengo que formarlo yo y no tengo tiempo. Me gustaría pero no puedo hacerlo porque el tiempo es dinero. Y tampoco puedo poner a esa persona solo a archivar o a tomar notas porque ha venido para aprender. Yo necesito gente activa y que ya tenga experiencia. Estos jóvenes que salen de los despachos de abogados después de las prácticas salen sin tener idea de nada. Van a aprender y terminan sin tener formación alguna.

¿Hasta qué punto las nuevas tecnologías como, por ejemplo, la contabilidad en la nube está ahorrándoles personal?

Claro que se ahorra personal o más exactamente los empleados pueden ocupar su tiempo en tareas más importantes que la simple introducción de datos en un ordenador. De todas formas estas nuevas tecnologías aún tienen que demostrar su fiabilidad y seguridad, porque un fallo en esto de la tecnología lo puedes encontrar a final de año, cuando llega el cierre. Un fallo humano lo detectas en 2 meses. Las nuevas tecnologías cada vez se perfeccionan más y llegará, pronto, el día en que sean absolutamente seguras y confiables. Y nosotros también necesitamos tiempo para adaptarnos.

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