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La UE opta por la lectura menos ambiciosa del Acuerdo de París en el inicio de la hoja de ruta a 2030

lunes 07 de marzo de 2016, 18:49h
La UE opta por la lectura menos ambiciosa del Acuerdo de París en el inicio de la hoja de ruta a 2030
Ecologistas en Acción, que ya señaló con anterioridad la insuficiencia de este acuerdo, quiere subrayar la falta de ambición de los objetivos y medidas previstas por la Comisión Europea, que pretende dilatar la acción climática hasta 2023.
La publicación del informe de la Comisión Europea sobre el análisis de las implicaciones del acuerdo de París el pasado miércoles muestra como las instituciones europeas usan la interpretación más débil de este acuerdo. Para Ecologistas en Acción resulta indignante comprobar cómo la valoración de la Unión Europea de las conclusiones de la COP21 se queda muy lejos de estar a la altura del reto y sirve como excusa para posponer la revisión de los objetivos del insuficiente 40% de reducción de las emisiones en 2030 para más allá de 2020, desoyendo los informes científicos que señalan claramente que este camino nos situaría en una senda de mucho más de 2ºC de aumento de la temperatura.

Pero más allá de la preocupante inacción de una Unión Europea, resulta profundamente temeraria la interpretación que se hace en el documento de la lucha contra el cambio climático. Cada día se hace más evidente como las soluciones que se quieren impulsar buscan una clara mercantilización del clima, al basarse únicamente en medidas financieras y de mercado obviando la construcción de políticas eficaces.

En asuntos como “la transición del sistema energético de la Unión” se habla únicamente de un marco regulatorio común y de las inversiones necesarias, pero obvia completamente la necesidad de abandonar la quema de carbón, el cierre de centrales térmicas y nucleares, el autoconsumo y autosuficiencia renovables... Las medidas actuales se orientan más a seguir aumentando la producción energética que a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a través de un nuevo modelo energético que a su vez lleve aparejado una importante reducción del consumo.

El apartado más largo del informe es el relativo a los flujos financieros, donde se despliega una variedad de proyectos de inversión que suponen en muchos casos una huida hacia adelante en el modelo mercantilista que nos ha traído a la situación actual. Se sigue confiando en una imposible adaptación del sector fósil a través de falsas soluciones que seguirán incidiendo en la ruptura de los límites.

Completando el informe encontramos un pequeño apartado que aborda el precio del carbono y el fin de los subsidios fósiles, cuya decepcionante conclusión viene a expresar que por el momento no se hará nada en este sentido, a pesar de reconocer que el mayor obstáculo a las energías renovables es seguir usando combustibles fósiles.

Una vez más, las ausencias son relevantes. Cuestiones como la justicia climática, los refugiados climáticos, la crítica al modelo de crecimiento ilimitado o la urgencia de la toma de medidas se obvian en el informe presentado. Ecologistas en Acción considera que es necesario un giro completo de la política europea sobre cambio climático, donde se aborden medidas reales como la agroecología, el autoconsumo energético, la reducción del uso del automóvil, el cierre de instalaciones térmicas y nucleares, las cadenas de comercialización cortas y la justicia climática como ejes de la política europea, desterrando el discurso imperante de mercantilización y subvencionismo.

Resulta paradójico ver el “choque de trenes” que se produce entre las buenas intenciones de la política climática y la política económica. Mientras se siga negociando acuerdos internacionales como el TTIP, ofreciendo amparo a los contaminadores o permitiendo la importación sin unos mínimos estándares sociales y ambientales, difícilmente podremos llevar a cabo este cambio de sistema que es la única solución real al cambio climático.
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