Funcas ha revisado las previsiones económicas para 2016 y ha publicado las primeras correspondientes a 2017. Según la Fundación, el menor crecimiento de la economía mundial y la incertidumbre global que ha generado tensiones en los mercados en los dos primeros meses del año compensarán la caída del precio del petróleo, circunstancia que por sí sola podría haber conducido a una revisión al alza de las estimaciones.
En este contexto, al que se suma la incertidumbre política interna, la economía española crecerá este año un 2,7%, una décima menos de lo previsto anteriormente. Los factores negativos impactarán sobre todo en los tres primeros trimestres, en los que tendrá lugar una desaceleración del crecimiento tras haber registrado un incremento del 0,65% en el primero, según apuntan los datos disponibles hasta ahora. Aunque las tasas intertrimestrales se recuperarán en 2017 a medida que se supere la incertidumbre global, el crecimiento medio anual del PIB será del 2,3%, cuatro décimas inferior al de este año.
Previsiones económicas para España 2016-2017
Evolución reciente de la economía española
El PIB creció un 0,8% en el cuarto trimestre de 2015, la misma tasa que en el trimestre anterior. En términos anualizados, dicho crecimiento equivale a un 3,2% -en adelante es en estos términos como se expresarán las tasas de crecimiento intertrimestrales-. En comparación interanual el crecimiento fue del 3,5%. En el conjunto del año el PIB creció un 3,2% sobre el año anterior.
Todos los componentes de la demanda nacional ralentizaron su ascenso en el cuarto trimestre, dando lugar a una aportación al crecimiento trimestral de 2,3 puntos porcentuales -frente a 4,8 pp en el trimestre anterior-, mientras que la aportación del sector exterior fue positiva, ascendiendo a 0,9 pp, después de tres trimestres consecutivos en negativo, gracias a la acusada ralentización en el crecimiento de las importaciones. La contribución de la demanda nacional al crecimiento en el conjunto del año fue de 3,7 pp, y la del sector exterior fue de -0,5 pp.
El consumo privado desaceleró su crecimiento en el cuarto trimestre hasta una tasa del 3%. En el conjunto del año esta variable registró un avance del 3,2% sobre el año anterior. Este crecimiento se basó fundamentalmente en el del empleo y en los aumentos de renta real disponible generados por la bajada de los precios de la energía y los recortes fiscales.
El consumo de las AA.PP. se incrementó un 1,7% en el cuarto trimestre en términos reales, pero decreció un 3,9% a precios corrientes. No obstante, en el conjunto del año este componente de la demanda experimentó un crecimiento real del 2,7%, y un crecimiento nominal del 3,1%. El crecimiento real contrasta con la caída del 1% prevista en el cuadro macroeconómico que acompañó los Presupuestos Generales del Estado para 2015.
La inversión en bienes de equipo y otros productos distintos de la construcción moderó su avance trimestral hasta un 6,8%.Con este son ya 12 trimestres ininterrumpidos de tasas positivas, y a un ritmo medio, además, superior al de los años de expansión previos a la crisis. Pese a ello, su nivel aún se encuentra un 3% por debajo del máximo alcanzado en el segundo trimestre de 2008. El ascenso anual en 2015 fue del 7,5%. Detrás de estos crecimientos se encuentran la recuperación de la demanda, la mejora de las condiciones financieras y la necesidad de reponer y modernizar el equipo productivo tras los fuertes recortes de la tasa de inversión empresarial durante la crisis.
En cuanto a la inversión en construcción, su ascenso trimestral fue del 2,5%, con resultados positivos tanto en el componente de vivienda –que en 2015 registró el primer crecimiento anual desde 2007- como en el de otras construcciones.
En el cuarto trimestre se redujeron tanto las exportaciones como las importaciones de bienes, pero al mismo tiempo crecieron tanto las compras como las ventas de servicios. En el conjunto del año, las exportaciones totales aumentaron un 5,4% y las importaciones un 7,5% en términos reales, pero a precios corrientes avanzaron un 5,8% y un 5,9% respectivamente. Es decir, el crecimiento nominal de las importaciones fue inferior al crecimiento en volumen, lo que se explica por la caída de precios de los productos energéticos y de otras materias primas. En el conjunto del año, el saldo comercial total arrojó un superávit del 2,5% del PIB, igual al del año anterior, que resulta de un descenso del déficit energético por la caída del precio del petróleo, y de una reducción del superávit de bienes no energéticos.
Desde la perspectiva de la oferta, todos los sectores presentaron tasas de crecimiento positivas en el cuarto trimestre, si bien el único que registró una aceleración fue el de la construcción. En el conjunto del año, los avances también fueron generalizados, destacando el sector de la construcción, con una tasa del 5,2%, seguido de las manufacturas, cuyo crecimiento del 3,7% fue el mejor resultado alcanzado por este sector desde el año 2001.
El empleo (puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo) aumentó un 2,4% en el último trimestre, y un 3% en el conjunto del año, incremento que equivale a 487,7 miles de puestos.
En la industria manufacturera tuvo lugar una ligera disminución del empleo en el cuarto trimestre, pero después de haber crecido con intensidad sobre todo en la primera mitad del año, de modo que en el conjunto del ejercicio se registró un ascenso del 2,9%, el mejor resultado desde el año 2000. En cualquier caso, en el conjunto anual, el sector en el que más aumentó el empleo fue la construcción. En Administración Pública, sanidad y educación se registró un incremento del 2%.
La productividad del conjunto de la economía presentó en el cuarto trimestre una tasa de crecimiento positiva, al igual que en los trimestres anteriores, dando lugar a un aumento anual de la misma del 0,2% en 2015. También aumentó la productividad en el sector manufacturero en el conjunto del año, un 0,8% anual, si bien fue el menor ritmo de crecimiento desde el inicio de la crisis. La remuneración por asalariado creció un 0,5% en toda la economía en el conjunto de 2015, aunque en este aumento ha influido mucho la devolución de la paga extraordinaria a los funcionarios en el primer trimestre del año, y descendió un 0,1% en las manufacturas. Como consecuencia de todo ello, los costes laborales unitarios de toda la economía aumentaron ligeramente en 2015 por primera vez desde 2009, mientras que en la industria manufacturera los CLU siguieron reduciéndose.
Previsiones 2016-2017
El resultado del cuarto trimestre de 2015 fue el que se esperaba a la vista de los resultados de los indicadores relativos a dicho periodo, si bien fue superior al contemplado en las últimas previsiones. Los todavía escasos datos disponibles para el primer trimestre de 2016 apuntan a una ligera desaceleración del crecimiento, hasta el 0,7%, aunque este se situaría en línea con lo previsto.
Con respecto al resto del ejercicio, el precio del petróleo se ha reducido sensiblemente en comparación con el contemplado en el anterior escenario de previsiones, lo que conduciría por sí solo a una revisión al alza de las mismas. Pero hay otros elementos que van a actuar en sentido contrario. Concretamente, el menor crecimiento esperado para la economía mundial, tanto para las economías desarrolladas como para las emergentes, y el aumento de la incertidumbre derivada de esta y de otras circunstancias, que ha generado importantes tensiones en los mercados financieros internacionales en los dos primeros meses del año. El impacto de estos factores se sentirá fundamentalmente en los trimestres segundo y tercero del año actual, en los cuales tendrá lugar una acentuada desaceleración del crecimiento.
En consecuencia, la previsión de crecimiento del PIB en 2016 se ha recortado en una décima porcentual hasta el 2,7%. No se consideran en este escenario de previsiones las posibles consecuencias de la incertidumbre política interna, ya que estas pueden ser muy diferentes en función de cómo evolucione la situación en los próximos meses. En cualquier caso, esto supone un importante factor de riesgo que podría traducirse en un resultado económico inferior al esperado.
En 2017 se retornará a tasas intertrimestrales de crecimiento algo más elevadas (del orden del 0,6%) una vez superada la situación de incertidumbre global actual, pese a lo cual la tasa anual será inferior a la de este año, un 2,3%. El consumo privado acelerará su crecimiento en 2016 hasta el 3,3% como consecuencia del impulso procedente del descenso del precio del petróleo, la creación de empleo y la rebaja del IRPF. Dicho impulso se agotará en 2017 –año para el cual se contempla un ligero encarecimiento del crudo-, de modo que el crecimiento de esta variable en dicho año será del 2,6%. Con respecto al consumo público, dados los objetivos de reducción del déficit solo cabe prever una ralentización en ambos ejercicios con respecto al elevado ascenso registrado en 2015.
El crecimiento esperado para la inversión en maquinaria y bienes de equipo en
2016 se ha revisado a la baja, hasta el 5,1%, ya que este es, junto con las exportaciones, uno de los componentes de la demanda a través de los cuales se materializará el efecto sobre la economía española del menor crecimiento global y del aumento de las incertidumbres internacionales. En 2017 el crecimiento de este componente de la demanda también será más moderado, un 4%.
La previsión para la inversión en construcción en 2016 también se ha revisado a la baja, debido al crecimiento menor de lo esperado del componente residencial en el último trimestre de 2015. No obstante, se mantiene la valoración en cuanto a que dicho componente crecerá más que en 2015, mientras que la inversión en otras construcciones recortará significativamente su crecimiento por el final del efecto del ciclo electoral sobre la inversión pública, que es el factor que impulsó esta variable el pasado año. Para 2017 se espera que la construcción de vivienda siga ganado fuerza, mientras que el componente de otras construcciones continuará reduciendo su ritmo.
Las exportaciones se ralentizarán hasta un 3,8% en 2016, lo que supone un significativo recorte de la previsión, como resultado del mencionado deterioro de las condiciones económicas globales. Las importaciones también se han revisado a la baja hasta el 5,7%, debido al menor crecimiento esperado de la demanda final derivado del descenso de la inversión y de las exportaciones. En 2017 se incrementará algo el ritmo de crecimiento de ambas variables. En consecuencia, la aportación del sector exterior al crecimiento del PIB volverá a ser negativa tanto en 2016 como en 2017.
El empleo, medido en puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo, crecerá un 2,4% este año –sin cambios con respecto a la anterior previsión-, y un 2% el año próximo. En términos de ocupados según la EPA, la creación de empleo entre los dos ejercicios será de 794.000, y la tasa de paro se reducirá hasta el 19,9% de media anual en 2016 y hasta el 18,2% en 2017.
La productividad del conjunto de la economía crecerá los dos años a un ritmo semejante a los años anteriores, un 0,3%, lo que unido a un mayor crecimiento de las remuneraciones por asalariado, supondrá un ascenso de los costes laborales unitarios del 0,6%y del 1% en 2016 y 2017, respectivamente, en todo caso por debajo del aumento de los precios del PIB.
El superávit de la Balanza de Pagos por cuenta corriente aumentará en 2016 pese a la aportación negativa al crecimiento del sector exterior, gracias al menor precio del petróleo.
Con respecto a 2017, se parte de la hipótesis de que esta circunstancia no se repetirá, de modo que el superávit disminuirá como consecuencia del mayor crecimiento de las importaciones que de las exportaciones.
El déficit de las AA.PP. se reducirá hasta el 4% del PIB en 2016 como consecuencia exclusivamente del efecto favorable del ciclo, registrándose incluso un ligero deterioro en el saldo estructural. En 2017 el déficit será del 2,9% del PIB, debiéndose el descenso del mismo fundamentalmente a la reducción del déficit cíclico, y solo en una pequeña cuantía a una mejoría del déficit estructural.