A pesar de esta tendencia a la baja en las matriculaciones de diésel entre particulares, en las compañías de renting, aunque la diferencia ha disminuido, se siguen demandando principalmente vehículos diésel, ya que suponen más del 60% de sus nuevas incorporaciones en lo que va de año 2018.
Ante esta dicotomía en los datos, el sector observa con cierta preocupación, pero también con cautela, la incertidumbre de las últimas medidas políticas en contra del uso de este combustible, como las restricciones al tráfico o el más que probable impuesto al diésel recientemente anunciado. Por este motivo, las empresas de renting y gestión de flotas ya comienzan a tomar decisiones para minimizar los costes que podrían lastrar el valor residual de las flotas de vehículos de alquiler propulsados por un motor diésel.
No obstante, en relación a la eficiencia, es necesario analizar los usos del vehículo para conocer qué tipo de combustible se adapta más a las necesidades de los conductores. El diésel es, sin duda, el gran aliado en caso de circular con frecuencia por trayectos de gran kilometraje. Si, por otro lado, realizamos pocos kilómetros, la gasolina es una gran opción, puesto que el precio del vehículo se reduce considerablemente. Los híbridos y eléctricos son recomendados para trayectos interurbanos que cuenten con puntos de recarga frecuentes en el último caso. Por último, ganan adeptos poco a poco los vehículos GLP para todo tipo de recorridos, puesto que reducen de forma considerable tanto el consumo como la emisión de gases contaminantes.
Aunque lo más justo para el sector de la automoción es diferenciar las flotas por segmentos. No es lo mismo el renting de SUV que de furgonetas o de turismos. En este último caso, es indudable que la reputación del diésel está inclinando la balanza de la demanda de los conductores a favor del motor de gasolina e, incluso, a favor de los motores híbridos y eléctricos. Sin embargo, en el caso de las furgonetas y vehículos comerciales, por ejemplo, el diésel no tiene competencia.
En efecto, si algo han aprendido las compañías de renting y gestión de flotas en todos sus años de negocio es que el mundo de la automoción se mueve en muchas ocasiones por modas y, sobre todo, que el cliente de renting es, especialmente, racional y competitivo, y la relación gasto-eficiencia-consumo es siempre más favorable al diésel que a la gasolina.
Además, en este razonamiento pesa también la huella ecológica, ya que el diésel ya no es como antes y existen muchos tipo de gasoil, cada vez menos contaminantes para con el medio ambiente. Sea como fuere, la huella ecológica no solo se mide en emisiones NOx, sino también en CO2 y, en este sentido, los motores de gasolina contaminan más que los de gasoil. Por tanto, el problema real no reside tanto en si es diésel o gasolina como en el uso de energía fósil en general. Pero este es otro debate aún más amplio que exige políticas que impulsen más y mejores infraestructuras para los combustibles alternativos, para los coches que vienen.
Por eso, en el punto en el que nos encontramos y ante la alarma y la confusión creada en torno al diésel, desde el sector del renting apostamos por una política de transparencia que cumpla siempre con la normativa vigente, con el fin de que los clientes conozcan toda la información antes de adquirir los vehículos que mejor se ajusten a sus necesidades, siempre con el compromiso de favorecer la conducción eficiente y la movilidad sostenible entre los conductores.