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Guerra comercial

Keith Wade, Schroders
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¿Tendrán impacto en la economía global las conversaciones entre Trump y Xi?

OPINIÓN: Por Keith Wade, economista jefe de Schroders

lunes 14 de octubre de 2019, 18:33h
Acosados por la desaceleración económica de sus países y bajo presión para poner fin a una guerra comercial, Xi Jinping y Donald Trump llegaron a un compromiso para, al menos, evitar infligir más dolor por el momento. id:50834
El único problema es que ya hemos estado en esta situación antes. Exactamente la misma excusa se ofreció en diciembre de 2018 cuando las dos partes declararon una tregua, y aquí estamos de nuevo. No creemos que esta tregua sea más duradera, por lo que las recientes negociaciones ofrecen poco consuelo a los inversores.

En este punto el acuerdo es sólo verbal y los detalles son pocos; en algunos casos, debemos confiar en la palabra del presidente Trump con respecto a los compromisos chinos. Sin embargo, al igual que en diciembre del año pasado, EE.UU. ha acordado suspender una escalada de aranceles a cambio de las promesas de China de compra de productos agrícolas, medidas sobre propiedad intelectual, divisas y servicios financieros.

Lamentablemente, otra similitud con el año pasado es que no se habla de un mecanismo de aplicación. Dado que se trata de una cuestión a la que en última instancia se atribuye la ruptura de las conversaciones a principios de este año y el recrudecimiento de la guerra comercial en mayo, esto parece significativo.

Desde la perspectiva china, esto no ofrece el escenario ideal de reducción de aranceles, pero al menos no es un acuerdo costoso. El país necesita más suministros de alimentos, con la inflación de los precios de los alimentos en aumento, por lo que apenas es una concesión. Del mismo modo, la apertura financiera está en marcha, por lo que esto no es realmente una concesión. Aparte de eso, han comprado un par de meses, al menos de respiro, sin aumento de aranceles.

El mes de diciembre, cuando vence el próximo aumento de aranceles, puede ser un punto de inflexión. Sospechamos que los chinos también están atentos al calendario político de EE.UU. y calculando que a medida que el presidente Trump lucha contra un impeachment y por su reelección, su capacidad para librar una guerra comercial podría verse disminuida. Cada vez más desesperado, podría ceder ante demandas en torno a la transferencia forzada de tecnología y política industrial. Por supuesto, también podría atacar y tratar de contentar a sus bases con un nuevo ataque a un enemigo extranjero. Pero es mejor que esos aranceles se impongan con unos pocos meses de retraso que de forma inmediata.

Desde el punto de vista de EE.UU., esto parece menos sólido estratégicamente. Puede reducir marginalmente la presión para las empresas nacionales y los consumidores, pero recuerde que los aranceles existentes continúan establecidos. Tal vez se pueda hacer presentar como una victoria política en un momento de crecientes problemas para el presidente. De lo contrario, parece que reduce la influencia en un momento clave.

¿Cuáles serán las próximas fechas clave?

En cuanto a lo que viene después, hay dos fechas a tener en cuenta. La primera es la reunión de APEC (Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico) entre Trump y Xi, momento en el que este acuerdo debería estar escrito y finalizado, listo para su aprobación oficial. El segundo es la fecha límite del 15 de diciembre para los nuevos aranceles del 15% sobre alrededor de 160.000 millones de dólares de bienes chinos. Dada la tendencia de estas conversaciones a desmoronarse una vez que los compromisos deben ser asumidos por escrito, somos escépticos de que este acuerdo sobreviva hasta finales de año. En consecuencia, seguimos esperando una nueva escalada de la tensión antes de finales de año, aunque es posible que el plazo para la aplicación de los aranceles se aplace hasta el primer trimestre del año que viene.

¿Impactará en el crecimiento global?

El anuncio de un acuerdo comercial de primera fase entre EE.UU. y China debe ser visto como algo positivo, pero sólo puede tener un efecto limitado sobre el crecimiento mundial. Supondrá un impulso para los ganaderos y agricultores estadounidenses a medida que China compre más carne de cerdo y soja, pero por lo demás lo único que tenemos en este momento es un aplazamiento de la subida arancelaria del 25% al 30% propuesta para esta semana. EE.UU. todavía está planeando imponer un nuevo arancel del 15% para el 15 de diciembre. Esto también puede retrasarse en el foro APEC de los días 16 y 17 de noviembre que, sin duda, se anunciará como un gran avance.

Sin embargo, en lo que respecta a las empresas, la incertidumbre persistirá a medida que se mantengan los aranceles y la amenaza de nuevos aumentos se utilizará como instrumento de negociación para impulsar un acuerdo más importante en materia de propiedad intelectual. China puede decidir que ha cedido todo lo que puede y puede permitir que las conversaciones se estanquen a medida que se acercan las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Esto crearía un limbo para las empresas que influiría en el gasto de capital, ya que las compañías esperan una mayor claridad de la situación antes de asumir gastos importantes. Es probable que la guerra tecnológica continúe, ya que las preocupaciones de seguridad siguen siendo altas.

Mientras tanto, también podría abrirse un nuevo frente en los mercados de capitales, con EE.UU. reduciendo los flujos de capital con China a través de la restricción de las salidas a bolsas o de la inversión institucional en el extranjero. Este acuerdo de primera fase es un paso en la dirección correcta, pero se necesitarán muchos más para superar la guerra comercial.

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