Todo empieza con un buen briefing
Como en cualquier proceso de marketing, lo primero es plantearse la finalidad del proyecto. Para ello, lo mejor es hacer un briefing detallado, en el que nos plantearemos cuestiones como:
- ¿A quién nos dirigiremos? Debemos saber en qué países está nuestro público, a cuántos idiomas queremos traducir y si existen variantes lingüísticas.
- ¿Con qué estilo comunicativo? Tenemos que determinar si contamos con una identidad de marca previa y cómo la trasladaremos a la nueva lengua gracias al tono y a la brandvoice, o voz de marca.
- ¿Cuál es nuestro objetivo? ¿Es el mismo en nuestro país que en el nuevo? Hay productos que pueden no funcionar, o tener públicos distintos según el país.
- ¿Qué tipo de web tenemos? Qué tamaño tiene, el tipo de CMS, si también queremos posicionarnos en Google o no…
En qué CMS está mi web
El CMS que utilicemos condicionará en gran medida la parte técnica de nuestra traducción. No es lo mismo traducir una página creada en PrestaShop, que integra ya un apartado para traducciones en su backoffice, que en WordPress, donde necesitaremos un plugin como WPML.
Sea cual sea tu CMS, eso sí, ¡no te fíes de los traductores automáticos! La traducción automática está lejos de entender los aspectos culturales y giros lingüísticos de tu texto, y cometerás errores gravísimos, seguro.
¿Qué hacer cuando la web es muy grande?
Si tu web tiene mucho contenido, tal vez no puedas asumir el gasto que supone traducirla a varios idiomas en un mismo proyecto. De nuevo, no te plantees la traducción automática, más vale poco y bueno… Lo mejor, en estos casos, es planificarlo y hacerlo por fases.
Ten claro a qué países quieres acceder, y toma decisiones de traducción acordes con ello. Sino tienes muy claro a dónde quieres llegar, comienza por el inglés, pues es el idioma vehicular mundial. Si sabes que hay un mercado en el que vas a destacar, comienza por el idioma de ese nicho. ¡Quien no apuesta no gana! Pero ya se sabe que apostar por todo da más pérdidas que ganancias.
Qué es mejor, ¿una traducción o una transcreación?
La mayoría de la gente no sabe qué es la transcreación, pese a que cada vez está más asentada. La transcreación es una traducción creativa y destinada a conseguir un impacto en tu público. Por este motivo, se centra en trasladar el sentido párrafo a párrafo, no frase por frase, además de adaptarse a la realidad cultural del nuevo mercado.
También se utiliza cuando queremos posicionar nuestra web con contenido SEO, pues habrá que adaptar palabras clave que funcionen en el nuevo país.
Utiliza la transcreación siempre que des importancia a las cuestiones anteriores. Si tu webes sencilla y pone poca atención a las florituras lingüísticas, escoger una traducción será la opción más sabia.
No te olvides de la revisión de galeradas
Una vez que se ha llevado a cabo la traducción, muchas personas cometen el grave error de publicarla directamente, sin revisar el texto en el contexto de la página web.
Empresas como Ontranslation incluyen la revisión de galeradas gratuita como parte de la traducción web. Una vez subido el texto a tu web, y antes de hacerla pública, un equipo de traducción profesional revisará que el texto no desentone con la estructura gráfica de la web, o desaparezca tras ella.
Y realiza una prueba de usabilidad
Ve más allá a la hora de revisar la web y analiza la experiencia del usuario. Todo está en su sitio, sí, pero cabe preguntarse: ¿funciona?
En Internet la interacción marca la diferencia. Por eso es tan importante revisar el UX writing o microcopywriting: los pequeños textos que hay en nuestra web y que son decisivos en la interacción. Por ejemplo, el botón de suscripción a la newsletter, el botón de efectuar compra, los nombres de las pestañas…
Para traducir una web a otro idioma cuenta con profesionales
Traducir una web no es algo que se pueda hacer a la ligera. Es un trabajo que, para que dé frutos, debe tener en cuenta cada parte del proceso.
Cuenta con profesionales que tengan interiorizados estos aspectos y trabajen en equipo para cuidarlos. El lenguaje es la voz de tu negocio. ¡No hables mal de ti mismo en otros países!