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Previsiones 2020

Por Victoria Torre, Directora de Oferta Digital de Singular Bank
lunes 30 de diciembre de 2019, 10:27h
Si 2018 fue un año aciago para las inversiones, con un 88% de los activos dando rentabilidades negativas, 2019 no podría haber sido más diferente. id:53716
Ha sido un ejercicio de subidas, espectaculares en algunos casos, con varios índices de renta variable en máximos históricos, lo cual ha llevado a que se trate del mejor año desde 1990.

Por ello, la gran pregunta es qué podemos esperar en 2020 y la primera respuesta (salvo sorpresa de las gordas) es que debemos moderar las expectativas, ya que difícilmente se repetirán las rentabilidades de 2019.

En el año que está a punto de entrar estaremos de nuevo pendientes de diversos frentes:

  • Guerra comercial entre EEUU y China. Aunque Trump no solo ha arremetido contra el gigante asiático, lo cierto es que de todas sus batallas es la que más ha preocupado al mercado. El escenario parece un poco más benigno, ya que se ha firmado un acuerdo Fase 1, en la que ambas partes parecen estar dispuestas a entenderse, aunque tampoco hay que dar nada por cerrado.
  • Del mismo modo, la holgada victoria de Johnson en las elecciones han dado esperanzas para que el Brexit transcurra por cauces más moderados, lo cual evitaría una salida desordenada y abrupta de la Unión Europea, que era lo que le faltaba ya a Europa para rematar su delicada situación.
  • Las elecciones en EEUU son, sin un duda, otro foco de incertidumbre, aunque en este caso podemos mirarlo con ojos optimistas. Si Trump quiere llegar a la reelección con una economía en buen estado de salud, a buen seguro que hará todo lo que esté en su mano para cuidarla de cualquier resfriado. Y esto podría ser un soporte para los mercados.
  • Preocupan también, y mucho las tensiones sociales que se viven en muchos países, y que podría hacer saltar por los aires la estabilidad que necesitan los mercados para reestablecerse.
  • La política monetaria de los bancos centrales también será seguida de cerca. En EEUU no se esperan cambios en los tipos de interés (pero, ¡ojo!, que en 2019 se vaticinaban 2 subidas y hemos vivido finalmente 3 bajadas), mientras que en Europa preocupa pensar cómo se las arreglara el BCE y su recién llegada Lagarde si las cosas se ponen feas. Con toda la munición aparentemente gastada por Draghi, Lagarde tendrá que ser muy imaginativa o conseguir lo que no consiguió su antecesor: la implicación en la política fiscal de los estados miembros.
  • Hemos oído muchas veces en los últimos años “que viene la recesión, que viene la recesión”, lo que nos recuerda en cierto modo al cuento de Pedro y el lobo. Pero, ¿se hará realidad en 2020 y el lobo se comerá a las ovejas? Nadie tiene la bola de cristal pero, con los datos que tenemos hoy, parece complicado que ello ocurra, al menos en la primera parte del año. Nos encontramos a EEUU y a Alemania con unas tasas irrisorias de paro, y las previsiones es que haya crecimiento en todas las partes del mundo. Más moderado, sí, pero crecimiento a fin de cuentas. El de EEUU podría rondar el 1,6%, similar al de España, y el de Europa acomodarse más en el entorno del 1%. Los emergentes crecerían más de un 4% y el mundo, en su conjunto, cerca de un 3%. En este contexto, pues, resultaría una sorpresa encontrarnos con una recesión a la vuelta de la esquina.

Y en este contexto…¿en qué invertir?

La renta fija se encuentra en un momento complicado (este cuento nos suena de años anteriores, pero sigue siendo así). Los inversores más conservadores se chocan de frente con los bajos tipos de interés y algunas categorías de activos se encuentran claramente caras. En este contexto, recomendaríamos infraponderar la deuda gubernamental de la eurozona y sobreponderar la de EEUU, mientras que estaríamos positivos en crédito en las dos partes del mundo.

La renta fija emergente es la que, aparentemente, se encuentra más atractiva por valoración, a la vez que los fundamentales de algunos países se muestran sólidos, pero aun así ya sabemos que esta inversión no es apta para todos los corazones.

En renta variable, nos toca lidiar con las dudas. ¿EEUU o Europa? Aunque EEUU se encuentra más cara por valoración, la economía al otro lado del Atlántico parece más afianzada, por lo que sobreponderaríamos esa región, si bien siendo cuidadosos con los sectores que más han crecido este año. En el caso de Europa, se encuentra más barata y podríamos tenerla en cartera, siendo igualmente muy selectivos; en caso de que se despeguen las dudas sobre el Brexit, podríamos ver una recuperación en algunos sectores y regiones.

Nuestra cautela con la renta variable nos hace mirar con cariño a los valores más defensivos. Así, podríamos decantarnos por valores sólidos, con buen dividendo, visibilidad en sus resultados, ventajas competitivas o barreras de entrada en su sector… En definitiva, compañías que nos puedan ayudar a aguantar el tirón si finalmente el escenario se torna más gris de lo que inicialmente pensamos. Tengamos el paraguas a mano.

Con una perspectiva de más largo plazo, somos firmes convencidos de la posibilidad de encontrar valor en las megatendencias, que nos permiten invertir en los grandes cambios que van a marcar el futuro y que redefinirán los estilos de vida. Son la base de los nuevos motores de crecimiento económico que tienen su origen en cambios sociales, políticos, económicos y tecnológicos, con un impacto económico a largo plazo. Con ellas, podemos intentar esquivar el posible fin del ciclo económico, dado que invertimos en empresas que se benefician de un crecimiento secular y sostenible a largo plazo. Así, ideas como el envejecimiento de la población, el cuidado del medio ambiente o las inversiones en ciudades inteligentes, por poner algunos ejemplos, pueden ser excelentes diversificadores para nuestras carteras.

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