Las denuncias por ocupación ilegal de inmuebles ha aumentado un 50% en España en los últimos cinco años. id:69135
El fenómeno de la ocupación de viviendas, no solo por necesidad sino por interés, es una realidad de la que los propietarios inmobiliarios españoles tienen constancia. Existen pseudo negocios dedicados a ocupar pisos, cambiar las cerraduras y vender las llaves a familias que necesitan un techo pero no disponen de medios para procurárselo. Este tipo de ofertas son públicas y se pueden encontrar con facilidad en internet. El precio ronda los 400 euros. Ante esta situación, los propietarios de viviendas se ven indefensos y no saben cómo actuar.
En los últimos cinco años el número de denuncias presentadas en España por ocupación ilegal de inmuebles se ha incrementado cerca del 50% según los datos recogidos en el reciente informe ‘El acceso a la vivienda en España: ¿qué hacer con el problema de la ocupación?’ del think tank académico Europa Ciudadana. Casi la mitad del total de las denuncias interpuestas durante el primer semestre de 2020 se hicieron en Cataluña (3.611). Por provincias, Barcelona es la que más ocupaciones ilegales registra sumando 17.465 casos en los últimos seis años, lo que representa una tasa de denuncias de 66,90 por cada 10.000 viviendas, seguida de Tarragona (52,8), Gerona (49,19) y Sevilla (41,82).
Lo habitual cuando ocurren este tipo de incidencias es que el propietario no haya contemplado medidas de prevención y tampoco sepa cómo actuar una vez ocupada la vivienda, más allá de la presentación de la denuncia una vez conocidos los hechos. Aunque hoy en día existe la posibilidad de acudir a servicios privados especializados en la intermediación y desocupación de pisos ocupados ilegalmente, antes de verse en la situación de tener recurrir a ellos, “es conveniente establecer medidas preventivas y un protocolo de actuación”, recomienda el mentor de inversores especializado en inversión inmobiliaria Pau Antó.
“Los imprevistos son parte del negocio inmobiliario”, reconoce el inversor, y entre ellos se encuentra el problema de la ocupación, un fenómeno que “en los últimos meses y con la crisis derivada de la pandemia está ocurriendo con más frecuencia” según admite. A pesar de que la conducta de los okupas atenta contra el derecho de la propiedad, desalojarlos de una vivienda cuando ya se han instalado en ella no siempre resulta sencillo.
Si se trata de una vivienda habitual en la que el propietario está empadronado y reside, las autoridades actúan de acuerdo a la Ley desalojando la casa. Sin embargo, si la propiedad es una segunda vivienda, una herencia o una inversión, el proceso se complica. En opinión de Antó, en estos casos “la ley ampara más al okupa que al inversor inmobiliario como propietario de ese inmueble”.
Protocolo para evitar la ocupación de tu propiedad
“Ser ágil y acudir al inmueble lo antes posible es lo primero” incide el experto. Para ello, contar con lo que Antó denomina un ‘protocolo anti ocupación’ es fundamental, especialmente para los propietarios que viven lejos de las viviendas que podrían ser ocupadas. Las personas que tienen a su cargo inmuebles en herencia que deben gestionar o viviendas en alquiler “tienen que tener esto en cuenta porque les puede pasar, y más ahora, las empresas que se dedican a ello los tienen”, asegura el inversor.
- Alarma. El protocolo comenzaría por instalar una alarma que salte y avise cuando alguien pretende acceder a la propiedad. En este sentido, Antó recalca la importancia de entender bien quién estará al cargo de la alarma y recomienda optar por sistemas conectados directamente con la policía. A veces los okupas se marchan directamente en el momento que salta la alarma. En otras ocasiones destrozan las alarmas mojándolas con agua o rompiendo cables para que dejen de sonar y con suerte evitar que se presente la policía para quedarse en el piso.
- Personas de guardia. En segundo lugar es imprescindible contar con personas a las que avisar si la alarma emite un aviso. “Si vives en una ciudad y tu segunda residencia está en una localidad distinta, tú no eres la persona de guardia porque no puedes llegar a tiempo si entran en la casa. Actuar con rapidez y agilidad es clave”, explica el inversor. En este caso, el propietario debería contar con una persona de confianza, que podría ser un vecino, un amigo, una agencia inmobiliaria o un despacho.
El propio Antó admite que trata de tener disponibles hasta tres personas a las que recurrir automáticamente cuando suena la alarma y se activa el protocolo. “La primera persona es la que se tiene que hacer cargo de esta ocupación oficialmente, la que tiene que ir a salvar el piso de los okupas. Si esta persona por cualquier motivo no puede hacerlo, se pasa a la segunda persona, y si esta tampoco puede pasamos a la tercera”, relata. Es importante informar de todo el proceso y de los distintos escenarios que se pueden dar a las personas de contacto que deben actuar en el caso de que suene la alarma para que sepan cómo hacerlo exactamente.
“No tenemos ni idea de lo que nos vamos a encontrar allí” Pau Antó
- Llamar a la policía. Cuando suena la alarma de la vivienda, la persona designada debería acudir inmediatamente a la propiedad y llamar a la policía mientras va de camino. “No tenemos ni idea de lo que nos vamos encontrar allí. Puede ser una familia que por necesidad pretende ocupar la casa o puede ser una mafia”, concreta el especialista.
- Documentar los hechos. Una vez en el lugar, lo primero que habría que hacer es documentar el proceso de ocupación para disponer de material que se pueda presentar ante la autoridad competente, habitualmente la policía. Se trata generalmente de fotos y vídeos que prueban que se ha producido un acceso a la vivienda de forma ilegal, generalmente forzando o rompiendo puertas o ventanas.
- Acreditar la propiedad. Antó recomienda disponer siempre de los documentos que acrediten la propiedad del inmueble en formato digital y accesibles desde cualquier dispositivo. “Si la persona que acude es un amigo o alguien de confianza, puede presentar también un poder notarial o una autorización similar, la cuestión es facilitar el proceso para que la policía pueda actuar con rapidez”, añade.
6. Presentar una denuncia. Puede ocurrir que los
okupas se marchen y “
muchas personas creen que en ese momento acaba todo, pero realmente no es así”, advierte Antó. Entonces llega el momento de presentar una denuncia formal para dar fe de lo que ha ocurrido presentando las pruebas de la alarma, los vídeos y fotos que se hayan podido realizar, además del acta de la policía si se dispone de ella. De esta manera “
hacemos constar oficialmente que ha habido un intento de ocupación en una fecha y hora concretas, incluyendo los destrozos ocasionados, como suelen ser roturas de ventanas, persianas y puertas. Esto es importante ya que las personas que lo han hecho pueden volver a intentar hacer la ocupación al cabo de unas horas o días”.