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El economista Clemente Polo apunta a un escaso impacto del Next Generation UE en la recuperación económica

Clemente Polo, catedrático emérito de Economía de la Universitat Abat Oliba CEU.
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Clemente Polo, catedrático emérito de Economía de la Universitat Abat Oliba CEU.
jueves 30 de septiembre de 2021, 05:01h
Es un programa de “transición ecológica y digital” y no de recuperación, como sí lo han sido las ayudas directas a empresas y ciudadanos que puso en marcha Estados Unidos, ha observado durante su intervención en la inauguración del curso académico en la Universitat Abat Oliba CEU. id:76320
La cantidad percibida hasta la fecha a través de los Next Generation UE es demasiado “modesta” como para pensar que pueda contribuir significativamente a la salida de la recesión económica. Basta con comparar los 9.000 millones de euros percibidos hasta la fecha por España a través de esta vía con la pérdida de 134.933 millones de PIB.

Y Europa también pierde en la comparación cuando se mide con los planes implementados por los Estados Unidos. No tanto por la cantidad cuanto por el objetivo: en Estados Unidos, se aplicaron ayudas directas a empresas y desempleados “con la vista puesta en el futuro para consolidar el proceso de recuperación en los próximos años”; en la UE, por el contrario, los fondos Next Generation EU no buscan sacar a las economías de la recesión, “sino impulsar el proceso de transición ecológica y digital”.

Esta ha sido una de las reflexiones que ha dejado el catedrático emérito de Economía de la Universitat Abat Oliba CEU, Clemente Polo, durante el acto de inauguración del curso académico en esta universidad barcelonesa.

Polo, que ha impartido la lección magistral COVID-19: algunas lecciones para el futuro, se ha referido a la crudeza de la crisis generada por la pandemia, tanto en vidas humanas como en términos productivos. “Son 711.351 años perdidos”, ha dicho en referencia al exceso de mortalidad provocado por la pandemia. Y en términos de PIB, la caída ha sido del 10,8%.

Pérdidas evitables

Tanto el impacto sanitario y en vidas humanas como el económico podría haber sido sustancialmente menor si el gobierno hubiera aplicado las medidas restrictivas que la OMS llevaba recomendando semanas antes de que se aprobara el estado de alarma, considera Polo. Así, “la gestión de la primera oleada y de la subsiguiente desescalada por parte del gobierno son las causas principales de que la recesión se prolongara después de levantarse el estado de alarma a finales de mayo, desvaneciéndose las esperanzas de que la recesión epidémica fuera en forma de V”.

El ejemplo chino así lo demuestra, al parecer de este economista: “podemos afirmar que las expeditivas medidas adoptadas por el gobierno chino permitieron minimizar el número de casos, así como el coste en vidas humanas, y la intensidad y duración de la recesión epidémica”.

Propuesta de arancel

En sus conclusiones finales, Polo ha lanzado una propuesta que excede el contexto propio de la pandemia y se remite a la “división internacional del trabajo”. Se trataría de un arancel a los productos de países cuya producción es más barata por no tener que cumplir los “estándares sanitarios y medioambientales” que sí están vigentes en las economías occidentales. La cuantía del arancel debería equivaler “a los costes impuestos a las empresas locales por estas regulaciones más estrictas”.

El propósito de la universidad

La lección magistral de Polo ha sido el punto central del solemne acto de inauguración del curso 2021-22 en la Universitat Abat Oliba CEU. En el acto, se ha procedido a la lectura de la memoria del curso anterior y ha intervenido la consejera de Investigación y Universidades de la Generalitat de Cataluña, Gemma Geis, que, en el contexto de las invocaciones de Polo a preparar políticas de salud pública eficaces, “se ha de reivindicar la investigación, para estar mejor preparados frente a posibles crisis en el futuro”.

Ha clausurado el acto el gran canciller de la Universitat Abat Oliba CEU y presidente del CEU, Alfonso Bullón de Mendoza. “La universidad debe ser una gran aventura intelectual” y su misión es “la búsqueda de la verdad mediante la investigación, conservación y comunicación del saber para el bien de la sociedad”. En este sentido, una universidad católica debe tener la “valentía” de formular “verdades incómodas” si fuera necesario, ha reflexionado.

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