En los últimos tiempos, los inversores -como los fondos soberanos los fondos de pensiones y las gestoras de fondos de inversión- han aumentado su interés por invertir en la financiación de nuevas empresas en su fase inicial: ya sea con capital privado o con capital riesgo. A menudo, se han sumergido en esta clase de activos invirtiendo en fondos o co-invirtiendo con gestores establecidos. Según algunas fuentes, el número de operaciones de capital riesgo en fase inicial realizadas solo por los fondos ha pasado de 138 en 2016 a 193 en 2020.
Sin embargo, los inversores siguen dejando sobre la mesa importantes oportunidades de creación de valor, especialmente dada su posición estratégica en los ecosistemas financieros nacionales de sus países de origen. Sus equipos de inversión ven constantemente oportunidades de inversión disruptivas y conocen ideas interesantes de startups.
Pero no han sido capaces de traducir estas oportunidades en empresas reales. Algunas de estas startups podrían convertirse en unicornios -empresas con valoraciones rápidas de 1.000 millones de euros o más-. Otras podrían fusionarse con empresas que ya forman parte de la cartera de inversiones, proporcionando una serie de beneficios a esa cartera y, potencialmente, al grupo más amplio de empresas con las que el fondo hace negocios o invierte.
El papel que puede desempeñar una gestora de inversión es el de salvar esa brecha. Es una unidad formada por profesionales multidisciplinares cuya misión es desarrollar nuevos conceptos empresariales y lanzar nuevas empresas o productos y ayudarles a tener éxito.
En este momento histórico, en medio de una pandemia y, ahora, con la guerra de Ucrania, es el momento adecuado para los fondos de inversión. Otras formas de inversión están mostrando rendimientos decrecientes y una competencia creciente. Aunque la pandemia ha reducido la demanda de algunos productos y servicios de las empresas emergentes, ha aumentado la demanda de otros. También ha mostrado a las empresas cómo racionalizar la burocracia de la gestión y los costes de las tecnologías de la información de forma que se beneficien las startups digitales y tecnológicas. Este modelo de inversión, que asume que la orientación de la gestión es importante, está en línea con todas estas tendencias. Esto lo hace relevante para los fondos y los fondos de pensiones que busquen oportunidades tras la crisis para construir una cartera al estilo de las acciones privadas.
Una oportunidad para la inversión de alto impacto
Para los inversores con un horizonte temporal más largo y con las habilidades necesarias para el desarrollo de negocios digitales -o la voluntad de asociarse con organizaciones que las tienen- las gestoras de fondos de inversión aportan importantes beneficios financieros y no financieros. También ofrecen a los gestores de fondos una forma de ensuciarse las manos, arremangarse y cosechar las recompensas intangibles de la tutoría y el aprendizaje de personas de gran potencial.
Hasta la fecha, la mayoría de los fondos de inversión han sido dirigidos por empresas privadas. Por lo general, la organización adopta la forma de un fondo subsidiario dentro de su empresa matriz. Esto le da un carácter independiente y permite un verdadero ambiente de startup. La filial gestiona una cartera de diez o más inversiones en fase inicial, añadiendo un puñado de nuevas iniciativas de construcción de empresas cada año. El fondo es el principal inversor en cada empresa y mantiene una estrecha relación de trabajo, a menudo nombrando o supervisando a algunos de los principales ejecutivos.
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